La creciente población diabética en todo el mundo impone una carga considerable sobre la vida y el desarrollo socioeconómico. Dado el estrecho vínculo entre la disrupción circadiana y la perturbación metabólica, se ha identificado que muchos factores de riesgo, incluido el error de tiempo de las comidas, el trabajo por turnos, la sobrecarga de energía y el consumo de grasas por la noche, aumentan el riesgo de diabetes mellitus tipo 2 (T2DM)
Esto justifica la investigación científica para encontrar enfoques potenciales basados en la cronobiología para la prevención y el manejo de la T2DM; la intervención dietética sería la piedra angular en este campo.
Estudios previos han encontrado que la alimentación restringida en el tiempo, la alimentación intermitente y los patrones dietéticos óptimos en la cena fueron efectivos para controlar el metabolismo de la glucosa y la fluctuación al regular la función del sistema circadiano. Sin embargo, las grandes investigaciones prospectivas de la población fueron limitadas, y fue difícil aclarar hasta qué punto los componentes dietéticos distribuidos en cada comida afectan la incidencia de T2DM.
La epidemiología nutricional sugirió constantemente centrarse en la calidad y cantidad de ácidos grasos dietéticos (AF,según sus siglas en inglés) para la salud metabólica y la prevención de T2DM. En investigaciones previas, el consumo de FA poliinsaturadas (PUFA) marinas n-3 elevó el riesgo de T2DM de una manera dependiente de la dosis, mientras que la ingesta de FA monoinsaturadas (MUFA) no mostró una asociación significativa. Sin embargo, algunos estudios mostraron resultados diferentes. En uno de los mismos se encontró que la sustitución a corto plazo de la grasa saturada por grasa insaturada no afecta significativamente la sensibilidad a la insulina o la función de células.
Los patrones de alimentación temporal y los nutrientes, también conocidos como crononutrición, aportan una nueva visión del efecto de la ingesta de alimentos dietéticos cronometrados en la sincronización del ritmo circadiano involucrada en el mantenimiento de la homeostasis metabólica. La investigación sobre crononutrición ha sugerido que la hora del día es indicativa de tener una influencia en la respuesta de glucosa postprandial a una comida, que, por lo tanto, tiene un efecto importante en la diabetes tipo 2. Este campo emergente destaca que ciertos componentes de los alimentos deben estar alineados con los períodos del día de acuerdo con el sistema circadiano interno para optimizar los beneficios para la salud de los nutrientes.
Para comprender mejor los efectos de los diferentes subtipos de consumo de ácidos grasos en el desarrollo de T2DM, el objetivo de una nueva investigación fue evaluar las diferencias en el consumo de ácidos grasos en la dieta entre la cena y el desayuno y su asociación con el riesgo de T2DM y también comparar las diferencias con el almuerzo, utilizando datos de 14.518 participantes de la Encuesta de Salud y Nutrición de China (CHNS).
Los hallazgos indicaron que un riesgo reducido de diabetes mellitus tipo 2 (T2DM) relacionado con una mayor ingesta de PUFA n-3 y P-MUFA en la cena en lugar del desayuno, similar a los resultados de sustitución, que llenaron el vacío en crononutrición para la prevención de T2DM.
“Los macronutrientes son reguladores clave de los relojes periféricos y podrían coordinar o desincronizar los relojes circadianos internos. Por lo tanto, los ácidos grasos dietéticos pueden afectar directamente tanto a los relojes circadianos del hipotálamo como a los tejidos periféricos a través de la barrera hematoencefálica para estimular las señales de detección de ácidos grasos y los relojes moleculares”, explican los autores.
Anteriormente en un estudio de su autoría, los investigadores hallaron que la ingesta de MUFA de fuentes basadas en plantas, en lugar de de origen animal, podría aumentar en gran medida el riesgo de T2DM en China. Consistentemente, también indicó que la ingesta de MUFA de fuentes vegetales, pero no animales, se asoció con una menor mortalidad total.
Asimismo, el nuevo trabajo menciona que el DHA tiene un efecto protector significativo en el mecanismo de control del ritmo circadiano. “En presencia de DHA, el efecto destructivo del palmitato en la expresión del gen BMAL1 se reduce, lo que indica que el DHA tiene un efecto protector en el sistema rítmico”, justifican.
También se informó que el aceite de pescado, rico en PUFA n-3, tenía un efecto de cambio de fase en el reloj hepático. Además, agregan que el aceite de pescado puede aumentar la concentración de glucosa al secretar GLP-1 a través del receptor GPR120 en el intestino grueso y establecer el mecanismo de sincronización del reloj biológico al mejorar la secreción de insulina, lo que sugiere que “los alimentos que contienen aceite de pescado o DHA/EPA son ideales para ajustar el reloj periférico”.
En resumen, los efectos protectores optimizados de los PUFA dietéticos n-3 y los MUFA de origen vegetal sobre el riesgo de T2DM se encontraron al aumentar el consumo en la cena frente al desayuno, lo que sugiere una mayor atención al tiempo de ingesta de grasa.
“Con la creciente población de T2DM y el papel de los relojes circadianos, se justifica una investigación nutricional más precisa para avanzar de una manera dependiente del tiempo”, declaran los expertos al finalizar el estudio.