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Expertos hablan sobre el abordaje de la obesidad: “Hay que cambiar el foco hacia la composición corporal y la salud"

Expertos hablan sobre el abordaje de la obesidad: “Hay que cambiar el foco hacia la composición corporal y la salud"

Expertos reclaman un cambio en el foco del abordaje de la obesidad, ya que las intervenciones centradas en la restricción calórica y el aumento de la actividad física podrían no ser eficaces
Abordaje obesidad
Los expertos señalan que los posibles daños de las intervenciones para la pérdida de peso están poco estudiados.

Centrarse únicamente en lograr la pérdida de peso en personas con un índice de masa corporal (IMC) alto puede ser más perjudicial que beneficioso, concluye un análisis publicado en la revista médica The BMJ. Así, los autores de este análisis exclaman que, en promedio, las personas con sobrepeso no podrán mantener una pérdida de peso clínicamente relevante con intervenciones en el estilo de vida, a la vez que los daños potenciales de estas intervenciones, incluido el refuerzo del estigma del peso, aún no están claros.

 

Ahora bien, los autores enfatizan que un estilo de vida saludable tiene importantes beneficios, pero que el peso por sí solo podría no ofrecer una imagen adecuada de la salud de una persona, por lo que recomiendan que los médicos brinden atención médica de alta calidad basada en la evidencia que refleje las preferencias y necesidades individuales, independientemente del peso.

 

“Las intervenciones en el estilo de vida han sido durante muchas décadas la principal recomendación para reducir el peso en personas con obesidad”, explican los autores. Sin embargo, la evidencia indica que estas intervenciones en el estilo de vida son en gran medida ineficaces para lograr una pérdida de peso sostenida a largo plazo y reducir los eventos cardiovasculares (p. ej., infartos y accidentes cerebrovasculares) o la muerte.

 

“Si bien un estilo de vida saludable proporciona importantes beneficios, el peso no parece ser el factor determinante para lograrlos”, recogen en su análisis. En este sentido, advierten que “reconocer que el peso por sí solo puede no brindar una imagen adecuada de la salud de una persona, y reconocer las limitaciones de las intervenciones en el estilo de vida para perder peso, podría allanar el camino para una atención más efectiva y centrada en el paciente”.

 

Asimismo, centrarse en la pérdida de peso también podría contribuir al sesgo social (actitudes, suposiciones y juicios negativos sobre las personas en función de su peso), lo cual no solo puede tener efectos adversos en la salud mental, sino que también puede estar asociado con trastornos alimentarios, la adopción de hábitos poco saludables y el aumento de peso, añaden.

 

También apuntan que las guías clínicas recientes reflejan el creciente reconocimiento de que el peso es una medida inadecuada de la salud, además de que enfoques alternativos reconocen que se puede lograr una buena salud independientemente de la pérdida de peso y han mostrado resultados prometedores en la mejora de los hábitos alimentarios.

 

Si bien estos enfoques deben evaluarse en ensayos clínicos a gran escala, los médicos pueden aprender de ellos para brindar una mejor atención a los pacientes con tallas grandes, sugieren los autores. “Los médicos deben estar preparados para informar a las personas que buscan bajar de peso sobre los posibles beneficios y perjuicios de las intervenciones y minimizar el riesgo de desarrollar trastornos alimentarios y los impactos a largo plazo en el metabolismo”, comentan antes de recalcar que “este enfoque centrado en el paciente probablemente brindará una mejor atención al adaptarse a sus preferencias y circunstancias, a la vez que reduce el sesgo relacionado con el peso”.

 

Finalmente, concluyen que “los consejos médicos sobre alimentación saludable y actividad física siguen siendo relevantes, ya que pueden resultar en una mejor salud. El objetivo principal es ofrecer una buena atención independientemente del peso, lo que significa no preocuparse menos, sino analizar los beneficios, los perjuicios y lo que es importante para el paciente”.

 

En este contexto, SMC ha recogido las reacciones de varios expertos en el campo que han opinado sobre las conclusiones de este análisis.

 

Es necesario “un cambio en el foco del abordaje de la salud de las personas”

 

Luis Cereijo, profesor ayudante doctor de Educación Física y Deportiva e investigador en Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Alcalá, opina que este artículo “si bien no es un estudio original que aporte nuevos datos empíricos, sí integra y sintetiza una muestra de la literatura de alta calidad, sustentando con ella sus conclusiones”. Sin embargo, exclama que “su principal limitación reside en un enfoque demasiado centrado en países de medio y altos ingresos, dejando de lado el impacto en países que se sitúan fuera del escenario occidental”. 

 

“Este análisis viene a sumarse a una creciente corriente científica que evalúa críticamente las intervenciones basadas exclusivamente en el índice de masa corporal (IMC). Es importante destacar que las personas autoras no niegan la eficacia que la actividad física o una dieta adecuada tiene sobre la salud de las personas. El planteamiento que defienden es que los programas basados en promoción de hábitos de vida enfocados a la pérdida de peso no han demostrado ser eficaces. Además, se alinea igualmente con investigaciones previas que relacionan el estigma de peso con efectos adversos sobre la salud mental y física”, apunta el profesor. 

 

Por tanto, Cereijo enfatiza en que el artículo “es un acicate para una necesidad que parte del mundo científico viene reclamando: un cambio en el foco del abordaje de la salud de las personas”. “El enfoque obesocéntrico se ha revelado no solo como ineficaz, sino como un problema relevante para la salud mental y física”, añade antes de destacar que “urge desarrollar nuevas guías clínicas que permitan abordar estas patologías considerando al paciente más allá de su estado ponderal, comprendiendo su realidad social, sus condiciones materiales de vida y el entorno en el que las viven”. 

 

“Este cambio se vuelve aún más urgente al comprender que las poblaciones más afectadas por este estigma son, a su vez, las que presentan una mayor prevalencia de las patologías que se pretende abordar, y, por tanto, son quienes más necesitan un abordaje efectivo”, remata.

 

“La obesidad no es una elección ni el resultado de una falta de voluntad”

 

Julia Díez Escudero, profesora ayudante doctora en el Grupo de Investigación en Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de Alcalá, exclama por su parte que “la obesidad no es una elección ni el resultado de una falta de voluntad” y, en este sentido, el artículo incide en la “idea de dejar de abordar este problema mediante estrategias individuales como las intervenciones de pérdida de peso”.

 

“La evidencia respalda que, a nivel individual, este tipo de intervenciones generan culpabilidad y dañan la salud física (por ejemplo, trastornos de conducta alimentaria) y mental (ansiedad o depresión)” y, además, “a nivel poblacional, lo que promueven es un estigma social”, subraya la experta. 

 

“Más allá de las conductas individuales, lo importante sería incidir sobre lo colectivo. Es decir, pensar en las condiciones de vida (¿cuánto cuesta comer de manera saludable? ¿qué tiempo hay para cocinar? ¿qué tipo de menús se ofrecen en colegios, hospitales, o residencias?). La obesidad, igual que la mayoría de los problemas de salud, sigue un claro gradiente social: aquellas personas más vulnerables son las más afectadas. De hecho, la OMS ha estimado que, en Europa, las desigualdades por nivel educativo pueden llegar a explicar un 26 % de la obesidad en los hombres, y hasta un 50 % en las mujeres”, advierte Díez.

 

“Mantener el foco en perder peso provoca y perpetúa la fiebre de las estrategias milagro”

 

Asimismo, la endocrinóloga y coordinadora de la Unidad de Obesidad del Hospital Vall d'Hebron, Andreea Ciudin, concuerda en que la obesidad “no es un asunto de voluntades ni de kilos”, sino que es “un conjunto de enfermedades crónicas neuroendocrinas caracterizadas por alteración en la regulación del apetito y del metabolismo, que resulta en exceso y disfunción del tejido adiposo que impacta de forma negativa en la salud”.

 

Aunque el exceso de grasa se ve más en cuerpos más voluminosos, con muchos kilos, también existen índices de masa corporal (IMC) de 25 con exceso de grasa y que son obesidades, no sobrepeso.  “Hay que cambiar el foco del peso hacia la composición corporal y el impacto en la salud”, destaca la endocrinóloga.

 

“Mantener el foco en perder peso provoca y perpetúa la fiebre de las estrategias milagro, de la imagen corporal y estética, y el uso inadecuado de tratamientos que son fármacos basados en hormonas, con mecanismos e indicaciones claras, que últimamente se han trivializado por este motivo y de los que se hace mal uso”, agrega la experta. 

 

Así, “puede ser hasta peligroso si el objetivo es perder peso a toda costa, buscando métodos diversos, sin tener en cuenta que se puede perder de forma significativa masa muscular. Y esto es perjudicial en vez de beneficioso”. 

 

Por tanto, “esto fomenta la frustración y el estigma, porque se hacen comparaciones entre personas, en la misma casa, los vecinos, amigos... Se mide el peso perdido, cuando los objetivos de tratamiento tienen que ser individualizados en cada caso”, puntualiza Ciudin. 

 

Finalmente, destaca que “el objetivo debe ser ganar salud”. “Si no hay complicaciones debidas a la obesidad, el objetivo es reducir la grasa y prevenir la disfunción de órganos no grasos. Si hay complicaciones, el objetivo es revertir la disfunción en estos órganos. Y no siempre para ello es necesario perder un cierto número de kilos”, finaliza.  

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