En medio de un aumento mundial de casos de sarampión, una nueva investigación sugiere que la desnutrición puede estar exacerbando los brotes en áreas que sufren inseguridad alimentaria.
Un estudio, que incluyó a más de 600 niños completamente vacunados en Sudáfrica, encontró que aquellos que estaban desnutridos tenían niveles sustancialmente más bajos de anticuerpos contra el sarampión.
Investigadores de la Universidad McGill, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley, y la Universidad de Pretoria, hicieron un seguimiento del crecimiento de los niños a lo largo del tiempo como indicador de desnutrición, y midieron sus niveles de anticuerpos mediante análisis de sangre. Los niños que sufrieron retraso del crecimiento alrededor de los tres años tenían un promedio de niveles de anticuerpos contra el sarampión un 24 % más bajos a los cinco años, en comparación con sus compañeros de tamaño normal.
Los hallazgos, publicados en Vaccine, sugieren que la desnutrición puede afectar la duración de la protección de la vacuna.
Esto indica que abordar el hambre infantil podría ser una pieza clave para prevenir brotes virales, considera el autor principal, Jonathan Chevrier, profesor asociado del Departamento de Epidemiología, Bioestadística y Salud Ocupacional de McGill y Cátedra de Investigación de Canadá en Salud Ambiental Global y Epidemiología.
El sarampión es una infección viral altamente contagiosa que provoca síntomas como sarpullido, fiebre y tos, y puede provocar complicaciones graves, especialmente en niños pequeños. La enfermedad es una amenaza en regiones donde antes estaba bajo control, incluido Canadá, que en 2024 informó su mayor número de casos en casi una década.
“Los casos de sarampión a nivel mundial disminuyeron entre 2000 y 2016, pero la tendencia se revirtió en 2018, impulsada en parte por la falta de vacunación y el impacto de la pandemia. El sarampión está resurgiendo con fuerza en muchas partes del mundo a pesar de que se puede prevenir con la vacunación y una inmunidad adecuada”, asegura el coautor, Brian Ward, profesor del Departamento de Medicina de McGill.
“Necesitamos vacunar a los niños contra enfermedades infecciosas que se pueden prevenir y garantizar su protección”, pide la primera autora, Brenda Eskenazi, profesora emérita de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley. “Esto es especialmente importante ahora, dado que se espera que muchas enfermedades conocidas se propaguen con el cambio climático”.
Chevrier añadió que alrededor del 22 % de los niños menores de cinco años en todo el mundo (aproximadamente 148 millones) sufrieron retraso del crecimiento en 2022, y que las tasas más altas se dieron en Asia y África subsahariana.
El equipo planea monitorear a los niños en el estudio a medida que crecen para comprender si los efectos de la desnutrición temprana persisten.