La enfermedad renal crónica se caracteriza por la acumulación de toxinas urémicas, es decir, metabolitos que los riñones ya no pueden eliminar de forma eficaz. Su tratamiento implica principalmente una combinación de ajustes en el estilo de vida, intervenciones farmacéuticas y, en casos graves, procedimientos médicos como la terapia de reemplazo renal (hemodiálisis).
En los casos en los que los pacientes son sometidos a hemodiálisis ha cobrado especial importancia el uso de medicamentos antidepresivos y la terapia cognitivo conductual, ya que la prevalencia de síntomas de depresión y ansiedad es notablemente alta en estos individuos.
Con el objetivo de prevenir o paliar estos síntomas, se han realizado numerosos estudios para evaluar el uso de probióticos y más concretamente los psicobióticos para abordar la depresión y la ansiedad.
Concretamente los investigadores españoles Eric Climent del Departamento de Biotecnología de la Universitat Politécnica de Valencia; Francisco Hevilla, Marina Padial y Gabriel Oliveira del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Regional Universitario de Málaga; Guillermina Barril Cuadrado y Ángel Nogueira-Pérez del Servicio de Nefrología del Hospital la Princesa de Madrid; María Blanca y María López-Picasso del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Rey Juan Carlos de Madrid; y Tamara Jiménez Salcedo del Servicio de Nefrología del Hospital Regional Universitario de Málaga; han evaluado el impacto de la administración de un suplemento nutricional oral combinado con una mezcla de probióticos sobre la microbiota, la permeabilidad intestinal y los síntomas de depresión en pacientes desnutridos sometidos a hemodiálisis.
El estudio consistió en un ensayo aleatorizado con tres grupos paralelos: un grupo de control con dieta individualizada, un grupo de suplemento-placebo con suplementación nutricional oral y un grupo dcon suplementación nutricional oral en conjunto con una mezcla de probióticos.
Se recogieron muestras de sangre y heces en el momento basal y a los 3 y 6 meses y se midieron varios biomarcadores sanguíneos, como la zonulina (marcador de permeabilidad intestinal), la proteína de unión a lipopolisacáridos, el lipopolisacárido y el factor neurotrófico derivado del cerebro. Asímismo se secuenció el microbioma fecal con la plataforma Illumina. Para la estimación de los síntomas de depresión y ansiedad se utilizó la Escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria (HADS), junto con el índice estandarizado de salud mental SF12-MH del cuestionario de salud general SF-12.
Los investigadores observaron que "los pacientes que consumieron la mezcla probiótica mantuvieron los niveles de lipopolisacáridos de sus lecturas basales y disminuyeron sus niveles de factor neurotrófico derivado del cerebro en comparación con los grupos placebo o control". Además, se encontró una disminución en los síntomas de depresión y un aumento en las puntuaciones de calidad de vida en este grupo en comparación con los otros grupos.
De igual manera señalan que "la intervención produjo un impacto en la población del microbioma, donde el grupo con probióticos redujo la abundancia de Akkermansia con respecto a los grupos placebo y control, mientras que la abundancia de Acidaminococcus disminuyó y la Barnesiella aumentó con respecto al grupo placebo".
Este estudio aporta valiosos datos sobre el impacto potencial de las intervenciones dietéticas y probióticas en el microbioma de los pacientes en diálisis y sus parámetros psicológicos y fisiológicos asociados, mejorando la permeabilidad intestinal, mejorar los síntomas depresivos y la calidad de vida en estos pacientes.
Los hallazgos subrayan la necesidad de seguir investigando en el campo emergente del eje intestino-cerebro para desentrañar los intrincados mecanismos a través de los cuales la microbiota intestinal influye en la salud mental y la fisiología sistémica.