“Es fácil decir: 'Deja de tomar refrescos light', pero cuando los pacientes reciben tratamiento contra el cáncer, ya tienen suficientes problemas, así que pedirles que modifiquen drásticamente su dieta podría no ser realista”
Un estudio descubrió que un sustituto común del azúcar altera la actividad cerebral relacionada con el hambre y aumenta el apetito, especialmente en personas con obesidad