La adolescencia presenta un período crítico caracterizado por un rápido desarrollo físico, emocional y social, durante el cual los hábitos de vida establecidos pueden tener un impacto duradero en los resultados de salud a largo plazo. La salud mental afecta significativamente el rendimiento académico, las relaciones interpersonales y la calidad de vida de los adolescentes.
Estudios recientes han identificado factores dietéticos y conductuales que influyen en la salud mental de los adolescentes. El consumo de comida rápida se ha asociado con un mayor riesgo de depresión, mientras que las frutas y verduras han mostrado un efecto protector. El desayuno irregular y el consumo de bebidas azucaradas o comida rápida se han asociado con el trastorno de ansiedad, y cenar solo también plantea problemas de salud mental en los adolescentes.
Una tendencia preocupante entre los adolescentes es el creciente consumo de bebidas azucaradas (SSB, por sus siglas en inglés) y bebidas con alto contenido de cafeína, en particular las energéticas. Estas bebidas pueden alterar la regulación de la glucosa, el sueño y el sistema nervioso, lo que podría agravar los problemas de salud mental. Las bebidas azucaradas se han relacionado con la resistencia a la insulina y alteraciones en la función de los neurotransmisores, mientras que las bebidas con alto contenido de cafeína se han asociado con un aumento de la ansiedad, el insomnio y la fatiga acumulada.
A pesar de estos hallazgos, las investigaciones sobre los efectos psicológicos de estas bebidas en los adolescentes siguen siendo escasas. La mayoría de los estudios existentes se han centrado en los resultados de salud física, lo que limita su aplicabilidad. Dado el aumento del consumo de bebidas azucaradas y bebidas con alto contenido de cafeína en este grupo demográfico, es importante evaluar si son evidentes riesgos similares para la salud mental.
Frente a este panorama, un nuevo estudio se propuso investigar la asociación entre la frecuencia de consumo de bebidas azucaradas y bebidas con alto contenido de cafeína y sus consecuencias para la salud mental. Para ello, obtuvieron los datos de 51.850 adolescentes coreanos de entre 12 y 18 años. La frecuencia de consumo de bebidas se clasificó en tres grupos: ninguna, 1 a 4 veces por semana y ≥5 a 6 veces por semana.
Los resultados mostraron que los adolescentes que consumían bebidas azucaradas 5-6 o más veces por semana eran más propensos a reportar percepción de estrés, síntomas depresivos, ideación suicida y soledad. Además, quienes consumían bebidas con alto contenido de cafeína con una frecuencia similar también mostraron una mayor probabilidad de percepción de estrés, síntomas depresivos, ideación suicida y soledad.
El estudio identificó una prevalencia sustancial de problemas de salud mental autoreportados entre los adolescentes, incluyendo la percepción del estrés (41,3 %), síntomas depresivos (28,7 %), ideación suicida (14,3 %) y soledad (17,6 %). Un análisis estratificado por nivel escolar reveló una tendencia hacia una mayor prevalencia de todos los problemas de salud mental evaluados, excepto la ideación suicida, entre los estudiantes de secundaria.
Los investigadores mencionan que, “aunque los mecanismos precisos que subyacen a la asociación entre el consumo de SSB y los resultados adversos para la salud mental requieren mayor elucidación, varias vías biológicas son plausibles”. Un mecanismo potencial que identificaron implica los efectos glucémicos de las SSB.
“El alto contenido de azúcar de estas bebidas aumenta rápidamente los niveles de glucosa en sangre, lo que desencadena picos de insulina. Con el tiempo, las fluctuaciones crónicas pueden conducir a la resistencia a la insulina, que está cada vez más vinculada a la depresión y las conductas suicidas”, explican. Otra vía potencial que señalan implica la desregulación del eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal: las fluctuaciones de azúcar en sangre pueden activar este sistema de respuesta al estrés, elevando el cortisol y deteriorando la función del hipocampo, ambos asociados con la depresión, la ansiedad y otros trastornos de salud mental.
La asociación observada fue dependiente de la dosis. En este sentido, los adolescentes que consumían bebidas con alto contenido de cafeína 5 a 6 o más veces por semana presentaban sistemáticamente una mayor probabilidad de presentar todas las consecuencias adversas para la salud mental, en comparación con quienes las consumían 1 a 4 veces por semana y quienes no las consumían. “Este patrón sugiere una posible relación dosis-respuesta, lo que confirma aún más la verosimilitud de un vínculo entre la frecuencia de consumo y la carga psicológica”, sugieren los expertos.
A pesar de los hallazgos, aclaran que, las asociaciones observadas entre el consumo de bebidas con alto contenido de cafeína y los indicadores de salud mental no implican una relación causal directa. Esto se debe, según los autores, a que “los adolescentes que experimentan angustia psicológica pueden ser más propensos a consumir estas bebidas como un medio para regular el estado de ánimo o para aumentar el estado de alerta”.
En resumen, este estudio demuestra una asociación significativa entre el consumo frecuente de bebidas azucaradas y bebidas con alto contenido de cafeína y consecuencias adversas para la salud mental en adolescentes. Consumir bebidas azucaradas o con alto contenido de cafeína 5 a 6 veces por semana se asoció con una mayor probabilidad de percepción de estrés, síntomas depresivos, ideación suicida y soledad.
Dado el aumento en el consumo de estas bebidas y la creciente preocupación por la salud mental en esta población, los investigadores concluyen que “estos hallazgos resaltan la necesidad de intervenciones de salud pública basadas en la evidencia”. “Es fundamental implementar programas de educación dietética que promuevan la reducción del consumo de bebidas azucaradas y con alto contenido de cafeína, y fomenten hábitos de consumo más saludables desde una edad temprana”, rematan.