Investigadores de Ohio, EEUU, han realizado un estudio, publicado en PLOS ONE, que comparó los resultados de pérdida de peso con dietas bajas en grasas y cetogénicas. Once de trece participantes premenopáusicas que alcanzaron la cetosis nutricional, informaron al menos un cambio en la frecuencia o intensidad menstrual durante la intervención. Aumentar las cetonas en la sangre a través de una dieta cetogénica o suplementos puede ayudar a restablecer los ciclos menstruales irregulares. Las mujeres que siguieron dietas bajas en grasas no informaron de ningún cambio en sus períodos menstruales. Todas habían perdido el mismo porcentaje relativo de peso y su edad promedio era de 34 años y estaban sanas a pesar de tener sobrepeso.
“Había seis mujeres que no habían tenido el período en más de un año, que sentían que sus ciclos típicos habían terminado. Y sus períodos, de hecho, se reanudaron con la dieta”, explican los artífices del estudio.
La científicos añaden que “nuestra hipótesis después de ver estos resultados es que la presencia de cetonas puede ayudar a regular la salud de las mujeres en lo que respecta a influencias endocrinas, cognitivas y metabólicas”.
La dieta cetogénica convierte la grasa en cetonas que las células del cuerpo y del cerebro utilizan como alternativa a la glucosa. Los suplementos también elevan los niveles de cetonas en sangre sin cambiar los hábitos alimentarios. Todos están diseñados para poner al cuerpo en cetosis nutricional, el estado en el que el cuerpo humano tiene mayor acceso a las cetonas como combustible y molécula de señalización.
Diecinueve mujeres participaron en el ensayo de dieta para bajar de peso: siete con una dieta cetogénica únicamente, seis con una combinada con suplementos de sales de cetonas y seis con una dieta baja en grasas. Los investigadores proporcionaron todos los alimentos para el estudio de seis semanas. Estas intervenciones dieron como resultado una pérdida de peso clínicamente significativa, menos grasa corporal, niveles de colesterol más saludables y una mejor sensibilidad a la insulina.
Asimismo, la historia menstrual fue una de las docenas de preguntas sobre estilo de vida que los protagonistas del estudio hicieron en evaluaciones quincenales. Los informes de las participantes sobre sus ciclos sorprendieron a los expertos.
Según los autores del estudio, “no es una encuesta validada, pero cuando revisamos las respuestas, nos dimos cuenta de que estábamos modificando la mayoría de los ciclos de estas mujeres. Incluso en el caso de las mujeres que tenían ciclos menstruales normales, su frecuencia cambió. Una de nuestras participantes tenía 33 años y nunca había tenido el período en su vida. Tuvo su período por primera vez después de estar en cetosis nutricional durante cinco días”.
Las dos mujeres que no informaron cambios en sus ciclos tomaban anticonceptivos orales y, por su lado, las mujeres que informaron cambios menstruales no los consumían.
Por otro lado, profundizar en los hallazgos relacionados con la suplementación con cetonas es uno de los objetivos del programa de investigación de los autores en el futuro. Si bien la adición de sales cetogénicas a la dieta no contribuyó a mejorar el peso ni los indicadores de salud, los niveles de cetonas fueron altos en todas las mujeres que siguieron la dieta, incluidas las dos cuya menstruación no se modificó. Esto sugiere un efecto individualizado de la adición de cetonas en la sangre.
“Fue simplemente la presencia de cetonas lo que esencialmente cambió el ciclo menstrual. Por lo tanto, si buscamos ese efecto de señalización en lugar de un efecto de pérdida de peso, entonces creo que la suplementación con cetonas podría realmente desempeñar un papel en el gran esquema de la regulación hormonal”, señalan.
Los científicos están trabajando ahora para determinar los mecanismos que explican esta asociación. Ha creado un nuevo laboratorio en Ohio dedicado a estudiar los vínculos entre la nutrición, el ejercicio y la salud de la mujer.
Como parte de la evaluación y selección de una herramienta para estandarizar el seguimiento de los ciclos menstruales de las participantes de la investigación en futuros estudios, su equipo está actualmente monitoreando a un grupo piloto de mujeres para determinar la variedad de cambios que ocurren entre y durante los períodos: fuerza muscular, composición de grasa, retención de agua, gasto de energía, niveles hormonales y temperatura corporal. Hasta donde sabe la protagonista del estudio, estos datos exhaustivos nunca se han recopilado antes con el propósito de abordar los cambios cíclicos con la nutrición y/o el ejercicio.
Su objetivo es identificar intervenciones que no solo ayuden a resolver los problemas de salud de las mujeres (como el síndrome de ovario poliquístico, la perimenopausia y la depresión posparto, que su laboratorio está estudiando actualmente), sino también desvelen parte del misterio de la menstruación, especialmente cuando es irregular o se detiene. Se estima que entre el 5 y el 7 % de las mujeres en edad reproductiva en los Estados Unidos pasan tres meses sin el período cada año.
“Esta investigación es increíblemente importante porque hay muchas preguntas sin respuesta para las mujeres. Estamos tratando de cambiar las cosas para las mujeres y darles cierto control, algo que históricamente no hemos tenido sobre nuestro estado reproductivo”, finalizan.