Alfredo Martínez es el director del programa en Nutrición de Precisión y Salud Cardiometabólica en el instituto madrileño IMDEA Alimentación, actividad que compagina con la docencia en la Universidad de Valladolid y con su participación en los principales organismos de este ámbito. Recientemente, Diario Nutrición se hizo eco de la presencia de este destacado nutricionista en el listado Clarivate Highly Cited Researchers, que recopila a los científicos más citados en todo el mundo.
Este reconocimiento supone que “el tema al que estoy dedicando mi vida es de interés para la sociedad, es decir, que trabajar en nutrición, obesidad, enfermedades cardiovasculares, temas relacionados con prescripciones dietéticas e intervenciones nutricionales, son útiles para la población”, ha señalado el catedrático en declaraciones a Diario Nutrición.
Alfredo Martínez, que ha encarado ya varios frentes de investigación a lo largo de su vida, se acercó al mundo de la salud a través de la Fisiología. “Hice la tesis ya centrado en el funcionamiento de los órganos de nuestro cuerpo, a raíz de lo cual me tocó trabajar con procesos de alimentación. Y, a partir de ahí, mi carrera fue fundamentalmente en el campo de la nutrición”, rememora.
Actualmente, su trabajo en el Instituto IMDEA Alimentación gira en torno a la nutrición de precisión orientada a la salud cardiometabólica. “Esto quiere decir que intentamos desarrollar dietas antiinflamatorias para poder tratar mejor la obesidad, los síndromes autoinmunes, enfermedades infecciosas, como el COVID, y también las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, incluso el cáncer”, destaca.
El profesor y científico explica que ya Galeno defendía que había “actitudes diferentes de cada persona frente a los alimentos” y, asimismo, “que no se puede hablar de enfermedades, sino de enfermos”. Para ejemplificar esto, Martínez señala que “no hay dos diabetes iguales, sino que cada una tiene aspectos únicos, distintivos, singulares”. En este sentido, menciona aspectos “individuales y personales".
En esta línea, el catedrático discurre sobre la denominada nutrición de precisión, que es “una evolución de la nutrición personalizada”, según define. “La nutrición personal y de precisión intenta integrar muchas medidas: de composición corporal, bioquímicas, cuestionarios de la dieta, escalas de actividad física y, por supuesto, marcadores de calidad de vida, así como la historia clínica. Y la novedad son los marcadores genómicos, metabolómicos y metagenómicos, que ayudan a tener una visión integral completa del metabolismo del ser humano”, comenta.
Así, la precisión trabaja con datos “de una forma conjunta”, no tiene en cuenta solamente un factor. Por ejemplo, en el caso de una diarrea, “puede darse por una intolerancia alimentaria, porque le siente mal un alimento, que haya una infección porque haya consumido un alimento en malas condiciones o debido a un tratamiento farmacológico. Todo son diarreas, pero ahí entra la precisión: se tienen en cuenta las características de la persona (edad, sexo, origen de la enfermedad, entre otros), lo que a su vez implica que el tratamiento cambie".
Con respecto a esta línea sobre una nutrición personalizada, la inteligencia artificial es “una herramienta que permite combinar muchísimos datos y estudios para su integración”. Por lo tanto, esta tecnología tiene la ventaja de “reunir información que está más o menos dispersa, que es heterogénea, para darle unidad”.
Ahora bien, sí que tiene un “peligro”: igual que tiene cosas buenas, en cuanto sirve para coordinar e integrar información, “a veces hace imputaciones, es decir, estima algunos aspectos que no son realistas desde el punto de vista metabólico. Puede ser lógico desde el punto de vista estadístico, pero no desde el punto de vista fisiológico o funcional”, advierte.
Teniendo esto último en cuenta, hay que recalcar algunas de las bondades de la inteligencia artificial en el campo de la nutrición, como es el hecho de que “se van a poder considerar muchos factores que antes dependían del criterio de un médico o de un nutricionista”. Esto, en la “actividad de prevención”, lo que intenta es “valorar conjuntamente diferentes informaciones relacionadas con la composición corporal, la bioquímica, el metabolismo, la ingesta dietética, la actividad física, la salud en general, el bienestar metabólico de las personas… Integrar todo eso para dar una solución, unas recomendaciones, una prescripción o un consejo nutricional individual, pero además dirigido de forma singular a esa persona”.
Por tanto, el profesor no duda en señalar que “el futuro de la nutrición implica tratar con mucho conocimiento a las personas” y darles “una atención personalizada y de precisión”. Ahora bien, teniendo en cuenta “aspectos individuales, aspectos de salud pública y aspectos de sostenibilidad”.
Los estudios de Alfredo Martínez han estado enfocados en parte a los metabotipos, que se realizan a través de datos como la edad, sexo y salud. Sobre este punto, el investigador explica que han establecido cinco metabotipos para la sociedad española.
El primero corresponde a personas sanas, en el que predominan los jóvenes, mientras que, en el segundo, se encuentran los que están más o menos sanos, fundamentalmente porque cuidan la dieta. En el tercer bloque se integran los que también están sanos por la actividad física, además de por la dieta.
Ahora bien, en el cuarto metabotipo se incluyen las personas que están “a punto de estar enfermas”, las personas premórbidas. Estos tienen una “estación de morbilidad, de enfermedad, de complicaciones y ya, a veces, tienen un consejo del nutricionista o del médico”. Finalmente, en el quinto tipo, están las personas que ya están enfermas por diferentes razones y, por tanto, siguen “unas dietas o unos tratamientos terapéuticos o farmacológicos muy específicos”.
Para finalizar, Martínez destaca lo vital que resulta que la nutrición juegue “un papel integral junto con otros profesionales, como médicos, enfermeras, psicólogos, etcétera”.
Asimismo, recalca que el nutricionista ha de ser multidisciplinar. “Lo que siempre les digo a mis alumnos es que tienen que realizar un esfuerzo para hacer tesis doctorales, estudiar y aprender en los centros donde estén las técnicas más avanzadas en nutrición para que, de esta forma, puedan hablar con conocimiento y ser protagonistas del tratamiento nutricional, que es lo que se merecen”, subraya.
Por último, el experto enfatiza que el profesional de la nutrición tiene que jugar un papel fundamental para poder contribuir a la prevención de enfermedades, el mantenimiento de la salud (y, eventualmente la dietoterapia) y el tratamiento de las enfermedades, por tanto, “se trata de prevención, mantenimiento y tratamiento”.