Un nuevo estudio, realizado en Estados Unidos, ha demostrado el potencial del α-tocoferol en las vitaminas prenatales durante el embarazo, así como la lactancia, para abordar el aumento alarmante de la prevalencia de la alergia alimentaria en niños.
El estudio ha descubierto concretamente que las crías nacidas de ratones alimentados con una dieta suplementada con α-tocoferol durante el embarazo y la lactancia muestran un desarrollo reducido de anticuerpos IgE contra el alérgeno alimentario y una reducción de la anafilaxia inducida por el cacahuete. Esta mejora radical de los resultados se atribuyó al aumento de los niveles de α-tocoferol en las crías de madres que tomaron el suplemento, en comparación con las que no lo tomaron.
Para llegar a estos hallazgos, los investigadores utilizaron un modelo de ratón para imitar las condiciones del mundo real que contribuyen al desarrollo de alergias en los bebés. Estudiaron así crías de ratón predispuestas al eczema y a las alergias alimentarias, pues los niños con mayor riesgo de alergia al cacahuete también tienden a desarrollar eczema.
Las crías se sensibilizaron mediante la exposición de la piel a alérgenos alimentarios conocidos, polvo doméstico y detergente para imitar las exposiciones infantiles comunes. Después de 2,5 semanas, las crías fueron expuestas al alérgeno por consumo oral para probar su respuesta alérgica. Esto se hizo para replicar cómo las exposiciones tempranas a los alérgenos a menudo sensibilizan al sistema inmunológico para reaccionar a exposiciones orales secundarias más tarde.
En este marco, los investigadores descubrieron que las crías nacidas de madres alimentadas con una dieta suplementada con α-tocoferol mostraron un desarrollo reducido de alergias.
Sin embargo, la doctora Joan Cook-Mills, que dirigió el estudio, ha señalado que “el potencial del α-tocoferol para reducir las reacciones alérgicas en los niños probablemente se verá atenuado por los altos niveles de γ-tocoferol debido a su prevalencia en los aceites de cocina comunes (aceite de soja, aceite de maíz y aceite de canola) y suplementos en los EEUU”.
En este punto, la doctora ya había informado previamente que el γ-tocoferol contrarresta los beneficios del α-tocoferol. “Actualmente, la suplementación con α-tocoferol puede tener un mayor beneficio en los países europeos, donde los aceites de cocina comunes (aceite de girasol, aceite de cártamo y aceite de oliva) tienen un alto contenido de α-tocoferol y relativamente bajo de γ-tocoferol”, sugiere la doctora.
Según Cook-Mills, la asociación con empresas comerciales para lograr un equilibrio saludable de α-tocoferol y γ-tocoferol en el aceite de cocina y otros productos en los EE. UU. es un objetivo a largo plazo de su investigación. “El beneficio de los hallazgos de esta investigación es limitado en los EEUU, a menos que una persona cambie sus hábitos de cocina, pero más aún a menos que cambien las prácticas de producción comercial”, enfatiza.
Para reducir el desarrollo de la alergia al cacahuete en los niños, se aconseja introducir más temprano este alimento a los niños. Sin embargo, algunos niños ya son alérgicos al cacahuete antes de que se les puedan introducir alimentos sólidos, lo que destaca la necesidad de desarrollar intervenciones más allá de la introducción temprana de estos frutos. Ahora bien, estos resultados muestran una forma potencial de disminuir el desarrollo de la alergia alimentaria en niños con mayor riesgo.