La prevalencia de los trastornos del suelo pélvico aumenta a medida que las mujeres se acercan a la menopausia. La privación de estrógenos durante la menopausia, el envejecimiento natural, los antecedentes reproductivos y otros factores que aumentan la presión intraabdominal pueden provocar un fallo estructural y funcional del suelo pélvico. Además, las opciones de estilo de vida, como la calidad de la nutrición y la conducta alimentaria, pueden tener un efecto significativo en los mecanismos de los trastornos del suelo pélvico.
Según cuentan en la investigación, “la conducta alimentaria ha sido mínimamente estudiada como un posible factor de riesgo para los trastornos del suelo pélvico. Estudiamos cómo los trastornos alimentarios pueden afectar la aparición de los síntomas".
Los trastornos alimentarios incluyen comer en exceso, comer de forma restrictiva y alternar entre ambos comportamientos. “Descubrimos que las mujeres que informaron tener trastornos alimentarios tenían más probabilidades de experimentar síntomas de trastornos del suelo pélvico que las mujeres que informaron tener una alimentación normal”.
Los trastornos estudiados fueron incontinencia urinaria de esfuerzo, incontinencia urinaria de urgencia, incontinencia fecal y estreñimiento y dificultades para defecar.
Más de la mitad de los participantes del estudio presentaban síntomas de trastornos del suelo pélvico. El más común era la incontinencia urinaria de esfuerzo. El estudio reveló que la conducta alimentaria y el consumo de algunos alimentos estaban asociados con la aparición de los síntomas de los trastornos del suelo pélvico.
“Estudiamos las posibles asociaciones negativas y positivas de los alimentos finlandeses comunes con los síntomas de los trastornos del suelo pélvico”, explican. “Por ejemplo, un mayor consumo de alimentos procesados y preparados y comida rápida aumentó el riesgo de sufrir síntomas de incontinencia urinaria de esfuerzo y de urgencia. Un mayor consumo de frutas y una dieta de mayor calidad en general redujeron el riesgo de incontinencia urinaria de esfuerzo”.
Como medida preventiva, se debe evaluar el comportamiento alimentario de las mujeres con riesgo de presentar estos síntomas y brindarles orientación hacia patrones de alimentación saludables.
En la investigación participaron más de 1.000 mujeres de entre 47 y 55 años de Finlandia. Las participantes informaron sobre su comportamiento alimentario, así como sobre factores demográficos (edad, índice de masa corporal, educación, carga de trabajo físico y actividad física) y factores ginecológicos (gestaciones, paridad, estado menopáusico e histerectomía) mediante cuestionarios.