Por primera vez, se ha demostrado que la microbiota intestinal desempeña un papel fundamental en el riesgo de trastornos alimentarios derivados de las dietas “yo-yo”. Los resultados del nuevo estudio francés se publicaron en Advanced Science.
Se estima que el 42% de los adultos en los países occidentales han probado dietas bajas en calorías para intentar bajar de peso. Las dietas repetidas, en las que una persona alterna entre restringir y aumentar su consumo de calorías, pueden tener un “efecto yo-yo", ya que la persona gana más peso del que perdió inicialmente. Este patrón de restricción desregula la conducta alimentaria, lo que provoca problemas como los atracones, en los que una persona consume compulsivamente una gran cantidad de comida en poco tiempo.
Teniendo en cuenta esto, un equipo de investigadores ha estudiado la microbiota para comprender su implicación en la desregulación del comportamiento alimentario.
Basándose en un estudio en ratones, el equipo demostró que alternar entre una dieta estándar y otra rica en grasas y azúcares hacía que el peso de los animales fluctuara y los condujera a atracones de alimentos grasos y azucarados.
El análisis de muestras fecales mostró cambios en la microbiota de los ratones con atracones. Los expertos transfirieron esta microbiota alterada a ratones sanos. Estos ratones también desarrollaron el mismo comportamiento alimentario compulsivo hacia los alimentos ricos en grasas y azúcares, lo que demuestra “el papel de la microbiota intestinal en la desregulación de la conducta alimentaria”.
Los cambios fueron visibles incluso en el cerebro de los animales, con una mayor expresión de los genes relacionados con el sistema de recompensa, un área del cerebro involucrada en el gusto por la comida. Se identificaron cambios a nivel celular en el tronco encefálico, donde se integra la información del intestino.
Estos hallazgos confirman los efectos potencialmente perjudiciales para la salud de las dietas repetidas y subrayan la necesidad de considerar la microbiota intestinal cuando los pacientes buscan apoyo médico para bajar de peso.
Para confirmar las posibles aplicaciones de estos resultados iniciales, serán necesarios estudios complementarios en humanos, como encuestas y análisis de la microbiota en personas que hayan experimentado este tipo de “efectos yo-yo".