Los utensilios realizados con bambú se suelen comercializar como una alternativa sostenible a los plásticos de un solo uso, fabricados con materias primas de carbono fósil. Sin embargo, estos materiales han llamado la atención debido a posibles problemas de seguridad, por ejemplo, debido a la migración de melamina.
De hecho, es destacable que la mayoría de los productos etiquetados como de bambú (o de origen vegetal) se fabrican con resina de melamina-formaldehído como aglutinante. A su vez, el bambú, u otras fibras o polvos de origen vegetal, solo sirven como aditivos estructurales y de refuerzo (rellenos).
En esta línea, la investigadora checa Kamila Bechynska ha publicado, junto a otros compañeros, un artículo en que demuestran que la melamina sigue estando ampliamente presente en los materiales en contacto con alimentos (MCA) declarados como fabricados con bambú. Concretamente, los investigadores detectaron melamina y sus derivados en 20 de 21 muestras etiquetadas como de bambú, así como en 2 de 12 fabricadas con otras materias primas de origen biológico. Además, la migración de melamina superó los límites legales de la Unión Europea (UE) en 6 de los productos.
Para llegar a este resultado, Bechynska y sus coautores realizaron un análisis no dirigido de un total de 33 extractos de materiales en contacto con alimentos de origen biológico procedentes de la República Checa, el Reino Unido y China. De los 33 MCA, 21 estaban hechos de bambú y 14 estaban destinados a niños.
Así, identificaron provisionalmente 79 compuestos, 55 de los cuales eran metabolitos vegetales. Los 24 compuestos restantes incluían ftalatos, la surfactante trietanolamina (CAS 102-71-6), varios residuos de pesticidas y micotoxinas, además de melamina y sus residuos. El análisis dirigido de 442 pesticidas confirmó la presencia más frecuente de cloruros de benzalconio, aunque también se detectaron insecticidas y fungicidas. En este marco, los autores destacan la importancia de evaluar la seguridad de la vajilla de origen biológico antes de comercializarla.
Asimismo, para este estudio, se prepararon extractos de muestras trituradas o cortadas de los MCA con isooctano, etanol y ácido acético al 3 % y se aplicaron a un cribado no dirigido mediante cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas en tándem de alta resolución (UHPLC-HRMS/MS) para el análisis químico. También se realizaron pruebas de migración con ácido acético al 3%, jugo de naranja y té de limón caliente a 70 °C durante 2 horas, y se analizaron las migraciones para detectar residuos de melamina y pesticidas.
En la UE, el reglamento sobre materiales plásticos en contacto con alimentos limita la migración específica de melamina (CAS 108-78-1) y formaldehído (CAS 50-00-0) a 2,5 y 15 mg/kg de alimento, respectivamente, aunque se han notificado varios casos de migración de melamina por encima del límite legal. Ahora bien, el formaldehído está clasificado como cancerígeno y la melamina como posiblemente cancerígeno para los humanos. Además, la melamina se ha asociado con efectos sobre el sistema urinario y toxicidad reproductiva. Ante esto, el gobierno canadiense ha publicado un alcance de gestión de riesgos revisado para la melamina con el fin de reducir la exposición a este compuesto a partir de los MCA.
Además, en 2021, la UE prohibió el uso de bambú y otros componentes de origen vegetal como aditivos en los MCA de plástico. Y, finalmente, lanzó un Plan de Acción de Cumplimiento para garantizar que el bambú y otros aditivos vegetales ilegales no se comercialicen en la comunidad europea.