La nueva tendencia de TikTok conocida como “dietas de las princesas Disney” ha vuelto a poner de actualidad el peligro de las dietas milagro, esta vez con un agravante: su público objetivo son niños y adolescentes, un grupo especialmente vulnerable a los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
Frente a este panorama, el Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (CODINAN) advierte acera de los riesgos de este tipo de retos y recuerda que ninguna pauta extrema basada en la restricción calórica rápida está exenta de riesgos.
“La única vía segura para perder peso es la orientación personalizada de un profesional adecuado”, destacan los expertos.
Bajo la apariencia de un juego influenciado por personajes infantiles, cada jornada se dedica a una princesa Disney y se limita la alimentación a un único alimento o grupo de alimentos: solo manzanas rojas el “día de Blancanieves”, únicamente alimentos crudos el “día de Pocahontas” o té y agua el “día de Bella”, entre otros ejemplos.
La ingesta diaria oscila entre 300 y 600 kcal, muy por debajo de las 2 000 kcal recomendadas para la adolescencia. El desafío promete pérdidas de hasta diez kilos en dos semanas y se viraliza gracias a hashtags cifrados que esquivan la moderación de contenidos.
En cuanto a las consecuencias para la salud, los profesionales indican que las mismas pueden ser “inmediatas y graves”. Entre ellas identifican: mareos, fatiga, irritabilidad, alteraciones digestivas, caída del cabello, pérdida de masa muscular y desregulación hormonal. A medio y largo plazo, también pueden surgir problemas más serios como trastornos de conducta alimentaria, amenorrea, retraso en el crecimiento, afecciones neurocognitivas, baja autoestima, depresión y aislamiento.
La utilización de personajes infantiles normaliza la restricción severa y asocia delgadez con éxito o aceptación social. El formato lúdico “jugar a ser tu princesa favorita” disfraza la práctica extrema y reduce la percepción de riesgo entre los menores y su entorno familiar.
“Aunque algunos contenidos puedan parecer inofensivos o incluso divertidos, esta tendencia carece de base científica, y puede encubrir un grave peligro para la salud física y emocional de los más jóvenes. Se trata de otra manifestación del #SkinnyTok o cultura de hambre promovida en redes, que ha sido señalada por expertos por favorecer conductas extremas de adelgazamiento”, sugiere el ente profesional.
De hecho, el culto a la delgadez que subyace en estos retos se ha relacionado con un aumento del 40 % de los TCA en menores europeos desde la pandemia. En España, los ingresos por anorexia y bulimia crecen incluso en menores de 12 años. La combinación de presión estética, algoritmo de recomendación y dinámica de “reto” crea un terreno fértil para la aparición o cronificación de TCA.
En base a los hallazgos, el Colegio que reúne a profesionales de la nutrición realizo una serie de recomendaciones a tener en cuenta frente a esta situación.
En primer lugar, resaltan la importancia de rechazar cualquier reto o dieta que prometa resultados rápidos y sin base profesional. Además, sugieren que tanto padres, madres como docentes deberían vigilar el consumo de redes de los menores y fomentar el pensamiento crítico a través de contrastar fuentes y seguir solo cuentas verificadas de profesionales sanitarios.
Otro aspecto que comentan es que, ante signos de restricción alimentaria o preocupación excesiva por el peso se debe consultar cuanto antes a un dietista-nutricionista colegiado y a un profesional de salud mental.
De manera transversal a todas estas recomendaciones, los profesionales apuntan a que se debe denunciar este contenido peligroso en la plataforma para limitar su difusión y protege a otros usuarios.
“Las “dietas de las princesas Disney” no son un juego inocente: representan la enésima versión de las dietas milagro, esta vez dirigida a la infancia y adolescencia”, enfatizan. Es por todo esto que CODINAN exhorta a familias, educadores, creadores de contenido y medios de comunicación a frenar la propagación de estos bulos y a promover patrones alimentarios seguros, variados y basados en la evidencia científica.