Una dosis diaria de almendras mejoró los marcadores de salud clave para las personas con síndrome metabólico en un reciente estudio.
Los hallazgos, publicados en Nutrition Research, demostraron que comer 58g de almendras diariamente producía signos de una mejor salud cardiometabólica e intestinal.
El estudio, realizado en EEUU, tiene relevancia ya que se estima que casi el 40 % de los estadounidenses padece síndrome metabólico, un conjunto de afecciones que aumentan significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. El síndrome metabólico también se ha vinculado recientemente con la disfunción cognitiva y la demencia.
Se considera que los pacientes tienen síndrome metabólico si presentan al menos tres de los siguientes síntomas: obesidad abdominal, presión arterial alta, niveles altos de azúcar en sangre, niveles bajos de colesterol “bueno” y niveles altos de triglicéridos.
“La evidencia sugiere que las personas con síndrome metabólico tienen tres veces más probabilidades de sufrir un infarto o un derrame cerebral y el doble de probabilidades de morir por enfermedad coronaria en comparación con las personas sin esta afección”, afirman los autores. “La mala alimentación y la inactividad contribuyen al desarrollo del síndrome metabólico, y la salud intestinal y la inflamación crónica también podrían influir”.
Los autores diseñaron un ensayo clínico de 12 semanas con dos grupos de personas de entre 35 y 60 años con síndrome metabólico. Un grupo consumía almendras equivalentes a 320 calorías al día. El otro grupo consumía galletas con el mismo valor calórico, pero sin muchas de las grasas saludables, proteínas y micronutrientes presentes en las almendras.
A las cuatro y doce semanas, las muestras de sangre de quienes consumieron almendras mostraron, como era de esperar, un aumento notable de vitamina E, un compuesto antioxidante y antiinflamatorio presente en las almendras. Tan solo una onza de almendras contiene el 50 % del valor diario de vitamina E, la mayor cantidad presente en una porción de cualquier fruto seco, recoge el trabajo.
Los investigadores también observaron cambios en otros biomarcadores de salud importantes entre las personas del grupo que consumieron almendras, como la disminución del colesterol total, el colesterol LDL (a menudo llamado colesterol "malo") y la circunferencia de la cintura. Comer almendras como refrigerio también pareció ayudar a limitar la inflamación intestinal, un indicador de salud intestinal.
“Hay muchas razones para creer que las almendras podrían beneficiar la salud intestinal. Además de vitamina E, las almendras contienen grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, fibra, polifenoles, biotina, cobre, potasio y magnesio. Se está realizando una evaluación completa del impacto nutricional de las almendras, pero los cambios observados en los niveles de colesterol sugieren que se produjo un cambio metabólico en las personas que consumían almendras a diario como refrigerio”.
La dieta de más del 90 % de los estadounidenses no cubre el requerimiento diario promedio estimado de vitamina E, señalan los expertos, y muchas personas ni siquiera se acercan a esa cantidad. La vitamina E es importante para el correcto funcionamiento de muchos órganos, nervios y músculos, y también es un anticoagulante que puede reducir la coagulación sanguínea.
"A menos que exista preocupación por las alergias a los frutos secos, es fácil recomendar un puñado o dos de almendras como un refrigerio saludable, especialmente para las personas preocupadas por su riesgo de enfermedad metabólica", concluyen.