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Universidad Autónoma de Barcelona, primera universidad en unirse al proyecto "Recooperamos" para abordar el desperdicio alimentario

Universidad Autónoma de Barcelona, primera universidad en unirse al proyecto "Recooperamos" para abordar el desperdicio alimentario

Con este proyecto se pretende redistribuir 2.520 comidas sobrantes al año en entidades sociales y evitar 882 kg de residuos orgánicos
Recooperamos
Durante la presentación, se hizo una demostración del circuito que siguen las comidas sobrantes en la cocina de Medicina.

La Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) se ha adherido al proyecto Recooperamos, cocina para compartir, que coordina e impulsa el Consejo Comarcal del Vallès Occidental. La presentación del proyecto ha tenido lugar este martes 14 de enero en un acto del restaurante de la Facultad de Medicina.

 

Cabe destacar que, en la UAB, se ha iniciado una prueba piloto del proyecto en los restaurantes de la Facultad de Medicina y de la plaza Cívica, y a partir de ahora se irá desplegando en el resto de restaurantes del campus, con lo se que tiene previsto redistribuir 2.520 comidas sobrantes al año en entidades sociales y evitar 882 kg de residuos orgánicos.

 

Recooperamos, cocina para compartir

 

Durante la mañana de este martes se ha presentado la adhesión de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) al proyecto Recooperamos, cocina para compartir. Se ha hecho en un acto en el campus de Bellaterra, en el restaurante de la Facultad de Medicina, con la participación del rector de la UAB, Javier Lafuente, y del presidente del Consejo Comarcal del Vallès Occidental, Xavier Garcés. También han estado presentes la directora nacional de Calidad de la empresa de restauración Aramark, Rosa Gel; la gerente del Consejo Comarcal del Vallès Occidental, Núria Carrés, y el decano de la Facultad de Medicina de la UAB, Salvador Navarro.

 

Posteriormente, se ha visitado la cocina del restaurante de la Facultad de Medicina, desde donde se recogen las comidas sobrantes, que se envasan, se etiquetan, se congelan y se distribuyen a entidades sociales para que se puedan beneficiar las personas que lo necesiten.

 

La UAB, primera universidad que participa en el proyecto

 

En promedio, en Cataluña se pierden 35 kg de alimentos por habitante al año. Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un tercio de los alimentos producidos se tiran. Además, el desperdicio alimentario es responsable de entre el 8 y el 10 % de las emisiones globales de efecto invernadero. 

 

En este sentido, la Ley de prevención de las pérdidas y el derroche alimentarios (2020) de Cataluña propone reducir en un 50 % el derroche alimentario de cara al año 2030.

 

Por tanto, este proyecto de sostenibilidad alimentaria tiene por objetivo la prevención de pérdidas y el desperdicio alimentarios, la prevención de residuos, la cohesión social y la igualdad en la comarca del Vallès Occidental. 

 

Prueba piloto

 

Desde hace dos meses se lleva a cabo la prueba piloto en dos restaurantes del campus: el de la plaza Cívica y el de la Facultad de Medicina, ambos gestionados por la empresa de restauración Aramark. Una vez el proyecto esté desplegado en los siete restaurantes del campus de Bellaterra (gestionados, además de por Aramark, por otras dos empresas de restauración: Grupo Soteras y Serunion), la UAB espera recoger y redistribuir a entidades sociales un total de 2.520 comidas en al año y evitar así 882 kg de residuos orgánicos al año.

 

Ahora mismo, el proyecto Recooperamos cuenta con la participación de 59 escuelas, cinco empresas y un hospital. También participan 18 entidades sociales que evitan generar más de 49.259 Kg de residuos.

 

Cómo funciona el proyecto Recooperamos

 

El proyecto se gestiona con una plataforma informática que permite recoger los datos de trazabilidad de los alimentos desde el centro de producción hasta la distribución y el consumo final. Además de incorporar nuevas tecnologías a los centros de aprovechamiento y entidades participantes, se crea un circuito digital para recoger información y realizar un control, seguimiento y evaluación del proceso.

 

Una vez terminado el servicio diario de comedor, la comida disponible apta para el consumo se prepara como comidas completas en unas fiambreras facilitadas por los entes comarcales. Los alimentos cocinados que no se han servido y que se han mantenido en condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas, se reparten en recipientes, y éstos se etiquetan con información relevante (alimento, cantidad y fecha de congelación) y se congelan a −18 °C. Tienen una caducidad máxima de dos meses si se conservan congelados.

 

A continuación, las comidas se recogen y se reparten entre familias que cumplen determinados requisitos, como ancianos dependientes o que viven solas, o familias con pobreza energética o con niños a cargo. Con estas comidas se garantiza que las entidades puedan contar con alimentos cocinados seguros y de calidad, que completan la oferta de los alimentos básicos que se recogen habitualmente, y así se mejora el aporte nutricional y se evita el desperdicio alimentario.

 

Una universidad pionera en el derroche alimentario

 

La UAB ha sido pionera en la lucha contra el desperdicio alimentario y ha liderado estudios y publicaciones en este ámbito, tanto en la propia Universidad como a escala regional con otras administraciones. Tiene el compromiso de contribuir a la prevención del derroche alimentario en el marco de su política climática, que tiene como objetivo alcanzar la neutralidad climática en 2030. 

 

Asimismo, el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB) participa en el proyecto Educación y sensibilización en escuelas sobre el derroche alimentario, impulsado por el Hub b30, conjuntamente con el Consejo Comarcal del Vallès Occidental y el Consejo Comarcal del Vallès Oriental.

 

El ranking QS World University Rankings: Sustainability 2025 sitúa a la UAB como la primera del Estado en sostenibilidad e impacto social. De entre 1.743 instituciones analizadas, ocupa la posición 61 del mundo y la 32 de Europa. Esta clasificación mide el impacto social y ambiental de las universidades mediante tres aspectos: el impacto ambiental, el impacto social y la gobernanza. Los resultados de la UAB comparados con la edición anterior exponen la mejora en la categoría de impacto ambiental, donde se ha escalado desde la posición 206 a la 49 gracias al Programa de Política Climática y la participación en redes internacionales y locales.

 

 

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