Una investigación llevada a cabo en Australia ha demostrado que formar un hábito saludable puede llevar más tiempo del esperado. Descubrieron que los nuevos hábitos pueden comenzar a formarse en aproximadamente dos meses (una mediana de 59 a 66 días), pero pueden tardar hasta 335 días en establecerse. Este hallazgo podría orientar intervenciones de salud para promover comportamientos saludables y prevenir enfermedades crónicas.
En Australia, las enfermedades crónicas contribuyen a una gran parte de la carga de morbilidad. Muchas afecciones, como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardíacas, las enfermedades pulmonares y los accidentes cerebrovasculares, se pueden prevenir modificando hábitos o factores de estilo de vida poco saludables.
Los investigadores comentan que, contrariamente a la creencia popular, los hábitos saludables tardan mucho más de tres semanas en implementarse. “Adoptar hábitos saludables es esencial para el bienestar a largo plazo, pero formar estos hábitos (y abandonar los no saludables) puede ser un desafío”.
“A principios de año, muchos de nosotros nos fijamos metas y hacemos planes para los meses venideros (cosas como ser más activos, reducir el azúcar o elegir alimentos más saludables), pero si bien la sabiduría popular sugiere que solo se necesitan 21 días para formar tales hábitos, estas afirmaciones no están basadas en evidencia. En nuestra investigación, hemos descubierto que la formación de hábitos comienza alrededor de dos meses, pero existe una variabilidad significativa, con tiempos de formación que van desde cuatro días hasta casi un año. Por lo tanto, es importante que las personas que desean adoptar hábitos más saludables no se rindan en esa mítica marca de las tres semanas”, afirman los expertos.
El estudio de más de 2600 participantes también encontró que ciertos factores pueden influir en la formación exitosa de hábitos saludables. “Al intentar establecer un nuevo hábito saludable, el éxito puede verse influenciado por una serie de factores, entre ellos la frecuencia con la que realizamos la nueva actividad, el momento de la práctica y si la disfrutamos o no".
Según cuentan los científicos, "si agregas una nueva práctica a tu rutina matutina, los datos muestran que tienes más probabilidades de lograrlo. También es más probable que mantengas un nuevo hábito si lo disfrutas. Planificar y tener la intención de llevar a cabo una nueva conducta también puede ayudar a consolidar un nuevo hábito, así que asegúrese de seguir reservando tiempo para incluir sus nuevos hábitos saludables en sus actividades diarias. Esto puede ser tan fácil como dejar preparada la ropa de gimnasia la noche anterior a una caminata matutina o tener un almuerzo saludable listo en el refrigerador. Adaptar estrategias de creación de hábitos a nuestro día a día y hacer planes sobre cómo podemos lograrlos nos colocará en posición de alcanzar el éxito”.
Si bien se necesita más investigación, los autores señalan que estos hallazgos pueden orientar iniciativas de salud pública y programas personalizados que respalden un cambio de comportamiento sostenido y saludable.