El director de la Organización Mundial de la Salud clausuró la Cumbre sobre Nutrición para el Crecimiento con un discurso relevante.
Dio comienzo a sus palabras con que "vivimos en un mundo de abundancia, para algunos. Y nosotros somos esos pocos". Continuó con que nadie en la sala se fue a la cama con hambre anoche, "y ninguno de nosotros se irá a la cama con hambre esta noche".
Y, sin embargo, para millones de personas en el mundo, "hoy, ahora mismo, esa es su realidad diaria". No hacen planes para sus carreras, sus vacaciones ni su jubilación. Su único horizonte es el presente, y su único plan es cómo alimentarán a sus familias y a sí mismos hoy.
Anoche, el presidente Macron habló elocuentemente sobre el nexo entre salud y nutrición. "La nutrición es la base de la salud y, por tanto, del progreso de individuos, familias, comunidades, sociedades y economías".
Como se ha dicho muchas veces durante esta cumbre, el Banco Mundial estima que cada dólar gastado en nutrición en la primera infancia genera un retorno de 23 millones de dólares. "Por el contrario, donde hay malnutrición de cualquier tipo, la enfermedad viene de cerca", comentó Tedros Adhanom Ghebreyesus.
"La desnutrición es un factor subyacente en casi la mitad de todas las muertes de niños menores de cinco años, por malaria, tuberculosis, diarrea y otras enfermedades", explicó Adhanom Ghebreyesus.
La otra cara de la moneda es la obesidad. "Incluso en países prósperos, acceder a alimentos saludables y asequibles es una lucha para muchos", señaló.
Actualmente, más de mil millones de adultos viven con obesidad y enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta, como diabetes o hipertensión.
Los costos a largo plazo que las malas condiciones de salud provocadas por dietas poco saludables e insuficientes tienen para las economías y la productividad son de billones de dólares estadounidenses cada año.
"Por eso, una de las principales prioridades de la OMS es promover la salud y prevenir las enfermedades abordando sus causas profundas en el aire que respiran las personas, los alimentos que comen, el agua que beben y las condiciones en las que viven y trabajan", aseguró el director.
"Frente a estos desafíos, ¿cómo apoyamos a las comunidades vulnerables y avanzamos contra el flagelo prevenible de la desnutrición? Permítanme sugerir tres maneras, que ya se han dicho, pero me alegra mucho que todos estemos en la misma página. Primero, necesitamos renovar nuestras energías. Hace apenas unos días, la Asamblea General de las Naciones Unidas amplió el Decenio de Acción sobre la Nutrición por cinco años, hasta 2030, con 139 países copatrocinando la resolución. Los Estados miembros de la OMS también han preparado una resolución para la Asamblea Mundial de la Salud de este año, ampliando los objetivos mundiales de nutrición hasta 2030", expresó Adhanom Ghebreyesus.
En segundo lugar, de acuerdo con el directivo, es necesario reevaluar la situación. Dados los recortes a la ayuda oficial al desarrollo, "es fundamental que reconsideremos nuestra labor y nuestros objetivos. Eso significa realinear lo que hacemos, hacerlo de manera más eficiente y centrarnos en lo que funciona y tiene el mayor impacto", detalló.
En tercer lugar, es necesario refinanciar. Adhanom Ghebreyesus agradeció a todos los donantes que prometieron más de 27 000 millones de dólares estadounidenses para la nutrición en esta cumbre. "Esta financiación es un salvavidas, literalmente, para muchos", indicó.
Al mismo tiempo, las limitaciones a la asistencia oficial para el desarrollo que se enfrentan globalmente significan que todos los países, en la medida de sus posibilidades, "deben aumentar la inversión interna en nutrición y sistemas alimentarios que prioricen la salud".
La OMS se ha comprometido a trabajar con los países para fortalecer los servicios de nutrición, brindar apoyo técnico y ayudar a transformar los sistemas alimentarios para que sean lo que deberían ser: una fuente de salud para todos, concluyó Adhanom Ghebreyesus.