Los genes juegan un papel en si alguien desarrolla Alzheimer, pero una nueva investigación descubrió que la dieta puede tener un mayor impacto en si alguien desarrolla esta enfermedad.
Craig Ferris, profesor de psicología y bioingeniería, participó en un estudio publicado en BMC Neuroscience en el que se analizaron ratas macho y hembra, algunas de las cuales tenían genes que pueden aumentar el riesgo de padecer Alzheimer. Los animales fueron sometidos a dietas ricas en grasas y azúcares para ver cuáles presentaban la peor función cardiovascular al final.
A pesar de que las hembras tienen un mayor riesgo de padecer Alzheimer, los investigadores descubrieron que las ratas macho sin riesgo genético de padecer la enfermedad mostraban los mayores déficits en lo que respecta al rendimiento cognitivo.
“Recibimos los resultados y dijimos: ‘Vaya, eso no es lo que esperábamos. Fueron los chicos normales que comían en McDonald’s los que tuvieron todos los problemas”, comenta Ferris.
Las ratas de 4 meses de edad fueron sometidas a esta dieta durante un período de cuatro meses y luego se les realizó una prueba para detectar cambios en su comportamiento cognitivo. Durante este tiempo, los animales fueron alimentados con una dieta que consistía casi en la mitad en carbohidratos, de los cuales aproximadamente el 34% eran sacarosa. La dieta también estaba compuesta por un 21% de grasa y un 17% de proteína.
Las ratas utilizadas en el estudio eran adultas. Ferris explica que esto se debió a que el envejecimiento es el factor de riesgo más importante en lo que respecta a la enfermedad de Alzheimer, por lo que el estudio de animales adultos proporcionó una imagen más clara de otros factores de riesgo, como la genética y la dieta.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que las ratas hembras con el factor de riesgo genético para el Alzheimer mostrarían el mayor déficit con esta dieta, ya que las mujeres que portan este gen tienen un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer de forma temprana. Esto, sumado a los genes y la dieta, las hacía más propensas a mostrar deficiencias.
Pero no fue así. Mediante un atlas de resonancia magnética tridimensional de ratas, los científicos tomaron imágenes de los cerebros de las ratas y analizaron 173 áreas diferentes. Fueron las ratas macho de tipo salvaje (las que no tenían el gen) las que mostraron más cambios.
Las imágenes mostraron que estas ratas tenían una conectividad mejorada en los circuitos neuronales asociados con el consumo de alimentos y el metabolismo.
Las ratas macho sin el gen E4 para el Alzheimer también mostraron déficits cognitivos en la prueba del laberinto, a diferencia de las ratas hembras sin este gen y las ratas macho y hembra con este gen.
"Los resultados no son necesariamente nuevos: se sabe que una dieta deficiente puede aumentar el riesgo de enfermedades", apunta. Pero lo sorprendente fue lo que los investigadores descubrieron al tomar imágenes del cerebro de las ratas.
Estas ratas macho del grupo de control también mostraron hiperconectividad en todo el cerebro, especialmente en el hipocampo.
“Uno de los aspectos más interesantes de toda esta historia es que empezamos a analizar la conectividad cerebral y cómo se reconfiguraba el cerebro en estos animales y llegamos a un hallazgo realmente emocionante”, agrega Ferris. “La conectividad funcional con el cerebelo, entre todas las cosas, se alteró significativamente. Y resulta que partes del cerebelo controlan la alimentación. Realmente resultó ser una comprensión de lo que pensábamos que era una alteración del comportamiento alimentario en estos animales. Los machos habían alterado el comportamiento alimentario en función de cómo se reconfiguraron”.
La investigación se basa en la teoría de que el Alzheimer podría ser causado por una disminución de la actividad vascular.
“Probablemente, esa es la base del Alzheimer: la lenta alteración de la sangre que llega a la barrera cerebral”, añade el experto. “Muchas áreas clave en riesgo son áreas como el sistema dopaminérgico del mesencéfalo en el caso del Parkinson, el hipocampo en el caso de la demencia y el Alzheimer. Hace años, decían: ‘Vaya, todo se debe a la beta amiloide y a toda esa basura que se acumula en la cabeza’. … La comunidad ha desechado esa hipótesis de la beta amiloide… La ciencia se está orientando hacia la enfermedad cardiovascular”.