Antes de los antibióticos, las enfermedades infecciosas eran la principal causa de muerte y discapacidad en todo el mundo. Con la llegada de estos medicamentos que salvan vidas, la esperanza de vida humana ha aumentado una media de 23 años.
Sin embargo, en las últimas décadas, mientras que el descubrimiento de nuevos antibióticos se ha estancado, las bacterias resistentes a los antibióticos se han vuelto simultáneamente más comunes, marcando el comienzo de la era de las superbacterias -como el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM), el enterococo resistente a la vancomicina y la neumonía- todas ellas extremadamente difíciles de tratar. De hecho, se prevé que las enfermedades infecciosas vuelvan a ser las principales causas de mortalidad humana, cobrándose hasta 10 millones de vidas al año.
En este marco, un estudio realizado en Texas ha evaluado una tecnología económica, pero eficaz, llamada inactivación fotodinámica, que utiliza cúrcuma para frenar la resistencia bacteriana.
"Cuando las bacterias comienzan a volverse resistentes a los antibióticos convencionales, tenemos lo que llamamos una catástrofe antibiótica", afirma el doctor Vanderlei Bagnato, profesor y autor principal del estudio. "Para superar este desafío, necesitamos formas alternativas para matar las superbacterias o encontrar una forma novedosa de modificar los procesos naturales dentro de las bacterias para que los antibióticos comiencen a actuar nuevamente".
Cabe destacar que las bacterias muestran una variación natural dentro de una población determinada. Esta heterogeneidad introduce variaciones en el comportamiento celular, incluida la respuesta a los antibióticos, que pueden contribuir directamente a la resistencia al tratamiento si algunas cepas sobreviven a la medicación antimicrobiana y continúan replicándose. Es por ello que los investigadores de este estudio se propusieron frenar la heterogeneidad bacteriana para controlar la resistencia bacteriana.
La inactivación fotodinámica, una técnica que se ha mostrado prometedora en la lucha contra la resistencia bacteriana, utiliza la luz y moléculas sensibles a la luz, llamadas fotosensibilizadores, para producir especies reactivas de oxígeno que pueden matar microorganismos al alterar sus procesos metabólicos. En sus experimentos, el equipo de esta investigación utilizó cúrcuma, que también es un alimento natural para las bacterias. Concretamente, probaron esta técnica en cepas de Staphylococcus aureus resistentes a amoxicilina, eritromicina y gentamicina.
Los investigadores expusieron las bacterias a muchos ciclos de exposición a la luz y luego compararon la concentración mínima de antibióticos necesaria para matar a las bacterias después de la exposición a la luz con aquellos que no recibieron exposición a la luz.
"Cuando tenemos una población mixta de bacterias, donde algunas son resistentes, podemos usar la inactivación fotodinámica para reducir la distribución bacteriana, dejando cepas que son más o menos similares en su respuesta a los antibióticos", comenta Bagnato. "Ahora es mucho más fácil predecir la dosis precisa de antibiótico necesaria para eliminar la infección", recalca.
El equipo observó que la inactivación fotodinámica usando cúrcuma tiene un enorme potencial como adyuvante o terapia adicional con antibióticos para enfermedades como la neumonía, causadas por bacterias resistentes a los antibióticos.
"La inactivación fotodinámica ofrece una opción de tratamiento rentable, que es crucial para reducir los gastos médicos, no sólo en los países en desarrollo, sino también en los Estados Unidos", afirma el doctor Vladislav Yakovlev, quien también es profesor y autor del estudio. "También tiene aplicaciones potenciales en la medicina militar, donde esta tecnología podría usarse para tratar heridas en el campo de batalla y prevenir el desarrollo y la propagación de resistencia a los antimicrobianos, una preocupación importante en situaciones de combate", añade.