El síndrome de ovario poliquístico es un trastorno endocrino complejo que afecta a alrededor del 5-20 % de las mujeres en edad reproductiva, y que puede causar una amplia gama de implicaciones reproductivas, metabólicas y psicológicas.
Para su diagnóstico se suelen emplear los criterios de Rotterdam, debiendo cumplir al menos dos de las siguientes circunstancias: hiperandrogenismo clínico o bioquímico, anovulación o irregularidad del ciclo menstrual y ovarios poliquísticos por ecografía.
Tiene varias vías causales, entre ellas, la intolerancia a la glucosa, la resistencia a la insulina, la hiperinsulinemia compensatoria y el exceso de andrógenos (hiperandrogenismo). Además, los factores ambientales y genéticos pueden contribuir a su etiología, lo que agrava aún más este síndrome multisistémico.
Con el objetivo de conocer más sobre el síndrome de ovario poliquístico, investigadores de Reino Unido y un compañero de Turquía han analizado la relación entre la dieta, el índice glucémico y el control de la glucosa en la gestión del síndrome de ovario poliquístico.
Las intervenciones dietéticas se han vinculado con mejoras en la regularidad menstrual, la ovulación espontánea, la sensibilidad a la insulina y la pérdida de peso, siendo este último uno de los principales objetivos para las mujeres con sobrepeso u obesidad ya que les ayudaría a restaurar las funciones metabólicas y reproductivas.
Los investigadores hallaron que “la dieta era más efectiva que el ejercicio y la métformina (fármaco sensibilizante a la insulina) a la hora de mejorar parámetros metabólicos y reproductivos”.
En particular, la dieta DASH basada en un 50-55 % de carbohidratos de grano entero, más una ingesta alta alentada de fruta, verduras, nueces, legumbres y una ingesta baja o nula de sodio, grasas saturadas, carne, azúcar y alcohol fue un patrón dietético eficaz para mejorar la sensibilidad a la insulina; especialmente cuando se compara con dietas más bajas en carbohidratos, según recoge el estudio.
Por otro lado, la dieta mediterránea se asoció con una disminución en la resistencia a la insulina y un mejor control glucémico en comparación con otras dietas. De hecho, se observó que a largo plazo, largo plazo, los patrones dietéticos de estilo mediterráneo pueden ser beneficiosos para todas las mujeres con síndrome de ovario poliquístio debido a su impacto positivo en la resistencia a la insulina, la tolerancia a la glucosa, la inflamación, la salud intestinal, la saciedad y los niveles de adherencia.
Sin embargo, las dietas restringidas en calorías (reduciendo las calorías en 500 kcal/d) fueron más efectivas para la pérdida de peso en comparación con DASH, baja en carbohidratos y la dieta mediterránea.
De igual manera los investigadores señalan que "el consumo de fibra soluble es eficaz para controlar las respuestas glucémicas y la resistencia a la insulina".
Estos hallazgos indican que "adoptar una dieta equilibrada y rica en nutrientes puede marcar una gran diferencia en la gestión del síndrome de ovario poliquístico. Además, combinar una alimentación saludable con ejercicio regular puede mejorar aún más los síntomas y la calidad de vida".