La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), la Sociedad Española de Diabetes (SED) y la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP) han elaborado un nuevo documento en el que se recogen una serie de recomendaciones para estandarizar el control de las fases presintomáticas de la enfermedad a nivel nacional.
En este sentido, el Dr. Ignacio Conget, endocrinólogo y miembro del Área de Diabetes de la SEEN, sostiene que “la estandarización del manejo de las personas antes del debut clínico facilitaría y ayudaría a homogeneizar el proceso a seguir en todo el país, lo que mejoraría la salud de los pacientes y beneficiaría también el pronóstico de la diabetes tipo 1”.
Asimismo, el Dr. Luis Castaño, miembro de la Junta Directiva de la SED y pediatra endocrinólogo en el Hospital Universitario Cruces en el País Vasco, apunta que “hay aspectos clínicos (parámetros a analizar, información a la población, coordinación clínica del proceso) y tecnológicos a poner en marcha, por lo que es crucial estar alineados y coordinados para que la medida sea efectiva a cualquier nivel”.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune crónica que se caracteriza por la destrucción progresiva de las células beta del páncreas, lo que provoca una deficiencia de insulina. La mayoría de los nuevos casos se diagnostican en la infancia (4-7 años) y en la adolescencia (10-14 años).
Aunque la edad media de diagnóstico de la enfermedad es 32 años, más de la mitad de los nuevos casos a nivel mundial se producen en la edad adulta. En España, se diagnostican alrededor de 20,5 casos por 100.000 habitantes/año.
El documento hace hincapié en realizar el cribado en familiares de primer grado (hijos, padres y hermanos) entre los 2 y los 45 años. El diagnóstico tardío de esta patología puede tener complicaciones graves como la cetoacidosis diabética, especialmente en niños, que conlleva riesgo de edema cerebral, déficits cognitivos e incluso la muerte.
En por esto que el Dr. Castaño explica que “en la actualidad en España alrededor del 40% de las personas con diabetes tipo 1 presenta un cuadro clínico de cetoacidosis diabética, lo que requiere fundamentalmente en población infantil, la hospitalización en cuidados intensivos, e incluso, aunque en raras ocasiones, puede ser mortal”.
Asimismo, algunos estudios de seguimiento de personas con diabetes muestran que las personas con cetoacidosis presentan una evolución peor de la enfermedad y pueden presentar más complicaciones crónicas.
Así, el Dr. Jacobo Pérez Sánchez, endocrinólogo pediátrico y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), manifiesta que “la detección de la diabetes en un estadio preclínico permite un enfoque más gradual y progresivo, centrado en el inicio precoz del tratamiento desde el momento en el que aparecen los síntomas, evitando así complicaciones graves”.
La presencia de anticuerpos específicos permite identificar una fase presintomática, lo que evidencia la importancia de implementar estrategias de cribado dirigidas a poblaciones de riesgo genético elevado, como los familiares de primer grado (hijos, padres y hermanos).
Dado esto, los endocrinólogos remarcan que la detección temprana de esta patología posibilita establecer un abordaje personalizado, promover la educación en salud, así como considerar intervenciones terapéuticas que pueden retrasar la progresión de la enfermedad hacia la fase sintomática.
“Se debe estudiar a los niños antes del primer pico de incidencia, a los 4 años, y para que esta detección precoz sea efectiva debe ir acompañada de un programa estructurado de formación y seguimiento que ofrezca el acompañamiento necesario en todo el proceso”, afirma el Dr. Pérez Sánchez.
Además, el documento de consenso incide en que los avances en el conocimiento de la diabetes tipo 1 ponen de manifiesto que el diagnóstico clínico, caracterizado por hiperglucemia, está precedido por meses e incluso años de una fase presintomática de la enfermedad. Por ello, la detección precoz de la enfermedad posibilita la implementación de estrategias preventivas orientadas a reducir complicaciones aguda en el momento del diagnóstico, como la cetoacidosis diabética, y a preservar la función residual de las células beta.
Asimismo, el Dr. Castaño enfatiza que la detección temprana favorece también la educación diabetológica necesaria para el autocontrol de la enfermedad que todas las personas con diabetes requieren cuando empiezan la insulinización terapéutica, antes de que sea imprescindible su tratamiento.
“La detección precoz contribuye a que no sea necesaria la hospitalización en el debut clínico, ya que la media de días de hospitalización de un niño o adolescente es entre siete u ocho días y puede reducirse a cero en el caso del cribado de la enfermedad”, puntualiza el facultativo.
Por último, el Dr. Conget manifiesta que poner en práctica las recomendaciones sobre cribado, estadificación y seguimiento de las personas de riesgo de diabetes tipo 1, empezando por los familiares de primer grado de una persona con la enfermedad, es esencial para el adecuado manejo de la enfermedad, aunque el 90% de los casos se producen en personas sin antecedentes familiares.