En los últimos años, ha aumentado el interés por la influencia de la nutrición materna durante el embarazo en el desarrollo de enfermedades no transmisibles en la descendencia. De hecho, la dieta de la mujer durante el embarazo ejerce un efecto importante en el ambiente intrauterino, influyendo en el crecimiento y desarrollo fetal.
Sin embargo, la evidencia sugiere que el estado metabólico materno también podría ejercer efectos sobre la incidencia de enfermedades metabólicas, alérgicas e inflamatorias en la infancia, Que la nutrición puede inducir modificaciones fenotípicas en el feto se ha reconocido desde mediados del siglo pasado, a través de un mecanismo que ahora se denomina "epigenético".
Se ha demostrado que una dieta mediterránea materna (MedDiet, por sus siglas en inglés) reduce las complicaciones perinatales y previene enfermedades alérgicas e infecciosas en los hijos. Un análisis previo realizado detectó una asociación entre una intervención nutricional basada en MedDiet al inicio del embarazo y una disminución en las tasas de ingresos hospitalarios en niños de 2 años diagnosticados con bronquiolitis/asma o cualquier evento adverso que requiriera antibióticos y/o corticosteroides, pero no se encontraron diferencias en las tasas/prevalencia de estas enfermedades.
Si bien, la influencia de la lactancia materna, la adherencia al calendario de vacunación obligatorio y la socialización temprana en guarderías pueden enmascarar la influencia de la nutrición durante el embarazo en la salud de la descendencia.
Es por ello que los investigadores Laura del Valle, Verónica Melero, Rocío Martín O'Connor, Ana Ramos-Levi, Ana Barabash, Johanna Valerio, Paz de Miguel, José Ángel Díaz Pérez, Cristina Familiar Casado, Inmaculada Moraga Guerrero, Inés Jiménez-Varas, Clara Marcuello Foncillas, Mario Pazos, Miguel A. Rubio-Herrera, Isabelle Runkle, Pilar Matía Martín y Alfonso L. Calle-Pascual, del Departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid; Andrés Bodas, del Departamento de Pediatría del mismo hospital; y Bricia López-Plaza, de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, buscaron evaluar el estado de salud de los hijos de la cohorte de prevención de diabetes gestacional de St. Carlos a los seis años del parto.
El estudio partió de la hipótesis de que una intervención nutricional basada en la Dieta Mediterránea durante el embarazo, suplementada con aceite de oliva virgen extra (AOVE) y frutos secos, se asocia con mejores resultados de salud en los niños a los 6 años, en comparación con aquellos cuyas madres siguieron una dieta similar sin la suplementación mencionada.
De un total de 2228 mujeres embarazadas evaluadas entre 2015 y 2017 en la cohorte St. Carlos, 1292 mujeres pertenecientes al grupo de intervención (GI) realizaron una MedDiet suplementada con aceite de oliva virgen extra (AOVE) y frutos secos desde el inicio del embarazo. El grupo control (GC) consistió en 516 mujeres embarazadas a las que se les recomendó seguir una MedDiet restringida en grasas. Se aplicó el cuestionario modificado de 12 puntos para la adherencia a la dieta mediterránea (MEDAS). Se analizaron un total de 1808 niños a los 6 años posparto. Todas las mujeres de ambos grupos recibieron las mismas recomendaciones nutricionales posparto que el GI durante el embarazo.
El análisis de los resultados mostró que una mayor adherencia materna a la dieta mediterránea durante el embarazo se asocia con una reducción de las tasas de bronquiolitis y dermatitis atópica en la descendencia. Además, los niños del grupo intervención (IGC, según las siglas en inglés) presentó menos episodios que requirieron tratamiento farmacológico, así como una estancia hospitalaria más corta tras los ingresos médicos.
“Estos resultados podrían sugerir que la calidad de la dieta materna al inicio del embarazo influye no solo en la susceptibilidad del niño a infecciones o autoinmunidad, sino también en la gravedad de las afecciones clínicas, si estas se desarrollan”, comentan los expertos.
El estudio utiliza información sobre la dieta materna recopilada durante el embarazo, en lugar de hacerlo de forma retrospectiva, sino que también evalúa la influencia de posibles factores de confusión como la lactancia materna exclusiva y complementaria y la introducción de alimentos. Tanto el sesgo como el calendario de vacunación obligatoria se completaron en ambos grupos de forma similar, por lo cual los expertos explican que no afectaron a los resultados. Por otro lado, identificaron que los IGC que asistieron a la guardería fueron más numerosos y comenzaron a una edad más temprana, lo que coloca a los IGC en un mayor riesgo de susceptibilidad a la infección.
Los autores han intentado dilucidar si existe un punto de corte óptimo en la puntuación MEDAS que se traduzca en protección para la salud de los hijos. “Tomando una puntuación MEDAS de 3 o menos como categoría de referencia, nuestro estudio concluye que cualquier aumento en la puntuación MEDAS se asocia con una reducción en las tasas de bronquiolitis y dermatitis atópica”. Así, “aquellos con alta adherencia, alcanzando al menos una puntuación de 8 puntos, presentaron una reducción del 25 % y del 18 % en las tasas de bronquiolitis y dermatitis atópica, respectivamente”, subrayan. Además, mencionan que “una mejora en la función respiratoria por cada punto de aumento en la escala MEDAS, a partir de 4 puntos”.
Se sabe que el aceite de oliva extra virgen (AOVE) es una fuente rica en ácidos grasos monoinsaturados y se ha asociado con una mejora del perfil inflamatorio. Los frutos secos son ricos en ácidos grasos insaturados y otros componentes fitoquímicos que también ejercen posibles efectos beneficiosos sobre los perfiles inflamatorios y la inmunidad. “Dos revisiones recientes asocian el consumo de AOVE con una mayor adherencia a la DietaMed, estos resultados coinciden con nuestros hallazgos”, recoge el nuevo artículo.
Los beneficios para la salud de los hijos fueron más marcados al ser medidos a los 6 años que cuando se estudiaron los mismos niños a los 2 años de edad. Explican que, la diferencia entre los hallazgos a los 2 y 6 años podría estar relacionada, al menos en parte, con la protección inmunitaria conferida a los niños más pequeños por la lactancia materna y la estimulación inmunitaria por la vacunación y la guardería, enmascarando así el efecto beneficioso de la dieta gestacional materna. De hecho, durante los primeros 2 años de vida, la lactancia materna podría ejercer una mayor influencia en la salud del niño que la dieta de la madre durante el embarazo.
Además, agregan que los efectos beneficiosos observados en el IGC también pueden estar relacionados con una reducción en la tasa de diabetes mellitus gestacional. De hecho, se sabe que esta patología afecta negativamente a la salud de la descendencia. Sin embargo, advierten que cuando se analizan los datos según el estado de tolerancia a la glucosa durante el embarazo, no se encuentran diferencias significativas en las tasas de estas enfermedades.
Los hallazgos de este estudio tienen importantes implicaciones clínicas ya que refuerzan la necesidad de promover estrategias reforzadas de DietMed desde el inicio del embarazo, no solo para prevenir complicaciones maternas y neonatales, sino también para mejorar los resultados de salud a largo plazo en la descendencia.
En base a los resultados obtenidos, los investigadores sugieren que el objetivo en las mujeres desde el inicio del embarazo debe ser una puntuación MEDAS de al menos 8 puntos para mejorar los resultados de salud en la descendencia.
En resumen, pequeños aumentos en la puntuación MEDAS se asocian con una menor tasa de bronquiolitis y atopia a los 6 años y una tendencia no significativa a la reducción en la tasa de otras enfermedades. Estos hallazgos sugieren que podría haber beneficios adicionales para la salud de los hijos en cuanto a otras enfermedades infecciosas y autoinmunes a edades más avanzadas.
“El consumo de AOVE y frutos secos no solo no debería restringirse durante el embarazo, sino que su consumo se asocia con una mayor adherencia al patrón mediterráneo, con beneficios para la salud de la descendencia hasta al menos los 6 años”, rematan.