En el tratamiento de neoplasias hematológicas agresivas, como leucemias y linfomas, los avances en terapias como la quimioterapia de dosis alta y el trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH) han sido cruciales. Sin embargo, el tratamiento con quimioterapia puede inducir neutropenia, una condición en la que los pacientes tienen un número reducido de neutrófilos, lo que los hace más vulnerables a infecciones graves. Para combatir este riesgo, muchos hospitales recomiendan una dieta neutropénica, un régimen alimenticio restrictivo que limita el consumo de ciertos alimentos como frutas frescas, verduras crudas y carnes poco cocidas.
A pesar de su uso generalizado, la efectividad de esta dieta para prevenir infecciones en pacientes con cancer sigue siendo un tema de debate. Un grupo de investigadores de Alemania realizó una revisión sistemática, en la cual se analizaron los impactos de esta dieta.
Los pacientes que pasan por quimioterapia o trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH) a menudo sufren complicaciones nutricionales, como pérdida de apetito, náuseas y mucositis, que dificultan mantener una nutrición adecuada. La implementación de una dieta neutropénica, que restringe alimentos frescos y no cocidos, aumenta las dificultades para asegurar una nutrición adecuada. En este contexto, los autores de la revisión destacan que “los pacientes sometidos a la dieta neutropénica presentan una mayor pérdida de peso, disminución de los niveles de albúmina sérica y un aumento de la necesidad de nutrición parenteral”. La dieta restrictiva, si bien tiene la intención de proteger a los pacientes de infecciones, puede terminar siendo un obstáculo para un buen estado nutricional.
Ante la falta de evidencia sólida sobre los beneficios de la dieta neutropénica, los expertos sugieren que la prevención de infecciones en pacientes neutropénicos podría lograrse a través de medidas más centradas en la seguridad alimentaria. Según un informe de la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo, en 2021 se concluyó que “no hay evidencia científica que respalde el uso de la dieta neutropénica para la prevención de infecciones en pacientes con neutropenia”. De hecho, enfatizan que una correcta manipulación y preparación de los alimentos podría ser tan eficaz como las restricciones.
Otro aspecto clave que se ha evaluado es el impacto de la dieta neutropénica sobre la calidad de vida de los pacientes. Los pacientes sometidos a dietas restrictivas reportan una mayor insatisfacción con su experiencia alimentaria. Un estudio citado en la revisión mostró que solo el 16% de los pacientes que seguían una dieta neutropénica afirmaron que esta no afectaba negativamente su experiencia alimentaria, en contraste con el 35% de los pacientes que no seguían una dieta tan restrictiva. Este malestar alimentario puede tener efectos psicológicos importantes, especialmente en pacientes que ya enfrentan el estrés de un tratamiento agresivo y las complicaciones relacionadas con la propia enfermedad.
Aunque la dieta neutropénica ha sido adoptada como un estándar de atención en muchas instituciones para la prevención de infecciones en pacientes hematooncológicos, la evidencia científica sobre su efectividad es limitada. La falta de beneficios claros en cuanto a la prevención de infecciones y la posible desnutrición asociada a la dieta sugiere que este enfoque debe ser reevaluado. Como afirman los autores, “la dieta neutropénica no ha mostrado una reducción significativa en la morbilidad o mortalidad por infecciones”. Por lo tanto, consideran "crucial" que las instituciones sanitarias consideren alternativas más equilibradas, como el enfoque en prácticas adecuadas de higiene alimentaria y manipulación segura de los alimentos, en lugar de recurrir a una dieta restrictiva que podría comprometer la salud nutricional de la persona.