Un enfoque molecular innovador ofrece una detallada representación de las vías biológicas asociadas a la obesidad infantil y la disfunción metabólica, e identifica factores de riesgo ambientales durante los primeros años de vida. El estudio, liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación "la Caixa", puede ayudar a desarrollar estrategias para prevenir la obesidad infantil y sus efectos a largo plazo.
La obesidad infantil es un importante problema de salud pública: uno de cada 10 niños padece obesidad en Europa, lo que les expone a un alto riesgo de sufrir trastornos metabólicos y enfermedades cardiovasculares en etapas posteriores de su vida.
A pesar de la prevalencia de la obesidad, los mecanismos biológicos que subyacen a los problemas de salud relacionados con ella siguen siendo poco conocidos, y no todos los infantes con obesidad desarrollan alteraciones metabólicas.
Para abordar esta falta de conocimiento, los investigadores utilizaron un avanzado enfoque multiómico (multi-layered omics) para examinar la expresión de genes, proteínas y metabolitos en muestras de sangre de más de 800 niños europeos, junto con información detallada sobre su salud y su entorno prenatal. "La vida prenatal es particularmente importante, ya que la exposición ambiental durante este crítico periodo del desarrollo puede tener efectos notables en etapas posteriores", afirma Martine Vrijheid, investigadora de ISGlobal y autora principal del estudio.
El estudio forma parte del proyecto Human Early Life Exposome (HELIX), que sigue cohortes de niños del norte de Europa (Bradford, Reino Unido; y Poitiers, Francia) y del sur (Sabadell, España; y Heraklion, Grecia).
Mediante el análisis de cinco capas "ómicas" -metilación del ADN, microARN, ARNm, proteínas y metabolitos-, los investigadores identificaron tres grupos distintos entre los niños. Uno de estos grupos destacaba porque los infantes no sólo tenían más grasa corporal, sino que también mostraban más signos de complicaciones metabólicas. Este grupo de alto riesgo mostraba una mayor expresión de marcadores de inflamación, lo que indica un sistema inmunitario excesivamente activo.
"Muchas de estas moléculas inflamatorias pueden provocar resistencia a la insulina y desencadenar un bucle inflamatorio crónico", explica el primer autor, Nikos Stratakis. "Al centrarnos en grupos derivados de perfiles multiómicos, nuestro enfoque permite comprender mejor las vías biológicas implicadas en la salud metabólica, más allá de los marcadores clínicos tradicionales", añade.
Los investigadores también analizaron los factores ambientales durante el embarazo y descubrieron que el peso de la madre antes del embarazo influía mucho en que su hijo entrara en el grupo de alto riesgo.
Curiosamente, las exposiciones ambientales vinculadas al grupo de alto riesgo diferían según la región. En Europa septentrional y occidental, la exposición materna al producto químico industrial perfluorooctanoato (utilizado en revestimientos antiadherentes) fue un factor de riesgo significativo. En la Europa meridional/mediterránea, se identificó como factor de riesgo la exposición materna al mercurio, probablemente debido a un mayor consumo de pescado.
"Estos resultados nos ayudan a identificar factores de riesgo modificables que podrían abordarse en etapas tempranas de la vida", asegura Vrijheid. "También subrayan la necesidad de adaptar las pautas de prevención a los distintos contextos nacionales", añade.