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Investigadores revelan que nunca es tarde para empezar a cuidar de la salud cerebral a través de la dieta MIND

Investigadores revelan que nunca es tarde para empezar a cuidar de la salud cerebral a través de la dieta MIND

Según un nuevo estudio, la dieta MIND presentó una relación más sólida y consistente con la reducción del riesgo de demencia que otras dietas saludables, aunque la relación varió entre cinco grupos raciales
Investigadores revelan que nunca es tarde para empezar a cuidar de la salud cerebral a través de la dieta MIND
Las personas que mejoraron su adherencia a MIND a lo largo de 10 años tuvieron un 25 % menos de riesgo de demencia.

A medida que la población estadounidense envejece y aumentan los casos de demencia, muchas personas se preguntan si es posible prevenir esta devastadora enfermedad. Según un nuevo estudio, la respuesta podría estar en sus manos: las personas que siguieron un patrón dietético conocido como la dieta MIND tuvieron una probabilidad significativamente menor de desarrollar Alzheimer o formas relacionadas de demencia.

 

La dieta MIND, que significa Intervención Mediterránea-DASH para el Retraso Neurodegenerativo, combina la dieta mediterránea con la dieta DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión) para reducir la presión arterial y también enfatiza alimentos que han demostrado ser saludables para el cerebro, como vegetales de hojas verdes, bayas, nueces y aceite de oliva.

 

Según el estudio, la dieta MIND presentó una relación más sólida y consistente con la reducción del riesgo de demencia que otras dietas saludables, aunque la relación varió entre cinco grupos raciales. Quienes mejoraron más su adherencia a la dieta con el tiempo mostraron el mayor patrón de reducción del riesgo. Esta relación beneficiosa se observó de forma similar entre los grupos de jóvenes y mayores, lo que sugiere que adoptar la dieta tiene beneficios a cualquier edad.

 

Nunca es tarde para empezar a comer mejor y cuidar de la salud cerebral

 

“Los hallazgos de nuestro estudio confirman que los hábitos alimentarios saludables en la mediana edad y la vejez, y su mejora con el tiempo, pueden prevenir el Alzheimer y las demencias relacionadas”, afirma el Dr. Song-Yi Park, profesor asociado de la Universidad de Hawái en Manoa. “Esto sugiere que nunca es tarde para adoptar una dieta saludable y prevenir la demencia”.

 

Park y sus colegas analizaron datos de casi 93.000 adultos estadounidenses que proporcionaron información sobre su dieta como parte de una cohorte de investigación conocida como Estudio de Cohorte Multiétnica que comenzó en la década de 1990. Los participantes tenían entre 45 y 75 años al inicio del estudio y más de 21.000 desarrollaron Alzheimer o demencias relacionadas en los años siguientes.

 

No hubo efectos significativos en hawaianos o asiático-americanos

 

En general, los participantes que obtuvieron una mayor puntuación en la adherencia al programa MIND al inicio tuvieron una reducción del 9 % de menor riesgo de demencia, con una reducción aún mayor (alrededor del 13 %) entre quienes se identificaron como afroamericanos, latinos o blancos. La adherencia inicial a la dieta MIND no se asoció con una reducción significativa del riesgo entre los participantes nativos hawaianos o asiático-americanos.

 

“Encontramos que la relación protectora entre una dieta saludable y la demencia fue más pronunciada entre los afroamericanos, latinos y blancos, mientras que no fue tan evidente entre los asiático-americanos y mostró una tendencia más débil entre los nativos hawaianos”, indica el profesor Park. “Podría ser necesario un enfoque específico al evaluar la calidad de la dieta de las diferentes subpoblaciones”.

 

Los resultados también mostraron que las personas que mejoraron su adherencia a MIND a lo largo de 10 años (incluyendo a quienes no siguieron la dieta al pie de la letra al principio) tuvieron un 25 % menos de riesgo de demencia en comparación con quienes disminuyeron su adherencia. Esta tendencia se mantuvo en diferentes edades y grupos raciales.

 

Los investigadores explican que las diferencias en los patrones y preferencias dietéticas entre los grupos raciales y étnicos podrían influir en la variación observada en la relación entre la demencia y la dieta. Dado que los estadounidenses de origen asiático también presentan tasas de demencia más bajas que otros grupos, es posible que la dieta MIND no refleje las ventajas de las dietas más comunes en esta población. 

 

Park concluye que estudios adicionales podrían ayudar a aclarar estos patrones y añadió que se necesitarían estudios de intervención para verificar la relación causa-efecto, ya que el estudio se basó en datos observacionales.

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