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La terapia con probióticos, prebióticos y simbióticos demuestra potencial para el tratamiento del asma pediátrico

La terapia con probióticos, prebióticos y simbióticos demuestra potencial para el tratamiento del asma pediátrico

Una nueva revisión revela que la salud intestinal podría ser clave para mejorar el tratamiento del asma en niños
Asma niños
El asma es la afección respiratoria crónica más prevalente entre niños y adolescentes.

El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo. En niños y adolescentes, el asma sigue siendo la afección respiratoria crónica más prevalente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 14 % de los niños en todo el mundo experimentan síntomas relacionados con el asma.

 

La carga del asma pediátrica se ve agravada por su asociación con exacerbaciones recurrentes, menor calidad de vida y costos de atención médica significativos. A pesar de los avances en farmacoterapia, un subgrupo de pacientes continúa con un control subóptimo, lo que subraya la necesidad de nuevas estrategias terapéuticas. 

 

Participación del intestino en el asma

 

La evidencia existente destaca la participación multifactorial del eje intestino-pulmón en la patogénesis del asma, incluyendo la modulación inmune, metabólica, neuroendocrina y mecanismos de barrera epitelial. La disbiosis de la microbiota intestinal en el asma pediátrico se manifiesta no solo como una diversidad reducida y una proporción alterada de Firmicutes / Bacteroidetes, sino también como una interrupción de la producción de metabolitos microbianos, particularmente ácidos grasos de cadena corta (AGCC) como el propionato y el butirato. 

 

Estos metabolitos regulan la inflamación pulmonar a través de vías dependientes del receptor acoplado a proteína G y la inhibición de la histona desacetilasa, mientras que su deficiencia exacerba la remodelación de las vías respiratorias mediada por Th17. Al mismo tiempo, la disfunción de la barrera intestinal permite la translocación de lipopolisacáridos bacterianos (LPS), lo que activa los macrófagos alveolares y promueve la infiltración neutrofílica. Esta red microbiana-inmune-metabólica interconectada establece la homeostasis microbiana como un posible objetivo terapéutico en el asma. 

 

En los últimos años se han explorado diversas intervenciones de salud intestinal, incluidos probióticos, prebióticos, simbióticos y postbióticos, por sus posibles funciones terapéuticas en el manejo del asma. Sin embargo, la evidencia existente sigue siendo heterogénea debido a las variaciones en la especificidad de la cepa, los regímenes de dosificación y las medidas de resultados. 

 

Por este contexto, una nueva revisión sistemática analizó 18 estudios para aclarar la eficacia, seguridad y los fundamentos mecanicistas de las terapias dirigidas a la microbiota en el asma pediátrico, informando las pautas clínicas y las prioridades de investigación futuras.

 

Efectos de la suplementación probiótica y simbiótica sobre la etiopatogenia del asma 

 

Luego del análisis de los resultados, los autores comentan que los mismos demuestran el potencial de los probióticos para modular los resultados del asma, aunque advierten una heterogeneidad notable entre los estudios incluidos. “En general, los probióticos demostraron eficacia para reducir las exacerbaciones del asma, mejorar la función pulmonar y modular los perfiles inmunitarios”, resaltan. 

 

Sin embargo, insisten en que la heterogeneidad persistió entre los estudios, ya que la monoterapia con Lactobacillus mejoró la función pulmonar, pero tuvo un impacto limitado en las exacerbaciones del asma, mientras que las cepas de Bifidobacterium redujeron el uso de corticosteroides inhalados. Por su parte, las formulaciones de múltiples cepas mostraron beneficios sinérgicos. “La evidencia emergente sugiere que el efecto terapéutico de los probióticos en el asma pediátrico involucra vías multifactoriales”, mencionan los expertos.  

 

Al modular la microbiota intestinal, los probióticos promueven la producción de metabolitos como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) y el triptófano. Los AGCC inhiben las histonas desacetilasas (HDAC), lo que reduce la inflamación de las vías respiratorias epigenéticamente. Los metabolitos del triptófano suprimen la liberación de TNF-α e IL-6 a través de la señalización de AhR en los macrófagos alveolares. Además, los probióticos fortalecen las barreras mucosas en el intestino y los pulmones mediante la regulación positiva de las proteínas de unión estrecha (ocludina, claudina), lo que limita la translocación de alérgenos/patógenos. 

 

“La evidencia limitada de dos ensayos sugiere que las intervenciones con simbióticos pueden reducir la utilización de la atención médica en el asma pediátrico, incluyendo la disminución de las visitas ambulatorias y atenuar las infecciones respiratorias virales”, señalan. Sin embargo, aclaran que un estudio no encontró una reducción significativa en la frecuencia de exacerbación del asma con simbióticos, lo que subraya la “necesidad de ensayos clínicos a gran escala para validar su papel terapéutico en el asma infantil”. 

 

En cuanto a los prebióticos, la bibliografía citada por los autores expone potenciales beneficios. De hecho, dejan ver que “las intervenciones con galactooligosacáridos (GOS) e inulina han demostrado una mejoría del asma”, y que se ha demostrado un vínculo entre la ingesta baja de fibra dietética y la gravedad del asma pediátrico. 

 

Implicaciones para la práctica

 

“Los estudios incluidos en esta revisión han corroborado los efectos beneficiosos de los probióticos y simbióticos en el tratamiento del asma pediátrica, lo que enfatiza su potencial como modalidades terapéuticas complementarias”, destaca el artículo. No obstante, advierten que una limitación notable en la investigación actual es la escasez de comparaciones directas entre diferentes cepas. “Esta escasez dificulta que los médicos tomen decisiones informadas con respecto a la cepa o combinación de cepas más efectiva para pacientes individuales”. 

 

Si bien los probióticos, simbióticos y posbióticos mostraron, en general, perfiles de seguridad favorables en los estudios incluidos, se reportaron eventos adversos leves y transitorios. “Los médicos deben mantenerse alertas en el monitoreo de los pacientes para detectar cualquier efecto adverso, como molestias abdominales, erupción cutánea y fiebre, especialmente en subgrupos de alto riesgo, como los niños inmunodeprimidos”, recomiendan los autores. 

 

En resumen, si bien las intervenciones dirigidas a la microbiota son muy prometedoras para el manejo del asma pediátrica, la evidencia actual se ve limitada por lagunas en la investigación. Para finalizar, los expertos concluyen que “los profesionales clínicos deben ser cautelosos, mantenerse al día con las nuevas investigaciones y considerar la derivación de pacientes a ensayos clínicos bien diseñados para impulsar el avance en este campo”. 

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