La exposición a ciertos ésteres organofosforados (OPE), sustancias químicas comúnmente utilizadas como retardantes de llama y suavizantes de plástico en una variedad de productos domésticos e industriales, durante el embarazo se asoció con más problemas de comportamiento en niños pequeños, según un nuevo estudio.
Investigaciones previas han vinculado la exposición a OPE durante el embarazo con posibles efectos adversos en el desarrollo cerebral infantil, pero se necesitaba más evidencia. En este estudio, los investigadores analizaron la asociación entre la exposición prenatal a OPE y el comportamiento infantil.
Para ello, incluyeron a 2948 parejas madre-hijo y utilizaron la Lista de Verificación del Comportamiento Infantil para edades de 1,5 a 5 años para evaluar el comportamiento de cada niño durante la primera infancia.
Entre los nueve OPE medidos, el fosfato de difenilo (DPHP) se detectó en casi todas las embarazadas (99,5 %) y presentó la concentración mediana más alta. Otros OPE detectados con frecuencia fueron el fosfato de dibutilo/fosfato de diisobutilo (DBUP/DIBP), el fosfato de bis (1,3-dicloro-2-propilo) (BDCPP), el fosfato de bis (2-cloroetilo) (BCETP), el fosfato de bis (2-butoxietilo) (BBOEP) y el fosfato de bis(1-cloro-2-propilo) (BCPP).
“Esta investigación se basa en un creciente conjunto de evidencias sobre el daño potencial causado por la exposición a OPE”, comentan los autores.
La evaluación de los resultados arrojó hallazgos claves como que la exposición prenatal a BBOEP (en concentraciones moderadas en lugar de altas) se asoció con más conductas internalizantes (por ejemplo, ansiedad, depresión), conductas externalizantes (por ejemplo, agresión, hiperactividad) y problemas de conducta totales en niños pequeños.
Por otra parte, la exposición a BCPP se asoció con más conductas externalizantes y problemas de conducta totales. En cambio, el fosfato de dipropilo detectable (DPRP) se asoció con menos conductas externalizantes.
“Los niños de barrios altamente vulnerables (definidos por la demografía a nivel comunitario, el estatus socioeconómico, la vivienda, el acceso al transporte y otros factores) exhibieron más problemas de comportamiento asociados con la exposición prenatal a BCPP”, destacan.
Si bien advierten que se necesita más investigación, los hallazgos sugieren que “reducir la exposición a esta clase de sustancias químicas durante el embarazo puede ayudar a mitigar los problemas emocionales y de comportamiento en los niños pequeños”.
En línea con los anteriores hallazgos, otra investigación halló que la exposición a ciertos ftalatos durante el embarazo se asocia con aumentos pequeños a modestos en problemas de comportamiento, como agresión y problemas de atención, en niños de 1,5 a 5 años.
El equipo de investigación analizó 27 metabolitos de ftalatos y 6 plastificantes alternativos en un grupo grande y diverso de participantes, explorando cómo estos químicos se relacionan con conductas internalizantes y externalizantes.
Se descubrió que niveles altos de dos metabolitos específicos de ftalato (ftalato de monobencilo y el ftalato de monohexilo) se relacionaban con conductas más externalizantes, como la agresión o los problemas de atención. Sin embargo, estas sustancias químicas no se relacionaron estrechamente con conductas internalizantes como la ansiedad o la depresión.
"Si bien este estudio no observó impactos neuroconductuales del plastificante alternativo DINCH, una gama más amplia de plastificantes alternativos merece atención debido a su uso creciente y la posible neurotoxicidad observada en estudios de laboratorio", mencionan los expertos.
El impacto de estas sustancias químicas varió entre niños y niñas y dependió del barrio donde vivían. Algunas sustancias químicas se asociaron más fuertemente con niños de barrios con más recursos, mientras que otras tuvieron un mayor impacto en zonas con menos recursos.
Estos hallazgos resaltan la importancia de comprender cómo la exposición prenatal a sustancias químicas de uso generalizado puede afectar el comportamiento en la primera infancia y subrayan la necesidad de realizar más investigaciones sobre los plastificantes que se utilizan como sustitutos de los ftalatos.