La Asociación Francesa de Dietistas-Nutricionistas ha enviado una carta al Gobierno de Francia en la que advierten sobre la proliferación de pseudonutricionistas y la falta de reglamentación estricta que regule sus prácticas.
En el arranque de este comunicado, la asociación defiende que “el dietista nutricionista es un profesional de la salud”, cuyas funciones son las de “evaluar las necesidades nutricionales de los individuos, adaptar su dieta en función de su estado de salud y proporcionar apoyo terapéutico a los pacientes que padecen enfermedades crónicas”.
Por tanto, estas competencias se basan en fundamentos científicos sólidos y validados por instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que reconoce el papel central de la nutrición en la prevención y el manejo de las enfermedades crónicas con el fin de reducir su incidencia, prevalencia y costo para la sociedad. Este es el caso de enfermedades como la diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares o trastornos alimentarios, entre otros.
En este marco, los nutricionistas y dietistas de Francia lamentan que “hoy en día, la profesión se enfrenta a un problema importante: el aumento exponencial de pseudonutricionistas, entrenadores nutricionales u otros profesionales autoproclamados como expertos en nutrición, cuyas prácticas no se basan en ninguna base científica validada”. Asimismo, denuncian que “estos individuos, formados a través de cursos cortos y no reconocidos por el Estado, ofrecen consejos dietéticos muchas veces inadecuados, incluso peligrosos para la salud de los pacientes”.
Es más, la Asociación Francesa de Dietistas-Nutricionistas enumera las siguientes consecuencias de este problema para la salud pública. Por un lado, estas personas establecerían prácticas dietéticas sin base científica, lo que puede provocar deficiencias nutricionales y trastornos metabólicos. Además, ponen en peligro a los pacientes con enfermedades crónicas, especialmente con la difusión de dietas restrictivas o recomendaciones contrarias a las oficiales.
Por otra parte, contribuyen al empeoramiento de las situaciones de desnutrición proteico-energética, especialmente en ancianos, pacientes con obesidad, cáncer u otras patologías que requieran una ingesta nutricional adaptada. Asimismo, desarrollan un “desencadenante o refuerzo de los trastornos alimentarios (TCA), a través de discursos que infunden culpa, prescripciones dietéticas extremas y un enfoque no supervisado por profesionales de la salud calificados”.
También contribuyen a la “influencia psicológica y dependencia”, pues algunos pseudo-practicantes ejercen un control excesivo sobre sus pacientes al imponerles dietas drásticas, desarrollar miedos alimentarios infundados y mantener una relación de poder deletérea.
Otro aspecto que critican desde la asociación es que estos pseudo-practicantes alimentan la “confusión en la mente del público, que ya no distingue a los dietistas nutricionistas calificados de los profesionales no regulados”. Y, finalmente, atacan a la integridad de la profesión, cuya imagen está empañada por prácticas desviadas y, a veces, comerciales.
“Estos riesgos ponen de relieve la urgencia de una supervisión más estricta del uso del título de nutricionista y de una reglamentación destinada a proteger a la población contra estos peligrosos abusos”, recalcan.
Ante este delicado panorama, los profesionales franceses de la Nutrición y Dietética urgen al Gobierno a que ponga en marcha medidas para proteger la profesión y garantizar la seguridad de los pacientes.
Por tanto, la Asociación Francesa de Dietistas-Nutricionistas solicita una regulación más estricta del uso del título de nutricionista. “Hoy en día, el término nutricionista no está protegido y puede ser utilizado por cualquier persona, incluso sin la formación adecuada”, lamentan. Por esta razón, piden que este término se reserve para profesionales sanitarios con una formación universitaria validada.
En esta misma línea, defienden un mayor control en la capacitación de la nutrición: “Muchos programas de formación privados emiten certificaciones no reconocidas, lo que lleva al surgimiento de 'entrenadores de nutrición' con habilidades limitadas. Es esencial establecer un marco regulatorio claro para evitar estos abusos”.
Finalmente, apuntan a la necesidad de que haya una mayor “sensibilización del público en general y de los profesionales sanitarios”, por lo que “es esencial informar al público y a los profesionales de la salud sobre la distinción entre un nutricionista dietista calificado y un pseudonutricionista, con el fin de garantizar derivaciones confiables de pacientes”.