Un estudio internacional, publicado recientemente en Health Data Science , analizó datos objetivos del sueño de 88.461 adultos del Biobanco del Reino Unido y halló asociaciones significativas entre las características del sueño y 172 enfermedades. La investigación, dirigida por equipos de la Universidad de Pekín y la Universidad Médica del Ejército, destaca la regularidad del sueño —como la constancia a la hora de acostarse y la estabilidad del ritmo circadiano— como un factor poco reconocido, pero crucial, en el riesgo de enfermedad.
Utilizando datos de actigrafía durante un promedio de 6,8 años, los investigadores identificaron que más del 20 % del riesgo de 92 enfermedades se debía a malos hábitos de sueño. Cabe destacar que la hora de acostarse irregular (después de las 00:30) se relacionó con un riesgo 2,57 veces mayor de cirrosis hepática, mientras que la baja estabilidad interdiaria incrementó el riesgo de gangrena 2,61 veces.
Es importante destacar que el estudio desmiente las afirmaciones previas de que dormir mucho (≥9 horas) es perjudicial. Si bien informes subjetivos han vinculado el sueño prolongado con accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas, datos objetivos revelaron esta asociación solo en una enfermedad. Una clasificación errónea podría ser la causa: el 21,67 % de quienes duermen mucho en realidad durmieron menos de 6 horas, lo que sugiere que el tiempo que se pasa en la cama a menudo se confunde con el tiempo real de sueño.
"Nuestros hallazgos subrayan la importancia, a menudo ignorada, de la regularidad del sueño", afirmó el profesor Shengfeng Wang, autor principal del estudio. "Es hora de ampliar nuestra definición de buen sueño más allá de la simple duración".
El equipo confirmó varias asociaciones en poblaciones estadounidenses e identificó las vías inflamatorias como un posible vínculo biológico. Investigaciones futuras explorarán la causalidad y evaluarán el impacto de las intervenciones del sueño en la evolución de las enfermedades crónicas.