AxSí denuncia que haya colegios San Fernando pendientes aún del mantenimiento de las zonas verdes - San Fernando - Noticias, última hora, vídeos y fotos de San Fernando Ver
Incluir frutos secos de manera regular sería una estrategia eficaz para modular la inflamación y reducir el riesgo de enfermedades metabólicas

Incluir frutos secos de manera regular sería una estrategia eficaz para modular la inflamación y reducir el riesgo de enfermedades metabólicas

El consumo de frutos secos, como almendras y nueces, se ha asociado con efectos antiinflamatorios en particular a través de la modulación de la expresión de citocinas e interleucinas implicadas en el proceso inflamatorio
Frutos secos
Los frutos secos presentan una gran cantidad de compuestos químicos beneficiosos.

La obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial y se ha convertido en una epidemia mundial con consecuencias devastadoras para la salud. Más de mil millones de personas en el mundo son obesas, y esta cifra sigue aumentando: 650 millones de adultos, 340 millones de adolescentes y 39 millones de niños.  

 

La Organización Mundial de la Salud define la obesidad como el exceso de grasa corporal (índice de masa corporal superior a 30 kg/m 2), en una cantidad que causa daño a la salud, incluyendo condiciones no transmisibles a largo plazo como resistencia a la insulina, presión arterial alta y trastornos metabólicos como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, condiciones inflamatorias persistentes como artritis reumatoide, psoriasis o esclerosis múltiple, así como diferentes formas de cáncer.  

 

Entre los factores que contribuyen al desarrollo de la obesidad, particularmente en individuos con una dieta alta en lípidos y azúcar y un estilo de vida sedentario, están los factores ambientales, así como la influencia de factores genéticos y epigenéticos.  

 

El tejido adiposo cumple funciones más allá de la reserva energética  

 

El tejido adiposo, anteriormente considerado un tejido de almacenamiento de grasa, actualmente se considera un órgano endocrino dinámico que secreta moléculas metabólicamente activas, como las adipocinas. Este tejido se puede dividir en tejido adiposo blanco (TAB), presente en mayor cantidad en el cuerpo, cuya función primaria es el almacenamiento de energía, y tejido adiposo marrón (TAM), responsable de la termogénesis, principalmente en los recién nacidos.  

 

La ingesta calórica excesiva que resulta en un desequilibrio energético y la acumulación de tejido adiposo causa hipertrofia e hiperplasia de los adipocitos en individuos con obesidad, lo que lleva a cambios metabólicos y la aparición de un estado inflamatorio crónico de bajo grado. La inflamación metabólica, también conocida como metainflamación, es una respuesta a la obesidad caracterizada por una reacción crónica, sistémica y de baja intensidad asociada con vías de señalización intracelular que desencadenan la infiltración de macrófagos, la activación de células endoteliales, la presencia de adipocitos hiperplásicos e hipertróficos y estrés oxidativo.  

 

En esta condición, las personas obesas presentan un aumento en biomarcadores proinflamatorios como la proteína C reactiva (PCR), la proteína quimiotáctica de monocitos (MCP-1), el inhibidor del activador del plasminógeno-1 (PAI-1), la molécula soluble de adhesión intercelular (sICAM)-1, la interleucina 1 (IL-1β), el factor de necrosis tumoral (TNF-α), la interleucina 6 (IL-6) y la leptina. Por otro lado, las adipocinas con acción antiinflamatoria, como la adiponectina y la interleucina 10 (IL-10), se encuentran en concentraciones reducidas.  

 

Las semillas oleaginosas, también conocidas como frutos secos, incluyen almendras, nueces de Brasil, anacardos, avellanas, macadamias, nueces, piñones y pistachos, entre otros, y son ejemplos de alimentos considerados por la literatura como potencialmente funcionales porque contienen composiciones químicas únicas que incluyen compuestos como proteínas, fibra dietética, ácidos grasos, esteroles vegetales, vitaminas como folato y tocoferoles, así como polifenoles, especialmente procianidinas poliméricas. La mayoría de estos compuestos apoyan la salud general.  

 

Teniendo en cuenta la gran cantidad de compuestos químicos beneficiosos, el objetivo de un nuevo estudio fue realizar una revisión crítica del impacto del consumo de frutos secos, como nueces, castañas y almendras, en la producción de adipocinas asociadas con la obesidad y el sobrepeso. Para ello, se realizó una búsqueda exhaustiva que resulto en la inclusión de 12 artículos.  

 

El efecto sobre la interleucina 6  

 

Gran parte de los estudios que midieron IL-6 tras el consumo de frutos secos demostraron una disminución en la concentración de esta adipocina. Específicamente, la ingestión de 56 gramos de almendras demostró una disminución en la concentración de IL-6. “En los dos estudios donde no hubo cambios en la concentración de esta adipocina, la administración de almendras se realizó en una cantidad menor que en los otros (42 g) o durante un período más corto (8 semanas)”, mencionan los autores.     

 

 

A diferencia de este patrón demostrado con la ingesta de almendras, para la ingesta de nueces solo se encontró una disminución en la concentración de adipocinas cuando se administraron 40 gramos durante 4 semanas. Por su parte, la ingesta de frutos secos mixtos disminuyó la concentración de IL-6 cuando se ingirieron durante 8, 12 semanas o un año (30–60 g), pero no cuando se administraron solo durante 6 semanas (30 g).  

 

“El consumo de frutos secos, especialmente almendras, parece contribuir a la reducción de los niveles de IL-6 y, en consecuencia, a la reducción de la inflamación. Esto puede deberse a que estos alimentos son ricos en compuestos bioactivos, como ácidos grasos insaturados, polifenoles y fitoesteroles, que poseen propiedades antiinflamatorias”, sugieren los expertos.  

 

Por lo tanto, afirman que “la inclusión regular de almendras en la dieta puede ser una estrategia nutricional beneficiosa para modular los niveles de IL-6, reduciendo así la inflamación y sus efectos perjudiciales sobre la salud metabólica”.  

 

¿Como se vieron afectados los valores de Proteína C Reactiva? 

 

Se observó una reducción de la PCR en un estudio con ingesta de almendras y otro con frutos secos mixtos, mientras que no se observaron cambios significativos en otros estudios con almendras, nueces y frutos secos mixtos.  

 

Según el nuevo trabajo, varios mecanismos pueden contribuir a los efectos del consumo de almendras en los niveles de PCR e IL-6. “Las almendras son una fuente de magnesio, que se ha asociado inversamente con la PCR en grandes estudios de cohorte”, señalan. Además, agregan que “las almendras contienen cantidades considerables de ácidos grasos omega-3 y arginina, ambos relacionados con marcadores inflamatorios más bajos, incluidas las concentraciones de PCR”.  

 

A pesar de estos mecanismos propuestos, advierten que es importante interpretar los hallazgos con cautela ya que el único estudio que reportó una reducción significativa de la PCR con el consumo de almendras tuvo un tamaño de muestra mucho menor (N = 20) en comparación con otros estudios que no mostraron ningún efecto.  

 

El efecto sobre el factor de necrosis tumoral alfa 

 

En un estudio, se observó una reducción del 15,7 % en los niveles de TNF-α en la dieta de almendras, en comparación con la dieta control, tras una ingesta diaria de 56 gramos al día y una reducción del 14 % tras 30 gramos al día de frutos secos, ambos con más de 3 meses de diferencia entre los tipos de dieta. Por otro lado, no se encontró asociación entre la ingesta de almendras, al utilizar un tiempo de ingesta más corto (8 semanas), nueces y frutos secos, y los niveles plasmáticos de TNF-α. 

 

La reducción en los niveles de TNF-α observada se puede atribuir a la presencia de carotenoides en estos frutos secos. “Estos compuestos poseen propiedades antiinflamatorias, reduciendo el estrés oxidativo e inhibiendo la activación de NF-κB, lo que a su vez conduce a una disminución en la producción de citocinas inflamatorias”, justifican los investigadores.  

 

“Con base en nuestro conocimiento actual, consideramos que una buena estrategia es incluir al menos 30 gramos de frutos secos mixtos en la dieta de las personas con sobrepeso y obesidad, junto con una modificación dietética y una reducción del sedentarismo mediante la práctica de actividad física, como se recomienda en la dieta mediterránea”, recomiendan.  

 

En resumen, el consumo de frutos secos, como almendras y nueces, se ha asociado con efectos antiinflamatorios en algunos estudios, en particular a través de la modulación de la expresión de citocinas e interleucinas implicadas en el proceso inflamatorio. Sin embargo, estos efectos no se observan de forma consistente en todos los estudios y pueden depender de factores como el tipo de fruto seco, la dosis, la duración de la intervención, el estado inflamatorio basal de los participantes, el sexo y la composición corporal.  

 

Por lo tanto, concluyen que “la inclusión regular de frutos secos en la dieta puede representar una estrategia nutricional eficaz para modular la inflamación y reducir el riesgo de enfermedades metabólicas”.  

   Un estudio desmiente el mito acerca de que los aceites de semillas resultan inflamatorios
   Demuestran la formación de metabolitos con potencial carcinogénico en alimentos fritos
   "Las personas con dolor musculoesquelético crónico podrían beneficiarse de moderar su consumo de cafeína"

Archivo