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Científicos españoles vinculan los defectos en la digestión del azúcar con el síndrome del intestino irritable

Científicos españoles vinculan los defectos en la digestión del azúcar con el síndrome del intestino irritable

Un nuevo estudio, en el que han participado científicos españoles, evidencia que las personas con variantes defectuosas de la sacarasa están expuestas a un riesgo significativamente mayor de síndrome del intestino irritable
Estudio genético vincula defectos en la digestión del azúcar con el síndrome del intestino irritable
La sacarosa, entre otros azúcares, puede ser un desencadenante clave de los síntomas intestinales.

Un nuevo estudio ha evidenciado que la sacarosa, entre otros azúcares, es un desencadenante clave de los síntomas intestinales en personas con predisposición genética a la mala digestión de los carbohidratos, lo que abre las puertas a tratamientos de nutrición personalizados.

 

La sacarasa-isomaltasa (SI) es una enzima intestinal fundamental para la digestión de los carbohidratos de la dieta, en particular la sacarosa y el almidón. El equipo de investigadores de este trabajo ya había sugerido previamente un vínculo genético entre los defectos de la sacarasa-isomaltasa y el síndrome del intestino irritable, según el cual ciertos cambios en el ADN causan una actividad enzimática reducida y una digestión ineficiente de los carbohidratos, lo que induce síntomas como hinchazón, diarrea y dolor abdominal. 

 

Sin embargo, como su nombre lo indica, la sacarasa-isomaltasa, o SI, es un caso especial, ya que abarca dos enzimas con diferentes propiedades de digestión de carbohidratos (sacarasa e isomaltasa), ambas presentes en la proteína SI codificada por un solo gen. 

 

Si bien investigaciones anteriores asociaron los defectos genéticos de la sacarasa-isomaltasa con el síndrome del intestino irritable y las respuestas a las dietas bajas en carbohidratos, no estaba claro si la sacarasa y la isomaltasa desempeñan papeles distintos en el riesgo de enfermedad y la gravedad de los síntomas.  

 

Estudio genético vincula defectos en la digestión del azúcar con el síndrome del intestino irritable

 

En el nuevo estudio, el equipo ha analizado datos genéticos y de salud de más de 360.000 personas del Biobanco del Reino Unido y ha descubierto que las personas con variantes defectuosas de la sacarasa estaban expuestas a un riesgo significativamente mayor de síndrome del intestino irritable, mientras que las que presentaban defectos de isomaltasa no se vieron afectadas. Al mismo tiempo, los portadores de variantes defectuosas de la sacarasa (pero no de la isomaltasa) experimentaron síntomas intestinales más graves y eran más propensos a evitar los alimentos ricos en sacarosa. 

 

"Además de la maltosa del almidón (que también es digerida por otras enzimas), la sacarasa tiene la capacidad única de descomponer la sacarosa", comenta Mauro D'Amato, autor principal del estudio. "Y puede ser que este azúcar desencadene síntomas intestinales en personas con defectos genéticos asociados con una función reducida de la sacarosa. Esto no sólo contribuye a comprender el riesgo de síndrome del intestino irritable en personas predispuestas a una mala digestión de carbohidratos, sino que también respalda la idea de adaptar su tratamiento dietético en función de la genética”, añade.

 

Síndrome del intestino irritable

 

El síndrome del intestino irritable afecta a millones de personas en todo el mundo, a menudo con una patogenia poco clara y opciones de tratamiento limitadas. En este contexto, este nuevo estudio refuerza la importancia de la genética de las enzimas digestivas en la predisposición al síndrome del intestino irritable y proporciona fundamentos para las modificaciones dietéticas (como la reducción de la ingesta de sacarosa) en individuos genéticamente susceptibles. 

 

“Si bien se necesitan más estudios para validar estos hallazgos iniciales”, agrega Mauro D’Amato, “nuestros resultados tienen implicaciones potenciales para el desarrollo de nuevas herramientas de diagnóstico, estrategias dietéticas e incluso terapias dirigidas a enzimas para enfoques personalizados de prevención y tratamiento del síndrome del intestino irritable”.

 

El estudio ha involucrado a investigadores españoles del Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias (CIC bioGUNE), así como a investigadores de Italia y Alemania. Además, ha recibido financiación tanto del Gobierno español como del alemán bajo el paraguas de la Iniciativa de Programación Conjunta Europea “Una dieta saludable para una vida saludable”.

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