Los niños que faltan a la escuela con frecuencia debido a molestias abdominales tienen muchas más probabilidades de sufrir trastornos del eje intestino-cerebro, como el síndrome del intestino irritable, que enfermedades que se pueden detectar con pruebas médicas.
Este hallazgo, que se desprende de una investigación realizada en Estados Unidos, podría mejorar la atención de los niños con estos trastornos gastrointestinales comunes y evitarles una gran cantidad de pruebas improductivas.
Stephen M. Borowitz, junto al estudiante de medicina Seth M. Tersteeg, analizaron el ausentismo escolar de los niños que acudían a la Clínica de Gastroenterología Pediátrica de UVA Health Children’s. Los niños que habían faltado más de tres días a la escuela durante el mes anterior tenían casi cinco veces más probabilidades de sufrir lo que se denomina “trastornos gastrointestinales funcionales” (afecciones que van desde el intestino irritable hasta una mayor sensibilidad digestiva) que de sufrir una enfermedad con una causa subyacente específica que los médicos pudieran identificar con una prueba de laboratorio.
Además, los niños que habían estado confinados en casa durante todo el mes tenían casi ocho veces más probabilidades de sufrir un trastorno gastrointestinal funcional, descubrieron los investigadores.
“Sospechamos que una de las principales razones por las que los niños con trastornos gastrointestinales funcionales tienen más probabilidades de faltar a la escuela se debe a lo que suele ser una larga demora en el diagnóstico definitivo”, comenta Borowitz. Igualmente, “cuanto más tiempo pasa el niño sin una explicación de por qué tiene síntomas y qué se puede hacer para aliviarlos, más ansiosos, temerosos y frustrados se vuelven tanto el niño como la familia. En general, cuanto más rápido podamos identificar lo que está sucediendo y comenzar el tratamiento, mejor será el resultado”, explica.
Como todos los padres saben, los problemas estomacales y digestivos son comunes entre los niños en edad escolar. Esto puede deberse a una enfermedad de corta duración, como un virus estomacal, pero en la gran mayoría de los casos persistentes, la causa es otra. Estos casos crónicos de dolor abdominal y estreñimiento representan hasta el 38 % de las visitas al pediatra, y el 95 % de esos casos no son el resultado de una enfermedad gastrointestinal, sino que se deben a un trastorno gastrointestinal funcional.
Estos diagnósticos ambiguos pueden ser preocupantes tanto para los padres como para el niño y pueden contribuir al ausentismo escolar, señalan Borowitz y Tersteeg en su artículo. Además, las demoras en obtener un diagnóstico específico para estos niños pueden reducir la eficacia del tratamiento para sus afecciones.
A pesar de lo comunes que son los problemas gastrointestinales entre los niños, Borowitz y Tersteeg no pudieron encontrar estudios que evaluaran si existía una relación con el ausentismo escolar. “A lo largo de los años, parecía que la mayoría de los niños que veíamos en nuestra práctica con molestias gastrointestinales crónicas, y que faltaban mucho a la escuela, sufrían trastornos gastrointestinales funcionales (trastornos del eje intestino-cerebro) en lugar de enfermedades gastrointestinales”, advierte Tersteeg. “Por lo tanto, realizamos este estudio para ver si esta impresión era correcta”.
Para arrojar luz sobre este asunto, los investigadores preguntaron acerca del ausentismo escolar a los padres de los niños con problemas gastrointestinales crónicos, de entre 5 y 19 años, que visitaron la clínica entre septiembre de 2016 y junio de 2017. Esto incluyó 674 visitas de niños en edad escolar.
Finalmente, los investigadores descubrieron que el 82 % de los niños que habían faltado más de tres días a la escuela durante el mes anterior fueron diagnosticados con un trastorno gastrointestinal funcional.
De los 408 niños que tenían trastornos funcionales, los diagnósticos más comunes fueron estreñimiento funcional (36 %), dolor abdominal funcional (35 %) e intestino irritable (31 %). Por otra parte, se descubrió que más de 220 de los niños tenían más de un trastorno, aunque sus tasas de ausentismo no fueron más altas que las de los niños que tenían un solo trastorno.
Los investigadores concluyen que estos hallazgos sugieren que los médicos pueden encontrar útil preguntar sobre el ausentismo escolar para identificar más rápidamente a los niños que pueden estar sufriendo trastornos gastrointestinales funcionales. Esto podría ayudar a acelerar el diagnóstico y comenzar el tratamiento más rápidamente, mejorando los resultados de los niños.