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Evalúan la eficacia de los criterios GLIM para detectar la desnutrición y mejorar los resultados clínicos en adultos mayores

Evalúan la eficacia de los criterios GLIM para detectar la desnutrición y mejorar los resultados clínicos en adultos mayores

Aplicar los criterios GLIM para diagnosticar desnutrición en adultos mayores hospitalizados permitió identificar a quienes más se benefician de terapias nutricionales, mejorando su recuperación y reduciendo reingresos y caídas
DNT adulto mayor
Los adultos mayores hospitalizados presentan un alto riesgo de deterioro de su estado nutricional.

La desnutrición es una condición común en pacientes geriátricos, con una incidencia particularmente alta entre pacientes mayores hospitalizados. Una evaluación de pacientes ≥65 años de 30 hospitales importantes de China informó que aproximadamente el 50% de los pacientes hospitalizados estaban en riesgo nutricional (puntuación ≥3 en la Evaluación de Riesgo Nutricional 2002 NRS2002). 

 

La desnutrición produce resultados clínicos adversos, que incluyen mayores complicaciones, estadías hospitalarias prolongadas, reingresos, discapacidades, disminución de la calidad de vida, mortalidad entre pacientes mayores y mayores cargas en los sistemas de atención médica. Sin embargo, el diagnóstico de desnutrición sigue siendo un desafío significativo en los entornos de atención médica, particularmente entre expertos no nutricionistas. 

 

El diagnóstico de desnutrición: un desafío aún vigente 

 

Los diferentes criterios de diagnóstico y niveles de énfasis han resultado en terapias de soporte nutricional (TSN) inconsistentes y dificultad para evaluar la eficacia nutricional. 

 

El sistema NRS2002 fue lanzado inicialmente en 2002 por la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN). Este sistema fue recomendado como la primera opción para la detección del riesgo nutricional. En 2019, la Iniciativa de Liderazgo Global sobre Malnutrición (GLIM) propuso nuevos criterios universales para estandarizar el diagnóstico de malnutrición en adultos basándose en un modelo de dos pasos de detección de riesgos y evaluación diagnóstica. 

 

Desde que se propuso el consenso de los criterios GLIM, los estudios han comparado principalmente la efectividad de estos criterios con la de otras herramientas de evaluación de la malnutrición y su validez predictiva sobre los resultados clínicos en varias poblaciones. Sin embargo, pocos ensayos observacionales han investigado específicamente la eficacia y el impacto de las TSN en los resultados clínicos en pacientes mayores hospitalizados clasificados según los criterios GLIM. 

 

Esto es importante porque este segmento grande y creciente de pacientes mayores hospitalizados está en riesgo nutricional. Por lo tanto, identificar modalidades de evaluación apropiadas para esta población es crucial para facilitar TSN efectivas y prevenir potencialmente resultados clínicos adversos y el deterioro nutricional y funcional.

 

De esta manera, un reciente estudio se propuso como objetivo investigar los efectos de las terapias de soporte nutricional (TSN) en los resultados clínicos de pacientes clasificados según los criterios GLIM para explorar el valor predictivo de este nuevo enfoque para diagnosticar la desnutrición. Para ello, se centró en una cohorte prospectiva multicéntrica de 862 pacientes de 65 años o más internados en salas geriátricas en China. 

 

Se realizaron evaluaciones GLIM tras el ingreso. Se evaluó el estado nutricional y funcional al inicio del estudio y a los 90 días del ingreso. Los resultados clínicos (mortalidad, reingreso, nuevas infecciones y caídas) se documentaron a los 90 días. Todos los médicos participantes completaron una capacitación de 6 horas sobre soporte nutricional, siguiendo las directrices internacionales antes del estudio. 

 

¿Los criterios GLIM son una herramienta eficaz para la práctica clínica? 

 

Los resultados mostraron que, en comparación con los pacientes sin desnutrición, la terapia de soporte nutricional (TSN) mejoró el estado nutricional y la condición funcional en pacientes con desnutrición y redujo la incidencia de resultados adversos, como reingresos y caídas. Por lo tanto, “los criterios GLIM podrían servir como un método preciso para predecir el diagnóstico de desnutrición”, mencionan los autores. 

 

El marco GLIM emplea un enfoque de "detección-diagnóstico" de dos pasos. Después de identificar a los individuos en riesgo nutricional, aplica los criterios GLIM, centrándose en los factores fenotípicos y etiológicos para diagnosticar la desnutrición mediante la identificación de individuos con una ingesta reducida de nutrientes, absorción deteriorada o mayores requerimientos de nutrientes. Según los investigadores, “estos criterios proporcionan un enfoque más integral con alta especificidad y sensibilidad”. 

 

Dado que los pacientes mayores hospitalizados a menudo tienen múltiples comorbilidades, estados inflamatorios agudos y declive funcional, la proporción de pacientes GLIM-positivos entre aquellos en riesgo nutricional fue relativamente alta. Estudios incluidos indicaron que la aplicación del marco GLIM demostró un buen criterio y validez predictiva en poblaciones mayores en varios entornos clínicos. 

 

Los pacientes identificados como desnutridos, en comparación con los no desnutridos, mostraron mejoras significativamente mayores en el IMC, la puntuación funcional MNA-SF y la circunferencia de la pantorrilla en el seguimiento de 90 días después de recibir la terapia de soporte nutricional. “El 16,7 % de los participantes no desnutridos desarrolló desnutrición durante el período de seguimiento de 90 días, lo que puede explicar en parte las mayores tasas de reingreso y caídas observadas en este grupo”, agregan. 

 

“Estos hallazgos indican que incluso con un estado nutricional adecuado al ingreso, los adultos mayores siguen siendo susceptibles al deterioro nutricional debido a factores como enfermedades intercurrentes, pérdida de apetito o apoyo insuficiente después del alta. Esto resalta la importancia del monitoreo nutricional continuo y refuerza la necesidad de una reevaluación rutinaria como un elemento clave de la atención geriátrica estándar, incluso en aquellos que no son identificados inicialmente como desnutridos”, enfatizan los expertos. 

 

El presente estudio respalda aún más la aplicabilidad clínica de los criterios GLIM en pacientes mayores hospitalizados dado que los pacientes desnutridos identificados mediante el marco GLIM mostraron mejoras significativas tanto en el estado nutricional como en la capacidad funcional tras la TSN individualizadas. Estas mejoras se consideraron clínicamente significativas en el contexto de la atención geriátrica. Cabe destacar que las reducciones observadas en los reingresos hospitalarios y la incidencia de caídas sugieren que “la intervención nutricional temprana guiada por GLIM puede contribuir a transiciones de atención más seguras y a un retraso del deterioro funcional”. 

 

“Desde una perspectiva clínica, nuestros hallazgos resaltan la necesidad de incorporar la evaluación nutricional basada en GLIM en la evaluación geriátrica de rutina. Una vía de atención estandarizada (que incluya el cribado temprano, la confirmación de GLIM, TSN personalizadas y un seguimiento sostenido) puede ayudar a mejorar los resultados generales de salud en pacientes mayores desnutridos”, enfatizan los autores. 

 

En resumen, entre los pacientes mayores hospitalizados con riesgo nutricional, aquellos diagnosticados con desnutrición según los criterios GLIM mostraron mejoras significativas en su estado nutricional y funcional tras la TSN, junto con una reducción del riesgo de reingreso y caídas. El trabajo concluye mencionando que “estos hallazgos refuerzan el valor predictivo del marco diagnóstico basado en GLIM y abogan por su integración en la práctica clínica habitual para identificar mejor a los pacientes mayores hospitalizados con mayor probabilidad de beneficiarse de intervenciones nutricionales específicas”. 

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