En su informe Broken Plate de este año, The Food Foundation ha calculado nuevamente la proporción de ingresos disponibles que los diferentes hogares necesitarían gastar para poder pagar la versión calculada de la Guía Eatwell del Gobierno de Reino Unido (£9 por persona por día).
"Descubrimos que, para los hogares con ingresos más bajos, la dieta saludable recomendada por el Gobierno costaría al menos el 45 % de su ingreso disponible, cifra que aumentaría al 70 % en aquellos con niños", explica el informe.
"Para muchos, esto no es realista", expresa la fundación. Los datos del Gobierno sobre el gasto en alimentos de los hogares muestran que el 10 % más pobre gastó £4,04 por persona por día en comida y bebida en 2021/22 (los datos más recientes disponibles), mucho menos que £9 por día (coste de 2024).
"No es sorprendente, por tanto, que el 13,6 % de los hogares se vean actualmente afectados por la inseguridad alimentaria (se saltan comidas, no comen, etc.), una cifra que es incluso mayor entre los grupos vulnerables, incluidas las personas con discapacidad y las que padecen problemas de salud mental", señala.
Esto indica que, para grandes sectores de la población, acceder a alimentos asequibles que permitan a las personas y a sus familias sentirse saciadas y bien nutridas "es una batalla diaria".
Una investigación llevada a cabo por la unidad de Epidemiología del MRC de la Universidad de Cambridge, publicada en el informe Broken Plate de este año, descubrió que "los alimentos saludables son, en promedio, más caros que los alimentos no saludables, caloría por caloría".
"Lo que es aún más preocupante es que la brecha se ha ampliado en los últimos dos años, lo que significa que las opciones más saludables, definidas a partir del perfil nutricional, están cada vez más fuera del alcance de muchos", destaca la fundación.
Los datos mostraron, por ejemplo, que el coste de un pepino aumentó un 45 % entre 2022 y 2024, el coste de las verduras preparadas congeladas aumentó un 38 %, el coste de los guisantes congelados aumentó un 33 % y el coste de una lechuga iceberg aumentó un 45 %.
"Es importante que los productores de frutas y verduras reciban un precio justo, que los ingresos familiares sean suficientes para permitirse estos alimentos nutritivos y que las opciones más asequibles sean las más nutritivas para permitir opciones saludables", reclaman desde The Food Foundation.
Por otro lado, la Unidad de Epidemiología del MRC publicó el año pasado un artículo revisado por pares utilizando la misma metodología.
La investigación se basa en una metodología establecida que analiza una canasta de alimentos y bebidas comúnmente comprados que se rastrea como parte del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de la Oficina de Estadísticas Nacionales del Gobierno.
Esto es lo que se utiliza para monitorear la inflación de los alimentos. Para cada artículo, se calculó el precio por 1.000 kcal utilizando datos de energía y nutrición de la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición, y luego cada artículo se clasificó como saludable o menos saludable, utilizando el modelo de perfil nutricional del gobierno.
Los alimentos menos saludables son aquellos que tienen altos niveles de grasa, azúcar o sal. Son los alimentos y bebidas que no pueden anunciarse en televisión para niños.
"Es posible examinar la asequibilidad de los alimentos de diferentes maneras dependiendo de la pregunta que se quiera responder, ya sea comparando precios por porción, por peso o por calorías", expone la fundación.
En todos estos casos, las conclusiones se basarán en promedios y siempre será posible encontrar ejemplos de artículos individuales que son saludables y baratos, y artículos menos saludables que son caros.
"Sin embargo, esto no niega el hallazgo de que, en promedio, los alimentos más saludables comúnmente consumidos en la canasta del Índice de Precios al Consumidor son más caros que los menos saludables, caloría por caloría", aclara la organización.
Por ende, el informe anual Broken Plate de la Food Foundation "hace un balance del sistema alimentario y los entornos alimentarios en los que vivimos, centrándose en áreas donde la intervención del gobierno puede mejorar la salud pública".
Con esto en mente, la mejor manera de comparar la asequibilidad de alimentos saludables y menos saludables "es comparar las calorías, ya que nos da una buena idea de la calidad de las dietas y el sustento que proporcionan los alimentos", señalan.
De acuerdo con la Food Foundation, otras medidas son más útiles cuando se intenta identificar posibles sustituciones que pueden realizar y explorar las opciones de los consumidores (su informe proporciona una buena descripción de los diferentes métodos y sus respectivas aplicaciones).
Además del coste de los diferentes alimentos, hay otros factores que afectan los alimentos que las personas pueden permitirse.
"Es posible que los consumidores estén preocupados por el desperdicio, las facturas de combustible o tengan instalaciones de cocina limitadas para preparar o almacenar alimentos (muchos hogares no tienen congeladores), lo que hace que las comidas preparadas baratas sean una opción mejor y más asequible, pero menos saludable", indican.
Además, recuerdan que el tiempo para preparar comidas desde cero también es una consideración importante, en particular para los hogares de bajos ingresos que pueden tener múltiples trabajos, u horarios de trabajo impredecibles y responsabilidades de cuidado significativas además del trabajo.
"La zona en la que vivimos también influye mucho en los alimentos que están disponibles para nosotros; muchas áreas desfavorecidas son 'desiertos alimentarios' donde se puede conseguir fruta y verdura a un precio asequible al menos a un viaje en autobús de distancia", detalla la fundación.
La disparidad de precios entre alimentos saludables y no saludables, y el hecho de que esta brecha se esté ampliando, "es profundamente preocupante y es solo un indicador de que nuestro sistema alimentario actualmente no está sirviendo bien a nuestros ciudadanos", añaden.
"Esto resalta la necesidad de intervenciones que cambien los incentivos en el sistema y hagan que las opciones más saludables sean las más asequibles para todos", concluyen.