El término "resfriado" se refiere a varias enfermedades respiratorias comunes en las estaciones más frías, causadas principalmente por infecciones virales altamente contagiosas. Los síntomas del resfriado generalmente se manifiestan dos o tres días después de la infección, incluyendo congestión nasal, mucosidad excesiva, inflamación de los senos paranasales, estornudos, dolor de garganta, tos y dolor de cabeza. La recuperación toma alrededor de una semana, pero puede extenderse a dos semanas.
En adultos, el resfriado generalmente presenta síntomas leves que afectan el sistema respiratorio superior, como dolor de garganta y secreción nasal. Sin embargo, en niños y pacientes inmunocomprometidos, los resfriados pueden provocar infecciones de las vías respiratorias inferiores y complicaciones potencialmente graves (es decir, bronquitis y neumonía).
Los resfriados son la enfermedad infecciosa más prevalente a nivel mundial, a menudo como resultado de agentes virales, con más de doscientas cepas identificadas. Los rinovirus representan el 30-35% de los resfriados en adultos, alcanzando su punto máximo en otoño, primavera y verano, mientras que los coronavirus son más comunes en invierno y principios de la primavera. Las enfermedades relacionadas con el resfriado afectan significativamente las actividades diarias y la calidad de vida, poniendo en peligro la salud física y mental. También contribuyen a problemas sociales, como el aumento de los costos de la atención médica, la reducción de la productividad y las pérdidas económicas por ausentismo laboral.
El intestino alberga más del 70% de las células inmunes y sus conexiones con la microbiota intestinal son cruciales para el desarrollo de la inmunidad innata y adaptativa y para mantener la tolerancia inmune. La investigación sobre la microbiota intestinal ha revelado sus complejas interacciones con los sistemas nervioso central, endocrino e inmunológico. Los microorganismos intestinales realizan funciones fisiológicas esenciales, ayudando a la bioconversión de los componentes de los alimentos y produciendo varias moléculas bioactivas (por ejemplo, ácidos grasos de cadena corta, vitaminas y neurotransmisores). Estas moléculas mejoran las respuestas inmunes y endocrinas y ofrecen protección contra la colonización de patógenos.
En este contexto, los probióticos se proponen como una medida de apoyo para aliviar los síntomas asociados con las enfermedades relacionadas con el resfriado. La evidencia indica que los probióticos pueden ayudar a restablecer el equilibrio del microbioma intestinal y sintetizar bacteriocinas, que inhiben los patógenos dañinos. Las bacteriocinas exhiben efectos inmunomoduladores significativos, promueven citocinas antiinflamatorias e inhiben proinflamatorias. A pesar de esto, los efectos inmunorreguladores de los probióticos parecen estar parcialmente relacionados con sus componentes bacterianos.
Las cepas probióticas específicas, Lactiplantibacillus plantarum PBS067, Lactobacillus acidophilus PBS066 y Bifidobacterium animalis subsp. lactis BL050, mostraron resultados alentadores in vitro debido a sus propiedades antimicrobianas, notables efectos antiinflamatorios, capacidad de adherirse al epitelio intestinal y actividad antioxidante. Además, esta composición probiótica se investigó para evaluar los efectos sobre el sistema inmunitario de voluntarios de edad avanzada durante el invierno. La mejora se destacó por una reducción en la incidencia de síntomas de enfermedades infecciosas comunes, la estimulación del sistema inmunitario intestinal y la modulación de la respuesta del sistema inmunitario del tracto respiratorio.
Aprovechando esta información, un nuevo estudio se propuso el objetivo de evaluar la eficacia clínica de un suplemento alimenticio que incluye una combinación de cepas probióticas (L. plantarum PBS067, L. acidophilus PBS066, B. lactis BL050) para tratar los síntomas del resfriado en personas sanas y determinar su impacto en la mejora de la respuesta inmunitaria.
Para ello, 65 voluntarios sanos (rango de edad: 18-44 años) se dividieron aleatoriamente en dos grupos: 40 recibieron el tratamiento probiótico (con vitaminas y agentes de carga) y 25 recibieron placebo (vitaminas y agentes de carga solamente) durante 12 semanas. Los síntomas del resfriado y la inflamación sistémica se evaluaron en tres puntos temporales (línea base, postratamiento y 6 semanas después del tratamiento).
Los resultados indicaron una disminución significativa de los síntomas del resfriado en el grupo probiótico en el postratamiento (T1) y 6 semanas despues del mismo (T2). Además, los investigadores observaron que los participantes tratados con probióticos tuvieron una duración significativamente más corta de los síntomas del resfriado que los que recibieron placebo, con una duración media del resfriado del 4,5% en el grupo probiótico frente al 6,7% en el grupo placebo, lo que corresponde a una reducción del 32,7%. “Otros estudios también han informado duraciones más cortas de los síntomas del resfriado en sujetos tratados con probióticos”, agregan.
Asimismo, evaluaron el efecto de la ingesta de probióticos en los síntomas de resfriado más prevalentes, es decir, fiebre y dolor muscular. “En nuestro estudio, en T1 se observó fiebre en 8 de 40 individuos en el grupo Probiótico y 7 de 25 individuos en el grupo Placebo, mostrando que el 28% de los que recibieron el placebo experimentaron episodios de fiebre, en comparación con el 20% de los participantes que tomaron la formulación probiótica”, comentan los autores.
Sin embargo, destacan que, en T2, después del período de seguimiento, la diferencia entre los dos grupos se redujo. Específicamente, 5 de 40 sujetos (12.5%) en el grupo Probiótico y 3 de 25 sujetos (12%) en el grupo Placebo informaron episodios de fiebre.
Los hallazgos también indicaron una diferencia significativa en la prevalencia del dolor muscular entre los dos grupos. En T1, con solo el 20% de los participantes en el grupo Probiótico (8 de 40) experimentando dolor muscular, en comparación con el 44% en el grupo Placebo (11 de 25). “Esto sugiere que los probióticos podrían proporcionar alivio del dolor muscular durante los resfriados”, explican. De igual manera, la diferencia en el dolor muscular entre los grupos disminuyó en T2, similar a lo observado con los síntomas de fiebre. En este punto, el 17,5% del grupo probiótico (7 de 40) y el 20% del grupo placebo (5 de 25) informaron dolor muscular
Un aspecto que resulta relevante es que solo el 25% del grupo Probiótico requirió tratamiento para resfriados frente al 40% del grupo Placebo. Además, el 42,5% de los participantes en el grupo Probiótico no reportaron síntomas de resfriado, en contraste con solo el 24% en el grupo Placebo. Según el nuevo estudio, “esto sugiere que los probióticos pueden disminuir efectivamente la necesidad de tratamiento farmacológico y aliviar los síntomas del resfriado".
Las diferencias más notables entre todos los parámetros analizados entre los dos grupos ocurrieron en el postratamiento (T1) ya que para las 6 semanas posteriores (T2), estas diferencias disminuyeron. Explican que esta situación indica “una posible relación dependiente de la dosis donde la efectividad de los probióticos puede disminuir con el tiempo después de suspender la suplementación”. Además, agregan que “este cambio se puede atribuir al fin de la suplementación con probióticos (ya que el seguimiento se realizó seis semanas después de finalizado el tratamiento) y a la conclusión de la temporada de gripe”.
En T1, la citocina proinflamatoria IFN-γ disminuyó en el grupo Probiótico en relación al inicio del tratamiento (T0), y aumentó en el grupo Placebo vs. T0. De esta manera, los expertos comentan que “los probióticos pueden desempeñar un papel en la modulación de la respuesta inmune durante infecciones virales y bacterianas al influir en los niveles de citocinas”. Las bacterias del ácido láctico (BAL) proporcionan efectos beneficiosos a través de sus interacciones con las células epiteliales intestinales del huésped. “Los lactobacilos y las bifidobacterias son miembros de este grupo, predominantemente residentes en el tracto intestinal, donde mejoran la respuesta inmunitaria del huésped contra las infecciones virales”, dejan ver.
En conclusión, la combinación probiótica compuesta por Lactiplantibacillus plantarum PBS067, Lactobacillus acidophilus PBS066 y Bifidobacterium animalis subsp. lactis BL050 demostró su capacidad para aliviar los síntomas del resfriado y disminuir los niveles de citocinas proinflamatorias. Los investigadores concluyen que “esta formulación probiótica podría modular la respuesta inmunitaria, lo que sugiere un posible efecto antiinflamatorio a través de múltiples vías”. Sin embargo, advierten que “se requieren estudios adicionales con una muestra más amplia de pacientes para corroborar los datos aquí presentados”.