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Luis A. Moreno Aznar, experto en Nutrición: "la obesidad es una enfermedad, no una decisión personal"

Luis A. Moreno Aznar, experto en Nutrición: "la obesidad es una enfermedad, no una decisión personal"

El experto abordó los aspectos más relevantes de la “pandemia” de obesidad, ofreciendo posibles estrategias para su abordaje y recomendaciones para las personas que conviven con ella
Aznar
Luis A. Moreno Aznar, diplomado en Nutrición Humana y en Salud Pública y Comunitaria.

En diálogo con el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), el Doctor en Medicina y Cirugía, Luis A. Moreno Aznar ha realizado una serie de declaraciones respecto a la salud metabólica que resultan relevantes de abordar. 

 

Aznar también se ha Diplomado en Nutrición Humana y en Salud Pública y Comunitaria y lleva 43 años dedicando su carrera a la investigación. Su grupo, “Growth, Exercise, Nutrition and Development (GENUD)” se estableció como grupo consolidado desde la primera convocatoria de acreditación de los grupos de investigación por parte del Gobierno de Aragón, uniéndose posteriormente al Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS Aragón). Esto les ha permitido incorporarse al Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERObn), del Instituto de Salud Carlos III.

 

La obesidad, una problemática de características pandémicas 

 

Respecto a la problemática de la obesidad, comenta que se trata de una “pandemia global” que afecta especialmente a la población infantil e identifica que sus causas son múltiples (genética, biología, nivel socioeconómico, factores sociales y, sobre todo, los estilos de vida). “Desde el ámbito sanitario, el factor sobre el que más podemos intervenir es precisamente el estilo de vida”, subraya el catedrático. 

 

Sin embargo, aclara que, para poder modificarlo, se debe entender cómo influye en el desarrollo de la obesidad, y eso “tendría que ser analizado desde una perspectiva del ciclo vital, que empieza incluso en el momento de la concepción”. “El periodo fetal, los primeros 2 años de vida, la infancia y la adolescencia son etapas clave, porque es ahí donde se consolidan muchos de estos hábitos”.

 

En obesidad infantil, España cuenta con sistemas de monitorización que ofrecen datos precisos. Según el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 40% de los niños entre 6 y 9 años españoles tienen sobrepeso u obesidad. “Aunque puede que esta cifra esté algo sobreestimada, en cualquier caso, al menos un tercio de los niños se ve afectado”, comenta Aznar. En adultos, la prevalencia es algo menor y es más frecuente en mujeres que en hombres. 

 

El investigador destaca la importancia de hablar de "niños con obesidad" y no de "niños obesos" ya que se trata de reconocer que se habla de personas, no de etiquetas. Respecto a esto, retoma que, en el reciente Congreso Europeo de Obesidad participaron personas con obesidad, y subrayaron algo fundamental: “la obesidad es una enfermedad, no una decisión personal”

 

La génesis de la obesidad 

 

En cuanto a la etiología de la obesidad infantil, señala que la mayoría de los niños tiene una predisposición genética, pero lo que marca la diferencia es el ambiente: “cuanto más adverso, antes puede aparecer, incluso en los primeros meses o años de vida”. A pesar de ello, se pueden observar niños que presentan obesidad por causas genéticas muy claras, aunque son pocos, alrededor del 5%. 

 

“En 1984 hicimos un estudio a nivel nacional que mostró que entre un 3% y un 5% de los niños tenían obesidad. No imaginábamos lo que vendría después. El gran cambio se produjo a finales de los 80 y en los años 90, y fue algo común en casi todos los países desarrollados”, explica el experto. 

 

En relación a esos cambios, enfatiza en que no hay una única causa. “Cambió el patrón de alimentación: pasamos de una dieta tradicional a una con más alimentos procesados. También disminuyó la actividad física: antes los niños jugaban mucho en la calle, hoy eso es menos común y ha sido sustituido por actividades sedentarias”. 

 

“Es la suma de varios elementos: peor alimentación, menos actividad física, menos sueño y más sedentarismo. Individualmente, quizás no bastan para provocar obesidad, pero juntos crean un entorno muy propicio”, agrega. 

 

¿Cómo podría revertirse esta tendencia? 

 

Para poder revertir esta situación, identifica dos niveles: la investigación y la intervención. 

 

Desde la investigación, resalta como clave diseñar estudios rigurosos para identificar las estrategias más eficaces. “No se trata solo de decir “coman más frutas y verduras”, sino de planificar bien, contar con recursos adecuados y, sobre todo, implementar bien los programas: saber quiénes participarán, cómo se transmitirá la información, si logra motivar cambios reales”. 

 

Asimismo, refuerza el trabajo de escuchar más a los niños y sus familias. “A menudo, los profesionales sanitarios partimos de una posición dominante. Sabemos lo que dice la ciencia y tratamos de imponerlo, pero olvidamos preguntarles a ellos cómo viven esta realidad”, señala Aznar. 

 

Para ejemplificar esto, retoma un estudio cualitativo que realizó con adolescentes, en el cual surgió el tema de la soledad en casa. “Muchos niños están solos tras la escuela, lo que les da libertad, pero también les genera estrés e inseguridad. Comen lo que quieren, se acuestan cuando quieren, y todo eso influye en sus hábitos de salud”. 

 

Las implicancias de la salud pública en esta problemática

 

Desde el punto de vista político, advierte que la prevención necesita más inversión. “Hay buenos profesionales y programas, pero faltan recursos”. “En España, además, la competencia está descentralizada entre el gobierno central. Las comunidades autónomas tienen sus programas, pero no siempre los recursos suficientes”. 

 

En cuanto a la industria alimentaria, menciona que no se trata de demonizarla, pero sí reconocer que tienen responsabilidad. “Han mejorado la composición de algunos productos, especialmente las marcas orientadas a públicos más exigentes. Pero aún falta avanzar en la información al consumidor”, aclara el experto. 

 

El papel de la responsabilidad individual

 

“Todos tenemos cierta responsabilidad sobre nuestra salud, eso es innegable. Pero también es cierto que la genética explica hasta el 60% de los factores individuales que influyen en la obesidad. Para alguien con una predisposición muy fuerte, es una lucha continua y muy difícil”, subraya. 

 

Quienes viven con obesidad importante, a menudo han intentado muchas veces cambiar, hacer dieta, hacer ejercicio, lo cual resulta frustrante. Por eso muchos recurren a recursos como la cirugía bariátrica o los nuevos fármacos como los agonistas de la GLP-1.

 

Aunque reconoce que estos tratamientos pueden ser útiles, admite que no son milagrosos. “Funcionan mejor si se acompañan de buenos hábitos. Además, no funcionan igual en todos los casos”. 

 

Perspectivas y tendencias de la obesidad a nivel nacional

 

Respecto a las perspectivas a nivel nacional, el doctor Aznar se presenta como “moderadamente optimista”. “Antes de la pandemia ya veíamos señales de estabilización e incluso de descenso de la obesidad infantil. La COVID-19 supuso un parón, pero creo que podemos retomar esa tendencia”, comenta. 

 

A pesar de ello, reconoce que para lograrlo “se debe abordar con seriedad las desigualdades sociales” ya que las personas con menos recursos tienen más probabilidades de sufrir obesidad. “Consumen alimentos de menor calidad, hacen menos ejercicio, duermen menos”, justifica. 

 

De hecho, en un proyecto con Cruz Roja en el que ha trabajado con familias vulnerables que no podían cubrir todos sus gastos alimentarios, a algunas solo se les dio apoyo económico y orientación básica; a otras, un programa de educación en estilos de vida saludables. Y observaron que, “incluso en contextos muy difíciles, con apoyo adecuado, las familias pueden mejorar”. 

 

Recomendaciones para los padres y cuidadores 

 

Según Aznar, “la clave es la persistencia”. Para justificar esto utiliza el ejemplo de las verduras: “a muchos niños no les gustan al principio, pero estudios demuestran que, si se les ofrecen 10 o 12 veces, acaban aceptándolas. El error más común es desistir al segundo o tercer intento”. 

 

Otro aspecto que destaca como consejo para los cuidadores es fomentar un repertorio de alimentos más variado y natural y enseñar a valorar el sabor real de los alimentos, más allá de lo salado o dulce. 

 

También le asigna importancia a compartir tiempo en familia: comidas, juegos, actividades al aire libre. “Todo esto sin culpas, sin reproches, pero con compromiso. Porque sí, la obesidad es compleja, pero sí se puede prevenir y mejorar si actuamos en todos los frentes”, remata. 

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