Una dieta equilibrada incluye frutas y verduras, las cuales tienen numerosos beneficios, como el aporte de fibra, que aumenta la saciedad y sirve como una fuente importante de energía para las bacterias intestinales en el colon; o los compuestos fenólicos, que son antioxidantes, pueden influir en la sensibilidad a la insulina y el estado anabólico del tejido adiposo.
En reconocimiento de estos beneficios para la salud, las Guías Alimentarias Estadounidenses 2020-2025 recomiendan que los adultos consuman entre 1,5 y 2 tazas de frutas y entre 2 y 3 tazas de verduras al día. Sin embargo, cumplir con estas recomendaciones dietéticas puede ser un desafío, lo que ha hecho que aumente el consumo de zumos, promocionados a menudo como una forma conveniente de aumentar la ingesta de frutas y verduras, e incluso se comercializados como dietas para la “limpiar” el sistema digestivo y la mejora de la salud general.
Cuando se convierte una fruta o verdura en zumo, pierde la mayor parte de la fibra insoluble, lo que puede disminuir sus beneficios para la salud. Una menor ingesta de fibra puede alterar la microbiota, afectando al metabolismo, la inmunidad y la salud mental, aunque se sabe poco sobre los efectos específicos de los zumos en la microbiota.
En este contexto, investigadores de Estados Unidos han estudiado cómo los zumos pueden afectar la composición del microbioma intestinal y oral en un estudio de intervención.
Los investigadores seleccionaron a catorce participantes que siguieron una de tres dietas durante tres días: zumos exclusivamente, zumo más comida o comida de origen vegetal, según recoge el trabajo.
Se recogieron muestras de heces, de saliva e de hisopos de la parte interna de las mejillas al inicio, después de una dieta de eliminación previa a la intervención, inmediatamente después de la intervención con jugos y 14 días después de la intervención. Además, se utilizó la secuenciación del amplicón del gen ARNr 16S para analizar la composición taxonómica de la microbiota.
Los investigadores señalan que “el microbioma de la saliva difirió significativamente en respuesta a la dieta de eliminación con una reducción significativa en Firmicutes y un aumento significativo en Proteobacteria”. En las dietas de intervención con zumos también observaron “cambios en la microbiota de la saliva y las mejillas, concretamente un incremento de las bacterianas proinflamatorias, posiblemente debido a la alta ingesta de azúcar y baja ingesta de fibra de los productos relacionados con los zumos”. Así mismo, se observó un incremento en la permeabilidad intestinal.
Aunque no se observaron cambios significativos en la composición general de la microbiota intestinal, ni con la dieta de eliminación ni con las dietas de intervención con zumos, los taxones bacterianos asociados con la permeabilidad intestinal, la inflamación y el deterioro cognitivo aumentaron en abundancia relativa.
Estos hallazgos sugieren que "el consumo de jugos a corto plazo puede afectar negativamente a la microbiota".