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Revelan la velocidad con la que las comidas ricas en grasas provocan inflamación silenciosa en el cuerpo

Revelan la velocidad con la que las comidas ricas en grasas provocan inflamación silenciosa en el cuerpo

Las dietas ricas en grasas son un doble golpe para la barrera intestinal porque no solo promueven la inflamación, sino que también deshabilitan la capacidad del cuerpo para combatirla
Revelan la velocidad con la que las comidas ricas en grasas provocan inflamación silenciosa en el cuerpo
Las grasas insaturadas, como las que se encuentran en los frutos secos y los aguacates, en realidad hacen lo contrario.

Un estudio dirigido por WEHI se ha convertido en el primero en el mundo en descubrir los efectos inmediatos de una dieta alta en grasas en la salud intestinal.

 

El análisis preclínico descubrió que incluso unas pocas comidas ricas en grasas saturadas pueden causar inflamación en el cuerpo, a pesar de que los síntomas físicos (en forma de inflamación crónica) pueden tardar años en aparecer.

 

Dichos hallazgos históricos son los primeros en mostrar con qué rapidez los alimentos que comemos pueden afectar nuestras defensas intestinales, allanando el camino para futuras intervenciones que podrían mejorar la salud intestinal y abordar la inflamación crónica.

 

Una amenaza silenciosa para la salud intestinal


Aproximadamente uno de cada tres australianos vive actualmente con una enfermedad inflamatoria crónica, como la enfermedad celíaca, la enfermedad inflamatoria intestinal y la artritis reumatoide. Pero aún se desconoce en gran medida cómo surge esta inflamación y causa la enfermedad.

 

El Dr. Cyril Seillet, autor principal del artículo, afirma que los hallazgos del equipo fueron un avance significativo que podría ayudar a identificar cómo se produce la inflamación crónica en su origen.

 

“Hemos demostrado que cada comida que consumimos afecta activamente nuestra salud intestinal. Cuantas más grasas saturadas consumimos, más inflamación se acumula, debilitando gradualmente nuestras defensas intestinales y aumentando nuestra susceptibilidad a la inflamación crónica. Pero esta acumulación de inflamación es inicialmente silenciosa y permanece oculta en nuestros cuerpos hasta años después, cuando puede presentarse como inflamación crónica”, asegura el Dr. Seillet.

 

Los investigadores pudieron detectar cambios microscópicos en la salud y función intestinal de los ratones incluso después de unas pocas comidas ricas en grasas, a pesar de que los ratones carecían de síntomas visibles de inflamación, como aumento de peso.

 

"Esto demuestra con qué facilidad puede desarrollarse la inflamación sin señales de advertencia inmediatas", señala el Dr. Seillet.

 

Si bien las comidas ocasionales ricas en grasas no dañan la barrera protectora intestinal, una dieta alta en grasas saturadas constante sienta las bases para la aparición de inflamación intestinal crónica en el futuro.

 

Primera vez que muestran el impacto de las grasas en una proteína crucial


En el estudio, uno de los autores y profesor jefe del laboratorio WEHI, Stephen Nutt, los investigadores también encontraron que la exposición a corto plazo a dietas ricas en grasas puede reducir la producción de IL-22, una proteína crucial que ayuda a controlar la inflamación intestinal. Es la primera vez que se demuestra el rápido impacto de las dietas ricas en grasas sobre esta proteína.

 

Otro de los autores del artículo, Le Xiong, indica que las dietas ricas en grasas son un doble golpe para la barrera intestinal porque no solo promovían la inflamación, sino que también deshabilitaban la capacidad del cuerpo para combatirla.

 

“La IL-22 es una proteína crucial para la salud y la protección intestinal. Sin ella, el intestino pierde su capacidad para prevenir la inflamación”, explica Le Xiong. “Solo se necesitaron dos días de consumo de alimentos ricos en grasas para que los ratones perdieran sus reservas de IL-22 y tuvieran una función intestinal deteriorada", enfatiza. 

 

A pesar de que se les quitaron las capacidades de protección intestinal, los ratones aún se veían saludables, lo que demuestra cómo la salud intestinal puede verse comprometida mucho antes de que aparezcan los síntomas visibles.

 

Las grasas insaturadas hacen lo contrario

 

El equipo observó que mientras que las grasas saturadas suprimen la producción de IL-22, las grasas insaturadas, como las que se encuentran en los frutos secos y los aguacates, en realidad hacen lo contrario y aumentan la producción de la proteína, un patrón que los investigadores creen que se replicaría en los humanos.


Los investigadores pudieron reconstruir la función intestinal de los ratones en el estudio al restaurar sus niveles de IL-22, lo que resalta el potencial de crear una intervención terapéutica que también pueda restaurar la salud intestinal en los humanos. Pero los científicos quieren centrarse primero en formas de aumentar naturalmente los niveles de IL-22.

 

El equipo espera que sus hallazgos influyan en las pautas dietéticas que enfatizan la importancia de incorporar grasas insaturadas en las dietas para aumentar naturalmente la protección intestinal, al tiempo que promueven mejores estrategias basadas en la nutrición para las personas en riesgo de enfermedades inflamatorias crónicas.

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