Un nuevo estudio coordinado por el Dr. Salvatore Cortellino y el profesor Antonio Giordano, presidente de la Organización de Investigación en Salud Sbarro (SHRO) y oncólogo molecular de la Universidad de Temple y la Universidad de Siena, ofrece una evaluación crítica de la suplementación vitamínica y las tendencias dietéticas populares en el contexto de la prevención y el tratamiento del cáncer.
Publicada en Expert Review of Anticancer Therapy, la revisión advierte contra la creencia generalizada, promovida por los medios masivos y la industria del bienestar, de que las vitaminas de venta libre y las dietas de moda pueden extender de manera independiente la expectativa de vida o mejorar los resultados del cáncer.
Este trabajo se ha visto significativamente enriquecido por las valiosas contribuciones de Teresa Esposito, MD, Departamento de Dietética Clínica y Enfermedades Metabólicas, Hospital Cavalier Raffaele Apicella, ASL Napoli 3 Sud, Nápoles, Italia; y Francesca Pentimalli, Ph.D., Departamento de Medicina y Cirugía, Universidad LUM "Giuseppe De Gennaro", Bari, Italia.
El análisis revela que, si bien las deficiencias vitamínicas son frecuentes en pacientes con cáncer y pueden contribuir a un mayor riesgo de cáncer, la suplementación con multivitamínicos de grado farmacéutico no ha demostrado un beneficio clínico claro. En cambio, los autores subrayan la importancia de una dieta equilibrada, en particular la dieta mediterránea, como la estrategia más fiable para mantener niveles adecuados de micronutrientes.
Fundamentalmente, la revisión plantea inquietudes sobre la hipervitaminosis, una condición resultante de la ingesta excesiva de vitaminas sin supervisión médica. En pacientes oncológicos, dicho desequilibrio podría, paradójicamente, estimular la progresión tumoral. Asimismo, tendencias dietéticas como los regímenes cetogénicos, el ayuno intermitente o incluso el veganismo estricto, si bien están respaldadas por modelos preclínicos, carecen de evidencia sólida de su eficacia en el tratamiento del cáncer en humanos. En algunos casos, estas prácticas dietéticas restrictivas pueden exacerbar la caquexia relacionada con el cáncer o provocar desnutrición, especialmente en pacientes frágiles o de edad avanzada.
"Nuestros hallazgos sugieren que seguir modas alimentarias sin orientación clínica puede ser no solo ineficaz, sino potencialmente perjudicial para los pacientes con cáncer", explica el profesor Giordano. "No hay sustituto para la medicina basada en la evidencia y un enfoque nutricional personalizado".
Los autores recomiendan la consulta médica antes de iniciar cualquier cambio significativo en la dieta, especialmente si existen factores de riesgo o enfermedades activas. Las decisiones nutricionales, ya sean relacionadas con suplementos o planes de alimentación integrales, deben tomarse en colaboración con profesionales de la salud cualificados, como médicos, nutricionistas clínicos o dietistas.
El estudio concluye reafirmando que la mejor manera de preservar la salud es mediante el equilibrio fisiológico, que se logra manteniendo una ingesta calórica adecuada, siguiendo una dieta variada y saludable, y realizando actividad física regular según las necesidades individuales. Estos principios, arraigados en el Código Europeo contra el Cáncer y el estilo de vida mediterráneo, siguen siendo la piedra angular de la prevención del cáncer y el bienestar del paciente.