Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte en todo el mundo, y una de las principales responsables de estas es la trombosis, que ocurre cuando las plaquetas se activan en exceso y forman trombos plaquetarios. Este fenómeno está detrás de eventos tan graves como el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular.
Si bien existen tratamientos farmacológicos para prevenir dichos eventos, como los fármacos antiplaquetarios, el riesgo de trombosis sigue siendo elevado debido a la presencia de un "riesgo isquémico residual".
Un estudio reciente liderado por el profesor Junbo Ge, de la Universidad de Fudan, de Shangai, ha arrojado luz sobre una posible solución no farmacológica a este problema: el ayuno intermitente (AI). Este patrón dietético, que alterna períodos de alimentación con fases de ayuno, ha demostrado tener múltiples beneficios metabólicos, incluyendo la mejora de enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes y la pérdida de peso.
Sin embargo, un dato no menor es que también podría ser clave en la reducción de la activación plaquetaria y la formación de trombos, lo que a su vez disminuiría el riesgo de eventos cardiovasculares.
El estudio realizado por Ge y su equipo aporta una novedad crucial: “el ayuno intermitente modula la microbiota intestinal, lo que lleva a un aumento en los niveles de un metabolito conocido como ácido indol-3-propiónico (IPA)”. Este compuesto, producido por la flora intestinal a partir del triptófano, hasta ahora se conocía por sus propiedades antiinflamatorias, pero se ha descubierto que tiene un papel aún más relevante en la activación plaquetaria.
"El IPA elevado en plasma inhibe la activación plaquetaria mediante la interacción con el receptor X de pregnano (PXR) en las plaquetas", explica el estudio. Esta interacción suprime varias vías de señalización cruciales para la activación plaquetaria y como resultado, se reduce la formación de trombos y la hiperreactividad plaquetaria, factores esenciales en la progresión de la aterosclerosis coronaria.
Este hallazgo fue confirmado tanto en estudios con pacientes humanos con enfermedad de la arteria coronaria como en modelos experimentales con ratones deficientes en apolipoproteína E. Los resultados mostraron que el ayuno intermitente no solo modula la microbiota intestinal, sino que también alivia significativamente la lesión por isquemia-reperfusión en el cerebro y el corazón, reduciendo así el daño provocado por los episodios de trombosis.
Lo más innovador de este descubrimiento es que ofrece una estrategia no farmacológica para reducir el riesgo de trombosis y, en consecuencia, de enfermedades cardiovasculares. Si bien el tratamiento con fármacos antiplaquetarios es común, el estudio sugiere que una intervención dietética, como el ayuno intermitente, podría ser igualmente efectiva, sino más, al atacar la causa subyacente de la hiperreactividad plaquetaria.
"Estos hallazgos abren una nueva vía para la prevención de enfermedades cardiovasculares, mostrando que el patrón de alimentación puede tener efectos profundos sobre la salud cardiovascular más allá de los cambios metabólicos ya conocidos", concluyen los investigadores.
Este estudio marca un avance significativo en nuestra comprensión de cómo los patrones dietéticos, como el ayuno intermitente, pueden influir en la activación plaquetaria y la formación de trombos.
La relación entre la microbiota intestinal, los metabolitos y la activación plaquetaria es un área emergente de investigación, y los resultados de este trabajo subrayan el potencial de las intervenciones no farmacológicas en la prevención de enfermedades cardiovasculares, un enfoque que podría tener un impacto enorme en la salud global.
Aunque el ayuno intermitente sigue siendo un campo de estudio relativamente nuevo en la investigación cardiovascular, estos hallazgos representan una oportunidad para explorar su uso como una herramienta preventiva eficaz, que podría ayudar a reducir la incidencia de eventos cardíacos y cerebrovasculares sin los efectos secundarios asociados con los tratamientos farmacológicos tradicionales.
El estudio realizado por el equipo de Ge no solo ofrece una nueva esperanza para aquellos en riesgo de enfermedades cardiovasculares, sino que también resalta la importancia de la salud intestinal como un factor clave en la prevención de enfermedades graves. En un mundo donde las intervenciones farmacológicas a menudo dominan la medicina, este enfoque basado en la dieta abre un nuevo horizonte para el tratamiento y la prevención de la trombosis.