Un estudio piloto realizado por investigadores de Michigan Medicine descubrió que la dieta mediterránea puede brindar un alivio de los síntomas en las personas con síndrome de intestino irritable (SII). Los participantes fueron distribuidos aleatoriamente en dos grupos, uno que seguía la dieta mediterránea y el otro que seguía la dieta baja en FODMAP, una dieta restrictiva común para el SII.
En el grupo de dieta mediterránea, el 73% de los pacientes cumplieron el criterio de valoración principal de mejoría de los síntomas, frente al 81,8% en el grupo bajo en FODMAP.
Se estima que el síndrome del intestino irritable afecta entre un 4 y un 11 % de todas las personas, y la mayoría de los pacientes prefieren las intervenciones dietéticas a la medicación. La dieta baja en FODMAP produce una mejoría de los síntomas en más de la mitad de los pacientes, pero es restrictiva y difícil de seguir.
Investigaciones previas sobre dietas alternativas más accesibles condujeron a la propuesta “FODMAP simple”, que intentó restringir únicamente los grupos de alimentos del acrónimo FODMAP que tienen más probabilidades de causar síntomas. “Las dietas restrictivas, como las bajas en FODMAP, pueden ser difíciles de adoptar para los pacientes”, menciona Prashant Singh, autor principal del artículo.
Además del costo y la larga duración de una dieta baja en FODMAP, existen preocupaciones sobre las deficiencias nutricionales y los trastornos alimentarios al probarla. Es por ello que, la dieta mediterránea interesó como una alternativa dado que no es una dieta de eliminación y que supera varias de estas limitaciones.
La dieta mediterránea ya goza de popularidad entre los médicos por sus beneficios para la salud cardiovascular, cognitiva y general. Sin embargo, investigaciones previas sobre su efecto en el síndrome del intestino irritable (SII) habían arrojado resultados contradictorios. En este estudio piloto, a dos grupos de pacientes se les proporcionó una dieta mediterránea o la fase de restricción de una dieta baja en FODMAP durante cuatro semanas.
El criterio de valoración principal fue una reducción del 30% en la intensidad del dolor abdominal, según el estándar de la FDA, después de cuatro semanas. A todos los pacientes incluidos se les diagnosticó SII-D (diarrea) o SII-M (síntomas mixtos de estreñimiento o diarrea).
Este fue el primer ensayo controlado aleatorizado que comparó la dieta mediterránea con otra dieta potencial, estudios previos habían comparado la dieta mediterránea con las dietas típicas de los individuos o no eran ensayos controlados aleatorizados.
Si bien la dieta mediterránea proporcionó alivio de los síntomas, el grupo bajo en FODMAP experimentó una mayor mejoría medida tanto por la intensidad del dolor abdominal como por la puntuación de gravedad de los síntomas del SII.
Los investigadores encontraron que los resultados de este estudio piloto (que completaron 20 pacientes) son lo suficientemente alentadores como para justificar futuros ensayos controlados más amplios para investigar el potencial de la dieta mediterránea como una intervención eficaz para pacientes con SII.
“Este estudio se suma a un creciente cuerpo de evidencia que sugiere que una dieta mediterránea podría ser una adición útil al menú de intervenciones dietéticas basadas en evidencia para pacientes con SII”, afirma William Chey, coautor del artículo.
Los investigadores creen que se necesitan estudios que comparen la eficacia a largo plazo de la dieta mediterránea con los resultados a largo plazo posteriores a las fases de reintroducción y personalización de una dieta baja en FODMAP.