Yodo, selenio y tiroides: la compleja relación entre los oligoelementos y la glándula endócrina
Cada vez hay más evidencia de interacciones entre la tiroides y el sistema inmunitario. El papel del yodo y el selenio en la función tiroidea en condiciones eutiroideas ha sido bien descrito en la literatura. Sin embargo, su perfil de propiedades biológicas es mucho más amplio que un simple efecto sobre esta glándula; una de ellas se ocupa de la modulación de las funciones del sistema inmunitario.
Las disfunciones tiroideas, que constituyen enfermedades endocrinas frecuentes, son más comunes entre las mujeres. En Europa, el problema de la deficiencia de yodo todavía ocurre y la ingesta de selenio también se considera inadecuada.
Teniendo en cuenta estos aspectos, el objetivo principal de un reciente estudio fue evaluar las concentraciones de yodo y selenio en suero, así como evaluar la interacción entre estos oligoelementos y las funciones de la tiroides y el sistema inmunológico en un grupo de 60 mujeres en edad reproductiva (19 a 40 años) sin enfermedad previamente diagnosticada.
La función tiroidea se evaluó determinando los niveles séricos de hormona estimulante de la tiroides (TSH), tiroxina libre (fT4) y anticuerpos anti-peroxidasa tiroidea (anti-TPO) por métodos de electroquimioluminiscencia.
La relación del yodo y el selenio con la glándula tiroides
En los resultados, no se observaron correlaciones significativas entre el selenio y los parámetros tiroideos o inmunológicos. El nivel de yodo en suero se correlacionó positivamente con la tiroxina libre, lo que indica “su importancia para mantener la función tiroidea normal”, así como con el poder antioxidante reductor del ion férrico (FRAP, por sus siglas en inglés) en suero, lo que sugiere un “papel protector de la actividad antioxidante mediada por yodo en la función tiroidea”.
El análisis estadístico no reveló ninguna correlación entre los parámetros de selenio y los parámetros tiroideos. De esta manera, explican que el impacto del selenio en el metabolismo de las hormonas tiroideas es indirecto, tanto a través de la protección contra el daño oxidativo (por glutatión peroxidasas y tiorredoxinas reductasas) como de la participación en la activación/inactivación de estas hormonas por desyodasas.
“Por lo tanto, la relación entre el selenio y los parámetros tiroideos, especialmente en condiciones relativamente homeostáticas (es decir, mujeres jóvenes sin enfermedad previamente diagnosticada), no es directamente proporcional”, mencionan los autores.
Los efectos del selenio en el organismo están mediados por selenoproteínas. GPX3 es una de ellas y participa en la protección de las células contra el daño oxidativo. Por lo tanto, en el presente estudio además del selenio, también se determinó esta proteína. Las concentraciones de selenio en el grupo de estudio se encontraban dentro del rango óptimo (es decir, entre 90 y 120 μg/L) y sugieren que “GPX3 alcanza su actividad máxima con niveles de selenio de aproximadamente 90 μg/L”.
El FRAP no mostró correlación con GPX3, aunque ambos parámetros reflejan el potencial antioxidante de la sangre. Aparentemente, la medición de FRAP considera muchos otros componentes del suero sanguíneo que reaccionan de forma diferente a GPX3; por lo tanto, no existe correlación entre estos parámetros. Sin embargo, debido a esto, explican que ambos parámetros no son mutuamente redundantes y proporcionan información complementaria sobre la defensa antioxidante.
Según los autores, la variación en los resultados entre los parámetros inmunológicos con estudios previos puede proporcionar evidencia de la influencia de factores interpersonales incluso entre personas sanas.
Los hallazgos tambien revelaron una correlación positiva entre las citosinas INF-γ e IL-4, la cual parece ser importante en el contexto de la autoprevención de enfermedades tiroideas autoinmunes. “En el curso del hipotiroidismo, aumenta la actividad de las células Th1 estimuladas por INF-γ, que puede ser reprimida por IL-4. Por otro lado, la sobreexpresión de IL-4 en los tirocitos altera la captación de yodo y aumentó la susceptibilidad a desarrollar tiroiditis autoinmune grave, acelerada y espontánea en respuesta al suministro excesivo de yodo”, ejemplifican.
“La falta de correlación directa entre el selenio y el parámetro tiroideo en condiciones homeostáticas sugiere una modulación más compleja de la función tiroidea por el selenio. A su vez, la correlación positiva entre el yodo y el parámetro tiroideo subraya una vez más la importancia crucial de una ingesta adecuada de yodo”.
En resumen, el estudio destaca la complejidad de las interacciones entre el yodo/selenio, la tiroides y el sistema inmunitario. Al mismo tiempo, concluyen enfatizando “la importancia de los factores limitantes que podrían afectar los resultados de los parámetros bioquímicos, ya que la variabilidad individual en el estado de los oligoelementos y las respuestas inmunitarias en el grupo sano podría ser mayor de lo que se creía”.
