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Dieta equilibrada y probióticos, estrategia para mejorar la salud intestinal y metabólica en adultos mayores

Dieta equilibrada y probióticos, estrategia para mejorar la salud intestinal y metabólica en adultos mayores

La evidencia emergente sugiere que los probióticos pueden ofrecer beneficios inmunomoduladores al mejorar la inflamación de bajo grado, contrarrestar la inmunosenescencia y apoyar la salud gastrointestinal
Adulto mayor
La dieta desempeña un papel fundamental para mitigar los riesgos de enfermedades relacionadas con la edad.

El rápido envejecimiento poblacional se ha considerado un factor clave que contribuye al aumento del gasto sanitario, lo que pone de relieve la urgente necesidad de prevenir y controlar las enfermedades degenerativas crónicas asociadas al envejecimiento. Entre los diversos factores modificables, la dieta desempeña un papel fundamental para mantener la salud general y mitigar los riesgos de enfermedades relacionadas con la edad. En este contexto, una dieta equilibrada que cumpla con los niveles recomendados de ingesta de nutrientes es crucial para los adultos mayores, no solo para prevenir enfermedades crónicas, sino también para promover el bienestar general.

 

A pesar de las recomendaciones establecidas, los datos de encuestas disponibles revelan que los individuos mayores, en general, tienden a tener una ingesta insuficiente de energía y proteínas, calcio, potasio, riboflavina y vitamina A. Estas deficiencias nutricionales se ven exacerbadas aún más por los cambios relacionados con la edad en la función oral, como dificultades para masticar y tragar, que a menudo conducen a evitar ciertas texturas de alimentos y a una variedad reducida de alimentos. 

 

Paralelamente, el envejecimiento también implica una desregulación del sistema inmunitario, caracterizada por mayores niveles de biomarcadores inflamatorios como las citocinas y la proteína C reactiva (PCR), lo que contribuye a un estado de inflamación crónica de bajo grado conocido como "inflammaging". 

 

La evidencia emergente sugiere que los probióticos pueden ofrecer beneficios inmunomoduladores al mejorar la inflamación de bajo grado, contrarrestar la inmunosenescencia y apoyar la salud gastrointestinal (GI) a través de la modulación de la microbiota intestinal y el eje intestino-cerebro. Sin embargo, estos efectos pueden diferir según los grupos de edad, ya que las personas mayores muestran respuestas inmunitarias distintas a los probióticos debido a los cambios inmunológicos relacionados con el envejecimiento. 

 

Dieta para adultos mayores con o sin probióticos

 

Teniendo en cuenta estos factores interrelacionados, la insuficiencia nutricional, el deterioro de la función oral, el envejecimiento inmunológico y las posibles intervenciones dietéticas y probióticas, un nuevo estudio se propuso como objetivo investigar el efecto de una intervención comunitaria de ocho semanas que incluía una dieta equilibrada para los ancianos con o sin probióticos sobre los parámetros nutricionales y la composición de la microbiota intestinal de adultos mayores.

 

Se inscribió a un total de 48 participantes, que se asignaron aleatoriamente a dos grupos: 24 recibieron una dieta equilibrada sola (grupo dieta B) y 24 recibieron una dieta equilibrada combinada con probióticos (grupo dieta B + probióticos). 

 

La dieta equilibrada fue diseñada para ser fácil de tragar y digerir y para satisfacer las necesidades calóricas y nutricionales (especialmente proteínas, calcio y vitamina D, incluyendo otros nutrientes) de personas mayores de 65 años. Las comidas se entregaron en formato de lonchera para el almuerzo y la cena a diario. Cada comida aportaba 670 kcal para los hombres y 530 kcal para las mujeres, con base en una ingesta diaria total de 2000 kcal para los hombres y 1600 kcal para las mujeres. 

 

Se administraron simbióticos, compuestos por probióticos y prebióticos, donde cada dosis contenía 17 cepas probióticas, entre ellas Lactococcus lactis, Lactobacillus reuteri y otras 15 cepas probióticas, combinadas con prebióticos. 

 

La intervención mejoró marcadores nutricionales, inflamatorios y la microbiota  

 

Los resultados mostraron que, tanto la dieta equilibrada combinada con probióticos como la dieta equilibrada sola influyeron positivamente en la mejora de los biomarcadores sanguíneos y del microbioma intestinal en la población de edad avanzada. Los autores comentan que, dado que ambos grupos siguieron la misma intervención de dieta equilibrada, con la única diferencia en la ingesta de probióticos, “se esperaban mejoras intragrupo, mientras que no se anticiparon diferencias sustanciales entre grupos”. Esta expectativa coincide con los hallazgos posteriores a la intervención. 

 

Sin embargo, se observaron desequilibrios basales notables, ya que el grupo de dieta equilibrada + probióticos presentó un IMC, una presión arterial sistólica (PAS) y una presión arterial diastólica (PAD) más elevados. Por lo tanto, advierten que “estas diferencias basales deben tenerse muy en cuenta al interpretar los resultados”. 

 

Cambios en los biomarcadores metabólicos luego de la intervención 

 

Al examinar los biomarcadores relacionados con la diabetes, aunque la ingesta de energía y carbohidratos aumentó, la glucosa en sangre en ayunas y la hemoglobina glicosilada (HbA1c) mejoraron significativamente después de la intervención con dieta B y probióticos. Este resultado sugiere que “la intervención que implica una dieta equilibrada y probióticos es beneficiosa para controlar la diabetes en los ancianos”. Por otro lado, señalan que en el grupo que siguió solo la dieta B, se observó una mejora significativa solo en la glucosa en sangre en ayunas. 

 

“Estos resultados pueden atribuirse al impacto beneficioso del aumento de la ingesta de fibra dietética de la dieta equilibrada y los probióticos en la promoción de respuestas glucémicas más bajas”, explican los investigadores. 

 

La mejora significativa en los niveles de albúmina observada en el grupo de dieta B + probióticos es un resultado que consideran como “predecible”, dado que la albúmina es un indicador del estado nutricional. Por el contrario, el grupo que recibió solo la dieta B no mostró una mejora significativa en los niveles de albúmina.

 

En el grupo de la dieta B, se observó una mejora en el nivel de colesterol total después de la intervención. Por otro lado, el grupo de la dieta B + probióticos mostró un nivel más bajo de colesterol total, aunque el cambio no fue estadísticamente significativo. Según los autores, “esto podría deberse a que el nivel de colesterol inicial es menor que el del grupo de la dieta B”. En particular, se observó un aumento en el colesterol HDL en el grupo de la dieta B + probióticos

 

Estos hallazgos resaltan “los efectos beneficiosos de una dieta equilibrada suplementada con probióticos, particularmente en la población de edad avanzada, y subrayan la importancia de los impactos dietéticos en los perfiles lipídicos”. 

 

Efectos de la intervención sobre los marcadores inflamatorios 

 

Los niveles de PCR aumentaron ligeramente en 0,2 mg/L en el grupo de dieta B + probióticos después de la intervención de 8 semanas, pero se mantuvieron dentro del rango clínico normal (<1,0 mg/L). “Dado el IMC y la presión arterial iniciales más altos en este grupo, este aumento puede reflejar un estado inflamatorio de bajo grado comúnmente asociado con la carga metabólica”, justifica el nuevo estudio.

 

Con respecto a la IgE, ambos grupos en el presente estudio mostraron reducciones después de la intervención; sin embargo, los niveles se mantuvieron por encima del umbral normal (<100 UI/mL). “La producción de este anticuerpo puede verse influenciada por el estado nutricional, ya que una nutrición adecuada favorece la regulación inmunitaria y puede ayudar a reducir la inflamación. Por lo tanto, la disminución observada en la IgE puede reflejar un impacto beneficioso de la intervención en el equilibrio inmunitario, aunque no suficiente para normalizar los niveles”, comentan. 

 

Las concentraciones persistentemente elevadas de IgE, en particular en el grupo de la dieta B + probióticos, pueden explicarse en parte por el IMC y la presión arterial basales más elevados, ambos relacionados con respuestas de IgE mejoradas e inflamación de bajo grado. 

 

“En este contexto, la adherencia a largo plazo a una dieta equilibrada rica en nutrientes antiinflamatorios como la vitamina E y los ácidos grasos poliinsaturados n-3 puede desempeñar un papel clave en la modulación de la función inmunitaria en los ancianos”, resaltan. 

 

La microbiota intestinal tambien sufrió modificaciones tras la intervención 

 

A nivel de especie, Faecalibacteium_prausnitzii, aumentó en ambos grupos, aunque mostró un mayor aumento en el grupo de dieta B + probióticos. Esta especie es ampliamente considerada como un biomarcador de buena salud gastrointestinal. En general, Faecalibacterium, cuya población tiende a disminuir con el envejecimiento, contribuye a mantener la integridad intestinal al mejorar la barrera intestinal y ejercer efectos antiinflamatorios. 

 

Con base en los resultados del análisis, se observaron aumentos en Escherichia y Klebsiella en el grupo de dieta B + probióticos. Aunque tanto Escherichia como Klebsiella son componentes de la flora intestinal normal y desempeñan papeles en funciones como la síntesis de vitaminas y sirven como indicadores de la salud intestinal, los autores recomiendan precaución. “Esto es particularmente importante en poblaciones de edad avanzada, ya que ciertas cepas de estos géneros poseen potencial patógeno y resistencia a los antibióticos, lo que puede afectar negativamente la función inmunológica”, exponen. 

 

Los hallazgos actuales sugieren que una dieta equilibrada puede enriquecer la microbiota intestinal productora de butirato, importante para el metabolismo energético y la respuesta antiinflamatoria. Este efecto parece potenciarse con la suplementación con probióticos, que contribuye positivamente al perfil taxonómico y a la abundancia de taxones microbianos asociados a la salud en el intestino.

 

En resumen, el principal hallazgo de este estudio de intervención de 8 semanas es que una dieta equilibrada tiene un impacto beneficioso en los biomarcadores nutricionales e inflamatorios, como la glucosa en ayunas, la HbA1c, la albúmina, el colesterol total, el colesterol HDL y la IgE, así como en la composición de la microbiota intestinal. Además, la suplementación con probióticos potenció estos efectos beneficiosos, sobre todo a nivel de la microbiota intestinal. 

 

Estos resultados indican que “la combinación de una dieta equilibrada con probióticos podría ser una estrategia eficaz para mejorar la salud de la microbiota intestinal y los marcadores metabólicos asociados en adultos mayores”. Sin embargo, los investigadores finalizan su trabajo reconociendo que se necesitan ensayos clínicos futuros que empleen duraciones más largas, tamaños de muestra más grandes y diseños doble ciego para validar estos hallazgos y dilucidar los mecanismos subyacentes.

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