El 12 de febrero se celebra el Día Mundial del Desayuno, una de las comidas más importantes del día, ya que aporta la energía y los nutrientes necesarios para afrontar la jornada. Si bien, en España muchos escolares no tienen el hábito de desayunar antes de ir al colegio.
Recientemente, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) publicaron los resultados del Estudio Aladino 2023: Estudio sobre Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España. El estudio cuenta con una muestra de 12.678 escolares matriculados en 296 centros de educación primaria, públicos y privados, representativa de la población escolar de 6 a 9 años residente en España.
Cabe recordar que el sobrepeso y la obesidad constituyen un grave problema de salud pública. En el caso de la infancia se encuentran asociados con múltiples trastornos y enfermedades como la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial o el síndrome metabólico, así como con una mayor probabilidad de padecer obesidad y trastornos asociados (enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer) en la edad adulta, y es el resultado de una compleja interacción de factores, muchos de los cuales se relacionan con el contexto socioeconómico y las condiciones escolares y familiares en las que viven las niñas y los niños.
Además, y aunque las consecuencias más visibles de la obesidad infantil se producen sobre la salud física, existen también efectos psicosociales negativos en la salud mental, en la calidad de vida y en el desarrollo, tales como la baja autoestima, las dificultades para relacionarse, un menor rendimiento escolar, un mayor absentismo y una menor probabilidad de tener buenos resultados académicos o de completar una educación superior.
El 70 % de las familias afirma que su hijo desayuna todos los días algo más que una bebida mientras que el 6,2 % no lo hace nunca, empeorando este último dato respecto a 2019. En las familias de rentas más bajas, los escolares que toma un desayuno de algo más que una bebida todos los días es inferior al de rentas altas (61 % vs. 78 %).
En las preguntas que se le hicieron directamente a los escolares sobre si había desayunado y qué alimentos había incluido en el desayuno el mismo día del examen antropométrico, el 84,3 % de los escolares indicó que sí había desayunado el día de la medición y el 9,3 % declaró haber tomado solo una bebida en el desayuno. Únicamente el 6,4 % del alumnado declaró no haber desayunado el día de la medición.
Al clasificar los desayunos según los grupos alimenticios consumidos, lo más habitual (44,1 %) y de manera similar a lo declarado en 2019, fueron las opciones que incluían algún tipo de bollería o galletas: combinación de lácteo + bollería/galletas (27,5 %), y otras combinaciones que incluían bollería, galletas, zumos comerciales o batidos (16,6 %).
Configuración del desayuno el día de la medición (declarado por escolares).
Según los datos completados por las familias en relación con la frecuencia de desayuno habitual, siete de cada diez escolares (el 70 %) desayunan todos los días algo más que una bebida. En contraste, un 6,2 % de los niños y niñas incluidos en el estudio declaró que no desayuna nunca, sin que se aprecien diferencias significativas por sexo o edad. Además, un 12,3 % declaró que su hijo o hija desayunaba algunos días a la semana (1-3 días) y un 11,4 % lo hacía la mayoría de los días de la semana (de 4 a 6 días).
Frecuencia con la que desayuna habitualmente algo más que una bebida (declarado por familias).
Los resultados de la presente edición muestran un ligero descenso en la prevalencia del exceso de peso en España que pasa del 40,6 % en 2019 al 36,1 % en 2023, disminuyendo 3,1 puntos porcentuales en el caso del sobrepeso y 1,4 para la obesidad. Sin embargo, de acuerdo con los resultados de Aladino 2023, las prevalencias de obesidad, sobrepeso y exceso de peso son mucho más elevadas en entornos familiares con menores ingresos (46,7 % de exceso de peso en familias con ingresos inferiores a 18.000 euros, frente a 29,2 % cuando los ingresos son superiores a 30.000 euros). Es necesario también señalar que las mayores prevalencias de exceso de peso en niños de familias con menor nivel de ingresos se mantienen constantes a lo largo de todas las ediciones de este estudio, lo que supone una potencial cronificación del problema en los escolares de familias más vulnerables y un aumento de la desigualdad en la salud con respecto a los niños procedentes de familias con rentas medias y altas.
Los escolares de hogares con menores ingresos viven y crecen en ambientes que aumentan el riesgo de padecer obesidad, lo que se conoce como entorno obesogénico, y que está configurado por factores muy distintos como el exceso de peso de los progenitores, una mala percepción del problema por parte de los padres de los escolares, peores hábitos tanto alimentarios como de actividad física y un mayor sedentarismo y tiempo de uso de pantallas, tal y como reflejan los datos de la presente edición del Estudio Aladino.