El presidente del Senado, Pedro Rollán, ha inaugurado la jornada “Obesidad y sobrepeso: de la evidencia a las políticas sanitarias” junto al presidente la Fundación España Salud, Lluis Donoso Bach.
Posteriormente se ha presentado la jornada, que se ha llevado a cabo en la Sala de Manuel Giménez Abad del Senado, y se han realizado tres mesas redondas con expertos en la materia, como Gregorio Varela, catedrático de Nutrición y Bromatología, e Irene Bretón, doctora en Medicina, especialista en Endocrinología y Nutrición, y miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, SEEN.
Irene Bretón ha comentado en la segunda mesa, dedicada a las nuevas perspectivas en el abordaje de la obesidad, que es necesario tener más recursos para mejorar la atención y no solo personales, materiales o tecnológicos, sino para mejorar la coordinación entre especialidades y en el seguimiento de los pacientes.
"Es verdad que muchas veces estamos tratando la obesidad con un esquema muy parecido al que utilizamos para tratar otras enfermedades mucho menos prevalentes, y estamos hablando de que tenemos que aprender a tratar a las personas con obesidad. Necesitamos hacer un cribado de la enfermedad y sus complicaciones", ha sugerido.
Asimismo, Bretón ha indicado que son necesarios los protocolos adaptados a cada momento de la vida, es decir, al prenatal, a los niños, a los mayores, así como equipos multidisciplinarios y rutas asistenciales. Para esto, la experta ha enfatizado que especialistas en tecnología y nutrición han realizado un documento junto con las tres sociedades de atención primaria con el fin de definir los requisitos mínimos para una asistencia más coordinada.
La doctora también ha asegurado que se necesita acceso a los tratamientos y una mayor coordinación, por ejemplo, con salud laboral, "teniendo en cuenta que muchas personas que tienen obesidad no van al médico porque están en salud laboral". De igual forma, hace falta formación en las universidades españolas "para prevenir el estigma que tienen las personas en el entorno sanitario".
Bretón ha añadido que no puede faltar una evaluación de los resultados de la clínica diaria. "Yo, como médico clínico de mi hospital del día a día, tengo la impresión de que relleno datos de la historia clínica pero no tenemos ningún feed back de si lo que yo estoy haciendo de verdad impacta o tiene valor o no".
Por último, la especialista aprovechó el espacio para recordar la importancia de la incorporación de los dietistas-nutricionistas al Sistema Nacional de Salud, ya que "es extraordinariamente heterogénea en diferentes comunidades autónomas".
Por su parte, Gregorio Varela ha arrancado comentando que "evidentemente no importa solo lo que se come, sino cómo se come". Ha continuado con que, referente a los aspectos sociales, últimamente se ha observado que lo que ha sido tradicional en las dietas territoriales, como la dieta mediterránea, la dieta atlántica y otras, se va perdiendo. "Comemos con mayor frecuencia solos, y ahora encima cuando comemos en compañía, nos comunicamos mucho menos", ha destacado.
"Cuando se comparte al menos una vez al día la comida en familia, lo cierto es que es mejor la dieta desde el punto de vista nutricional. Hay un mayor número de alimentos, hay mejores hábitos alimentarios, y eso repercute en indicadores de salud que nos interesan", ha señalado Varela, añadiendo que por ello es importante hacer seguimiento de los aspectos sociales.
Sin embargo, el catedrático también ha explicado que en la población vulnerable se ven datos que alarman. "En una buena proporción se ha dejado de cocinar en sus hogares, y se ha dejado de cocinar porque, en primer lugar, la oferta alimentaria de productos que no necesitan cocinado puede ser más económica". Asimismo, Varela mencionó lo importante que es también estudiar a la población migrante "porque no hay estudios en España".
De igual forma, el nutricionista ha expresado que existen estudios que indican no solo la aparición en mayor medida de sobrepeso y obesidad sobre todo en los más jóvenes, "sino que además aparece lo que se conoce como hambre oculta, es decir, que ese sobrepeso y obesidad se acompaña de deficientes micronutrientes". Por otro lado, en las personas de la tercera edad "puede incrementar el riesgo de malnutrición hasta en un 30 %. Dependiendo del grupo de edad, los escenarios también van a variar", ha resaltado Varela, agregando que no hay una encuesta específica en personas mayores hecha en España.
Para concluir, Varela no ha dejado de lado que los lugares donde se come también se han modificado, así como las formas de compra. "Nos abrazamos normalmente a soluciones fáciles o más rápidas que lo que está más que probado que es el estilo de vida mediterráneo, el de las dietas tradicionales".