¿Puede la memoria influir en qué y cuánto comemos? Un nuevo estudio, que vincula la memoria de los alimentos con comer en exceso, ha respondido a esta pregunta con un rotundo sí.
Dirigidos por el médico bioquímico Guillaume de Lartigue, un equipo de científicos ha identificado, por primera vez, el sistema de memoria cerebral específico de los alimentos y su papel directo en la sobrealimentación y la obesidad inducida por la dieta.
Más específicamente, este estudio describe una población específica de neuronas en el cerebro de los ratones que codifica recuerdos de azúcar y grasa, lo que afecta profundamente la ingesta de alimentos y el peso corporal.
"En el mundo actual, nos bombardean constantemente con anuncios y desencadenantes ambientales diseñados para recordarnos experiencias alimentarias placenteras", comenta el Dr. de Lartigue. “Lo sorprendente es que hemos identificado una población específica de neuronas en el hipocampo que no sólo forma estos recuerdos relacionados con los alimentos, sino que también impulsa nuestra conducta alimentaria. Esta conexión podría tener implicaciones significativas para el peso corporal y la salud metabólica”.
Estas neuronas codifican recuerdos de la ubicación espacial de los alimentos ricos en nutrientes, actuando como un "rastro de memoria", particularmente para el azúcar y la grasa. Silenciar estas neuronas afecta la capacidad de un animal para recordar recuerdos relacionados con el azúcar, reduce el consumo de azúcar y previene el aumento de peso, incluso cuando los animales están expuestos a dietas que contribuyen a un aumento de peso excesivo. Por el contrario, la reactivación de estas neuronas mejora la memoria de los alimentos, aumentando el consumo y demostrando cómo los recuerdos de los alimentos influyen en el comportamiento dietético.
Estos hallazgos introducen dos conceptos nuevos: primero, evidencia que hay neuronas específicas en el cerebro que almacenan recuerdos relacionados con los alimentos y, segundo, que estos recuerdos impactan directamente en la ingesta de alimentos. "Si bien no sorprende que recordemos experiencias alimentarias placenteras, durante mucho tiempo se asumió que estos recuerdos tenían poco o ningún impacto en el comportamiento alimentario", recalca el Dr. de Lartigue. "Lo más sorprendente es que la inhibición de estas neuronas previene el aumento de peso, incluso en respuesta a dietas ricas en grasas y azúcares".
A menudo se pasa por alto la memoria como un factor clave en la ingesta de alimentos, pero este estudio demuestra un vínculo directo entre la memoria y el metabolismo. Lo que diferencia este descubrimiento de otros estudios relacionados con la memoria son sus implicaciones para comprender la salud metabólica. La eliminación de las neuronas que responden al azúcar en el hipocampo de los animales no sólo altera la memoria, sino que también reduce la ingesta de azúcar y protege contra el aumento de peso, incluso cuando los animales están expuestos a dietas altas en azúcar. Esto pone de relieve un vínculo directo entre ciertos circuitos cerebrales implicados en la memoria y la salud metabólica, que se ha pasado por alto en gran medida en el campo de la investigación sobre la obesidad.
"Los sistemas de memoria en el hipocampo evolucionaron para ayudar a los animales a localizar y recordar fuentes de alimentos críticas para la supervivencia", observa Mingxin Yang, otro de los autores del estudio. "En los entornos modernos, donde la comida abunda y las señales están en todas partes, estos circuitos de memoria pueden impulsar a comer en exceso, lo que contribuye a la obesidad".
Otro descubrimiento clave es que los recuerdos relacionados con la comida son muy específicos. Las neuronas que responden al azúcar codifican e influyen sólo en los recuerdos y la ingesta relacionados con el azúcar, mientras que las neuronas que responden a las grasas sólo influyen en la ingesta de grasas. Estas neuronas no afectan a otros tipos de memoria, como la memoria espacial para tareas no relacionadas con la comida.
"La especificidad de estos circuitos es fascinante", afirma de Lartigue. "Subraya cuán finamente está el cerebro para vincular los alimentos con el comportamiento, asegurando que los animales puedan diferenciar entre varias fuentes de nutrientes en su entorno". recalca. En este punto, tenemos distintos tipos de neuronas que codifican la memoria de los alimentos ricos en grasas frente a la memoria de los alimentos ricos en azúcar. Es de suponer que estos sistemas separados evolucionaron porque los alimentos en la naturaleza rara vez contienen grasa y azúcar, aventuran los autores.
Los hallazgos del estudio abren nuevas posibilidades para abordar la alimentación excesiva y la obesidad. Al apuntar a los circuitos de memoria del hipocampo, es posible interrumpir los desencadenantes de la memoria que impulsan el consumo de alimentos poco saludables y ricos en calorías.
"Estas neuronas son fundamentales para vincular las señales sensoriales con la ingesta de alimentos", comenta el Dr. de Lartigue. "Su capacidad para influir tanto en la memoria como en el metabolismo los convierte en objetivos prometedores para el tratamiento de la obesidad en el mundo actual, que es rico en alimentos".