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Relacionan una nueva proteína con la disfunción de la grasa corporal en personas con obesidad

Relacionan una nueva proteína con la disfunción de la grasa corporal en personas con obesidad

La investigación muestra que esta proteína representa un regulador importante del funcionamiento de la célula grasa, y que su pérdida parcial en personas con obesidad puede alterar la actividad de los depósitos de grasa
Aina Lluch y Francisco Ortega
La Dra. Aina Lluch y el Dr. Francisco José Ortega.

La grasa corporal (también conocida como tejido adiposo) es un órgano endocrino esencial para el equilibrio energético del cuerpo. Cuando este tejido falla, aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades comúnmente asociadas al sobrepeso, la obesidad y el envejecimiento. Una investigación liderada por el Instituto de Investigación Biomédica de Girona Dr. Josep Trueta (Idibgi) ha identificado el papel clave de una nueva proteína, denominada Olfactomedina-2 (OLFM2), en los depósitos de grasa corporal. Es la primera vez que se describe la actividad de esta proteína en el tejido adiposo en relación con el sobrepeso y la obesidad.

 

Los resultados del estudio, publicados en la revista Nature Communications, demuestran que la abundancia de OLFM2 en el tejido adiposo humano está funcionalmente ligada a un exceso de peso y la función de las células adiposas, los principales almacenes de energía del cuerpo. El equipo investigador, liderado por el Dr. Francisco José Ortega, jefe del grupo de investigación en Biología Celular y Translacional del Idibgi, subraya que "esta nueva proteína no solo representa un regulador importante de la célula adiposa, sino que su pérdida parcial en los depósitos de grasa de personas con obesidad puede promover una actividad inapropiada y perjudicial para la salud. Todo ello favorece la acumulación de masa grasa y compromete el metabolismo sistémico de personas con obesidad".

 

Relación de una proteína con la disfunción de la grasa corporal en personas obesas

 

Tal como explica el Dr. Ortega, investigador responsable del estudio, “el nombre de esta familia de proteínas proviene de su descubrimiento en el epitelio olfativo de la rana toro, a principios de los noventa. En un primer momento, se pensaba que eran exclusivas del sentido del olfato, pero pronto se comprobó que algunas variantes como la Olfactomedina-2 están presentes en otros tejidos y regulan procesos fisiológicos esenciales. Por esta razón, alteraciones en su abundancia o función son capaces de favorecer la aparición de enfermedades que van desde el cáncer hasta el glaucoma, y están implicadas en procesos del crecimiento tan importantes como el de la menarquia (inicio de la pubertad en la mujer). Ahora también sabemos que juega un papel clave en la función y el desarrollo del tejido adiposo”.

 

“En el transcurso de los últimos años, la comunicación entre el olfato y el balance energético se ha estudiado con interés creciente”, indica el investigador del Idibgi. “Directamente relacionadas con las necesidades energéticas del cuerpo, las moléculas que transmiten señales olfativas condicionan, más allá del consumo de alimentos, el uso que se hace de ellos una vez ingeridos. Además de la grasa, la olfactomedina-2 se expresa en el hipotálamo, donde puede condicionar también el volumen de grasa corporal acumulada actuando desde y sobre el sistema nervioso central”.

 

En este nuevo estudio se describe por primera vez su presencia y una función biológica desconocida en los adipocitos, las células principales de los depósitos de grasa, incidiendo en la relevancia de esta proteína en el contexto de la endocrinología clínica y el metabolismo sistémico. “Los resultados presentados permiten concluir que la olfactomedina-2 que produce el tejido adiposo está funcionalmente relacionada con la obesidad, y subrayan la relevancia de esta olfactomedina para mantener un tejido adiposo sano y un estado fisiológico energéticamente equilibrado", concluye el Dr. Ortega.

 

El artículo científico, que tiene como primera firmante a la Dra. Aina Lluch, amplía el conocimiento sobre la función del adipocito, una célula paradigmática dentro del campo de la endocrinología y la nutrición, favoreciendo una mejor comprensión del funcionamiento de la grasa corporal y la fisiopatología de la obesidad, y generando interesantes ramificaciones para investigaciones futuras. En el estudio han colaborado investigadores de la Universidad de Marburg (oficialmente Philipps-Universität Marburg) en Alemania, las Universidades de Cardiff y Oxford en el Reino Unido, y colaboradores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), en Estados Unidos. En el ámbito nacional, el estudio ha contado con la participación de las Universidades de Barcelona, Córdoba y Santiago de Compostela, y el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER).

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