El shilajit es una sustancia natural que se ha formado durante siglos por la descomposición gradual de ciertas plantas y la acción de microorganismos. El uso de esta sustancia se ha vuelto bastante popular recientemente por sus potenciales propiedades antioxidantes, neuroprotectoras y adaptogénicas, que se deben principalmente a su contenido de ácido fúlvico. Ahora bien, aún se necesitan estudios sólidos que evidencien la eficacia de este musgo tonificante y antioxidante, procedente del Himalaya.
Como curiosidad, hay que mencionar que el término “shilajit” se traduce en sánscrito como "conquistador de montañas y destructor de la debilidad", si bien en textos ayurvédicos clásicos se utilizaba el nombre de "shilajatu". Como hemos mencionado previamente, el shilajit surge mediante la descomposición de material vegetal de especies, como es el caso de Euphorbia royleana y Trifolium repen.
El shilajit se compone principalmente de sustancias húmicas, incluido el ácido fúlvico, que representan alrededor del 60 % al 80 % del compuesto nutracéutico total, más algunos oligoelementos (como el selenio, con propiedades antienvejecimiento).
Cabe destacar que últimamente se ha explorado el uso de shilajit por sus posibles aplicaciones en la salud neurológica, el apoyo metabólico y las intervenciones antienvejecimiento. Más específicamente, se ha estudiado por su potencial como suplemento dietético para prevenir el Alzheimer.
Aun así, los investigadores recuerdan que, considerando el impacto previsto de las aplicaciones del shilajit en el campo de la medicina, especialmente en las ciencias neurológicas, se requieren más investigaciones a nivel biológico básico y, sin duda, ensayos clínicos bien desarrollados, para comprender cómo actúan sus principios activos a nivel molecular y celular.
Por otra parte, los beneficios para la salud reportados del shilajit incluyen también mayor energía y resistencia, niveles elevados de testosterona y apoyo para el sistema inmunitario y la desintoxicación. Sin embargo, estas afirmaciones se basan principalmente en siglos de uso ayurvédico y evidencia anecdótica, mientras que la validación científica sigue siendo limitada.
En otra línea, aunque estudios preclínicos han reportado los efectos antidiabéticos, espermatogénicos e inmunomoduladores del shilajit, se necesitan ensayos clínicos controlados a gran escala en humanos para establecer su eficacia. Además, en algunos casos aislados, se han reportado eventos adversos, como embolia pulmonar, relacionados con ciertos componentes de los suplementos, lo que resalta la importancia de realizar más investigaciones sobre el shilajit.
Si bien estudios científicos modernos respaldan ciertas actividades antioxidantes, antiinflamatorias y neuroprotectoras asociadas al shilajit, la mayoría de las cuales se atribuyen al ácido fúlvico. Concretamente, el ácido fúlvico es un compuesto bioactivo clave, presente en el shilajit, que es conocido por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y potenciadoras de la memoria.
Así, investigaciones recientes indican que el ácido fúlvico es un factor antiagregante de la proteína tau in vitro, lo que lo proyecta como una posible molécula contra la enfermedad de Alzheimer, tal y como se mencionaba previamente.
Ahora bien, la mayoría de los estudios que investigan el potencial terapéutico del shilajit se han realizado utilizando modelos preclínicos, mientras que los pocos estudios disponibles en humanos a menudo involucran muestras pequeñas sin controles rigurosos. Además, la falta de ensayos controlados aleatorizados a gran escala también limita la capacidad de establecer la seguridad y la eficacia en diversas poblaciones.
Por tanto, hay que tomar con cautela las afirmaciones sobre la salud de esta sustancia, al menos hasta que haya más información precisa extraída de investigaciones clínicas.
De todas formas, en cuanto a la seguridad del shilajit, diversos estudios la han evaluado y han concluido que tiene un alto grado de seguridad (tanto en los estudios de animales como en humanos). Sin embargo, la posible contaminación con metales pesados y micotoxinas, especialmente en productos sin procesar o falsificados, sigue siendo preocupante.
Además, el shilajit puede interactuar con medicamentos, como antidiabéticos, antihipertensivos y moduladores hormonales, debido a su posible impacto en los niveles de testosterona y otras hormonas. Por otra parte, el shilajit procesado, administrado en dosis de 100 a 2000 mg/día, no causa toxicidad significativa en la función hepática, renal o sanguínea. Sin embargo, se han observado efectos hormonales como el aumento de los niveles de testosterona y hormona folículo estimulante, lo que indica que las personas con afecciones sensibles a las hormonas pueden experimentar efectos adversos al tomar shilajit.
Los expertos también advierten que las afirmaciones de marketing exageradas a menudo carecen de un sólido respaldo clínico y que ciertos ingredientes en los productos "estimulantes de testosterona" pueden suprimir, en lugar de aumentar, la testosterona.
Por tanto, los expertos recomiendan consultar con un profesional antes de usar shilajit, sobre todo por las posibles interacciones y la variabilidad en la calidad del producto. Esto es, además, especialmente importante en el caso de las embarazadas, mujeres durante la lactancia o personas con problemas de salud.