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Investigadores españoles evalúan el uso de probióticos como tratamiento en enfermedades neurodegenerativas

Investigadores españoles evalúan el uso de probióticos como tratamiento en enfermedades neurodegenerativas

Han revisado la literatura científica para evaluar los efectos de Bifidobacterium infantis y Bifidobacterium breve como tratamiento en enfermedades neurodegenerativas, como Alzheimer y Parkinson
Probióticos
Los probióticos podrían ser efectivos en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas

En la actualidad, existen más de 100 patologías neurodegenerativas descritas. Entre ellas, caben destacar el Alzheimer, enfermedad que sufren casi 47 millones de personas en todo el mundo; y el Parkinson, cuya tasa es notablemente inferior, y que afecta aproximadamente a 8,5 millones de personas.

 

Dentro de las condiciones médicas relacionadas con estos procesos neurodegenerativos se encuentran el estrés oxidativo y el deterioro cognitivo leve. El estrés oxidativo, definido como un estado de desequilibrio entre la producción de especies reactivas de oxígeno y la capacidad del cuerpo para neutralizarlas, es un contribuyente significativo al deterioro cognitivo al promover la liberación de citoquinas proinflamatorias, como interleuquinas-1β (IL-1β) y factor de necrosis tumoral α (TNF-α). Este ambiente inflamatorio y oxidativo puede perpetuar el daño neuronal a través de la alteración de las sinapsis y la acumulación de agregados intracelulares, como β-amiloide o α-sinucleína, que son características clave en el Alzheimer y el Parkinson. Por otro lado, el deterioro cognitivo leve afecta múltiples dominios de la función cognitiva, representando potencialmente una etapa intermedia que precede a la demencia, incluyendo los síntomas iniciales del Alzheimer. 

 

En los últimos años, numerosas investigaciones han identificado un vínculo entre alteraciones en la microbiota intestinal y la aparición y progresión de estas enfermedades.

 

Por ello, un grupo de investigadores españoles formado por Manuel Reiriz, Ana Isabel Beltrán Velasco, Víctor Echeverry-Alzate, Esther Martínez-Miguel, Silvia Gómez-Senent y Sara Uceda de la Facultad de Ciencias de la Vida y de la Naturaleza de la Universidad Nebrija; y Vicente Javier Clemente Suárez de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad Europea de Madrid, estudiaron el impacto de la administración de Bifidobacterium infantis (o Bifidobacterium longum subps. infantis) y Bifidobacterium breve, solos, en conjunto o en combinación con otras cepas, en el tratamiento las enfermedades de Alzheimer y Parkinson. 

 

Los probióticos como tratamiento de enfermedades neurodegenerativas

 

Los investigadores revisaron estudios en los que se utilizaron las cepas bacterianas para evaluar su efecto como intervención terapéutica. 

 

Los resultados obtenidos indicaron que estos probióticos mejoran los síntomas motores, el deterioro neuropsiquiátricos y reducen el daño neuronal, solos y en combinación con otras cepas. En el caso del Alzheimer, se observaron efectos neuroprotectores relacionados con la memoria y el aprendizaje, y la reducción de los marcadores inflamatorios, como la interleucina-1β y los niveles de cortisol.  En esta línea, las intervenciones que involucran Bifidobacterium se asociaron con mejoras en la memoria y la función cognitiva. En el caso del Parkinson, los resultados demostraron que la administración de Bifidobacterium breve mejoraba la fución motora, mientras que en personas con deterioro cognitivo leve,  los resultados indicaron puntuaciones significativamente mayores en la función cognitiva, con respecto a pacientes que no recibieron esta cepa. 

 

Los autores observaron que “las cepas probióticas de Bifidobacterium infantis , Bifidobacterium longum subsp. infantis y Bifidobacterium breve pueden disminuir los síntomas neuropsiquiátricos, mejorar las funciones cognitivas y reducir los marcadores de neuroinflamación y estrés oxidativo”. Así mismo, observaron que “la administración de estas cepas de Bifidobacterium se asoció con mejoras en la memoria, la orientación espacial y las capacidades de aprendizaje”.

 

Estos hallazgos respaldan la hipótesis de que el uso de probióticos puede modular positivamente las interacciones intestino-cerebro, ofreciendo potencialmente un efecto neuroprotector que retrasa la progresión de las enfermedades neurodegenerativas, por lo que, podría ser interesante la incorporación de estos en protocolos terapéuticos del Alzheimer y el Parkinson.

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