La prediabetes, caracterizada por glucemia en ayunas alterada (GAA) o tolerancia a la glucosa alterada (ITG), se ha convertido en un importante problema de salud a nivel mundial en las últimas décadas.
Se trata de una afección en la que los niveles de glucosa en sangre superan los rangos normales, pero no cumplen los criterios de diabetes, incluyendo glucemia en ayunas (GAA) entre 100 y 125 mg/dL o hemoglobina glucosilada (HbA1c) entre 5,7% y 6,4%, o glucemia plasmática en la prueba de tolerancia a la glucosa oral de 2 horas entre 140 y 199 mg/dl.
Las personas con prediabetes tienen un riesgo 50% mayor de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (DM2), y se ha demostrado que el 70% de los casos de prediabetes progresan a DM2 si no se tratan. Varias complicaciones vasculares y no vasculares, que incluyen accidente cerebrovascular, enfermedad cardíaca y daño nervioso, están relacionadas con la diabetes mellitus. Por lo tanto, es esencial prevenir la progresión de la prediabetes a la diabetes.
Los cambios en el estilo de vida, como las mejoras en la dieta, son los principales métodos de prevención. Los investigadores han propuesto numerosas estrategias para revertir la prediabetes, y un enfoque potencial es el uso de suplementos de vitamina D. La vitamina D es una vitamina liposoluble que podría reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares y trastornos autoinmunes.
La deficiencia de vitamina D es un creciente problema de salud en todo el mundo, que afecta a más de la mitad de la población mundial. Al mismo tiempo, la evidencia ha indicado que las personas con niveles reducidos de 25-hidroxi (OH) vitamina D (25(OH)D) sérica tienen más probabilidades de presentar niveles elevados de glucosa en sangre y resistencia a la insulina, y una mayor susceptibilidad a desarrollar diabetes tipo 2.
Sin embargo, los hallazgos de la investigación sobre la relación entre la vitamina D y la prediabetes han sido inconsistentes. Ciertas investigaciones han revelado que las personas prediabéticas presentan niveles reducidos de 25(OH)D sérica en comparación con aquellas con tolerancia normal a la glucosa mientras que otras demostraron que la suplementación con vitamina D no mejoró los parámetros glucémicos en individuos con prediabetes.
Frente a este panorama, una reciente revisión sistemática se propuso investigar los efectos de la suplementación con vitamina D en pacientes con prediabetes. Para ello, incluyeron 14 metanálisis que comprendían 31 ensayos controlados aleatorios de 3856 pacientes prediabéticos.
El análisis de la evidencia mostro que la administración de vitamina D a pacientes prediabéticos disminuyó los niveles de glucosa en sangre, insulina, HbA1C y triglicéridos séricos en comparación con el grupo control. Sin embargo, los efectos de la intervención sobre HOMA-IR, prueba de tolerancia a la glucosa oral de 2 horas, colesterol total, LDL, HDL, IMC y el riesgo de diabetes de los participantes no fueron significativos.
No obstante, los autores mencionan que “la administración de vitamina D disminuyó significativamente la prueba de tolerancia cuando la dosis de la intervención fue de 30 000 UI/semana o superior, la edad de los participantes era inferior a 50 años y los pacientes presentaban deficiencia de vitamina D antes de la intervención”.
“La vitamina D fue más eficaz en ensayos con dosis de intervención superiores a 30 000 UI/semana, una duración de administración superior a 24 semanas y participantes con deficiencia de vitamina D menores de 50 años”, sugieren.
De esta manera, en base a los hallazgos comentan que “la intervención con vitamina D en pacientes prediabéticos podría mejorar el metabolismo de la glucosa, y su alta dosis ayuda a aliviar la resistencia a la insulina en pacientes con deficiencia de vitamina D”.
El nuevo trabajo identifica varios mecanismos de acción potenciales que podrían dilucidar los posibles roles de la vitamina D, incluyendo sus efectos sobre la modulación inmune y la reducción de la inflamación, así como su capacidad para estimular la producción y liberación de insulina por las células β pancreáticas.
“La vitamina D mejora la función secretora de las células de los islotes al modular el sistema renina-angiotensina de los islotes pancreáticos locales. Además, la vitamina D podría disminuir la resistencia a la insulina en las células periféricas diana de la insulina a través del receptor de vitamina D encontrado en adipocitos, músculo y hepatocitos mientras que también promueve la expresión de receptores de insulina y mejora la respuesta de la insulina para el transporte de glucosa”, justifican los expertos.
Por otra parte, el tratamiento con vitamina D no redujo considerablemente el IMC de los pacientes. En este sentido, los investigadores proponen que las personas obesas, incluso aquellas con niveles insuficientes de vitamina D, podrían no obtener beneficios adicionales de la suplementación debido al posible almacenamiento de algunas dosis suplementadas en su tejido adiposo.
Se propone que “la respuesta de las personas obesas a la suplementación con vitamina D es aproximadamente un 30 % menor en comparación con las personas no obesas, y la terapia de reemplazo de vitamina D debe adaptarse al tamaño corporal para alcanzar los niveles séricos deseados de 25(OH)D”.
En consecuencia, sugieren que “la suplementación con vitamina D podría no haber producido los efectos esperados en los parámetros glucémicos examinados debido a las variaciones en el metabolismo de la vitamina D resultantes de las diferencias en el IMC y la grasa corporal”.
En resumen, los hallazgos muestran que la suplementación con vitamina D podría ayudar a mejorar algunos índices glucémicos y los niveles de triglicéridos, pero no el riesgo de diabetes.